I love/hate minería v2 (Sólo la minería salvará al Perú)
A raíz del post de la semana anterior, recibí por distintos medios diversas comunicaciones, pidiendo explicación sobre el termino “incentivar (ley más beneficios)” y opinando sobre el efecto positivo/negativo de la minería para nuestro Perú. Así que me permití cambiar el tema original de esta semana (“Invasión vs desarrollo urbano”) y explicar un poco más a detalle mi propuesta.
Existe vasta bibliografía a manera de libros, informes y otras publicaciones que analizan el efecto de la minería en el país.
Tenemos desde publicaciones que han elaborado modelos económicos para demostrar el increíble impacto positivo de la minería en diversos económicos del país, hasta los informes de la contaminación en ríos y perjuicio en valles agrícolas.
Colocar en una balanza todos los indicadores, opiniones y efectos, libres de paradigmas será siempre complejo y terminaremos en la discusión estéril de agua vs oro.
Como toda persona interesada en el desarrollo de mi patria, tengo una posición al respecto y considero que la minería es uno de los principales actores del crecimiento del país, al mismo tiempo como país minero que somos opino que sólo la minería puede darnos el empujón para dar un salto duradero de desarrollo y crecimiento.
Mi propuesta que seguro puede tener múltiples mejoras, tiene dos leyes relacionadas:
(i) Promulgar una ley por el cual cada operación minera sólo podrá exportar el “N”% de su producción sin valor agregado (debemos precisar técnicamente en que punto la transformación del mineral adquiere valor agregado), para lo cual se le brindará beneficios tributarios para que directa, indirectamente (a través de asociaciones o alianzas) o por encargo a terceros, instalen industrias que procedan a convertir la materia prima.
(ii) Promulgar una ley por la cual el “N %” del personal que contrate la operación minera, los contratistas y la industria transformadora sean de la región donde se realice la operación.
Los beneficios y efectos esperados serían:
- Al cumplir la (i) ley, la construcción de industrias tendría un impacto muy positivo en el sector construcción, llegarían al Perú constructoras con alta tecnificación para el tipo de industrias que se requieren.
- En el corto y especialmente en el largo plazo, los tributos generados por estos nuevos productos y su correspondiente exportación serán varias veces la recaudación actual.
- Al cumplir la (ii) ley generaría la necesidad de mano de obra capacitada, con los cual deberá crearse o trasladarse a las regiones donde esta la operación minera, una o varias universidades de corte técnico, con educación para el trabajo, que completamente alineadas a las nuevas industrias deberán formar a los nuevos técnicos y obreros. (Similar efecto por el cual los otrora campesinos noruegos de nula formación académica se capacitan para trabajar en las industrias de transformación nórdicas).
- Estas universidades o instituciones superiores deben formar para el trabajo, por ello deben estar alineadas con las industrias y sólo ofertar carreras que se necesiten. La contabilidad la seguirán llevando en Lima o en sus headquarters regionales, así que quizás no sea necesario tener esa carrera.
- Las regalías o aportes extraordinarios que realizan las mineras deben ser destinados para el cumplimiento de estas dos leyes. La municipalidad de Islay ha solicitado el día de ayer 500 millones para obras a la nueva operación minera de Tía María, que seguramente terminarán destinándose a ampliar las graderías del mercado municipal de Mollendo, lo que deberían solicitar es que a través de una institución educativa capacite a los mollendinos y tambeños para que puedan trabajar en la operación minera y eso sí tendría efectos permanentes.
- Los reclamos sociales amainarían, son muchos los ejemplos en el mundo del efecto de contratar gente de la región, los primeros fabricantes japoneses de autos que instalaron plantas de fabricación y ensamblaje en Estados Unidos, recibieron la oposición de las ciudadanos, por afectar a la industria americana, incluso si revisan la historia, alguna planta fue incendiada. Todo cambio cuando las fábricas japonesas comenzaron a contratar principalmente americanos para sus fábricas, a partir de ese momento incendiar o ir contra el trabajo de mi papá o hermano era más difícil.
La implantación debería ser gradual en el tiempo y los porcentajes ir creciendo, el efecto en nuestro país sería muy positivo.
No podemos seguir igual y esperando que nos toque un presidente con ideas diferentes, como ya existen en nuestra región latinoamericana. Es momento de proponer ideas y no criticar, es hora de hacer de nuestro país, un gran país.
@favillanueva