Mi agenda está llena para que haya una crisis la próxima semana.
La cita se atribuye a Henry Kissinger, uno de los políticos norteamericanos más influyentes en la década de los 70, fue secretario de estado y consejero de seguridad nacional en los gobiernos de Nixon y Ford siendo muy recordado en Argentina, Chile y Colombia por su influencia e interferencia en las políticas internas.
Hoy como cíclicamente sucede en nuestro país estamos otra vez en un momento de parálisis, donde el tema de inicio de conversación en todo directorio y reunión de negocios comienza con la frase “las inversiones se están parando…”.
La última crisis que recuerdo se vivió alrededor de las elecciones generales del 2011, especialmente en los meses previos a la segunda vuelta. Recuerdo salir de directorios aterrorizado al escuchar que el mundo tal como lo conocemos iba a desaparecer si era elegido el candidato anti-sistema, recuerdo también una tradicional presentación que realiza una compañía de estudios de mercado dirigida al empresariado limeño, donde se analizaron los escenarios y resultados probables en las elecciones.
En la ronda de preguntas consulté, si a estas alturas (faltaban cuatro días para la elección) era posible que una masiva campaña televisiva y de medios en general pudiera generar un cambio importante que incline la balanza, tal como ocurrió con la campaña de miedo que usaron los medios simpatizantes de Fernando Collor de Mello contra el riesgo comunista de Lula da Silva en las elecciones de 1989 en Brasil.
Grande fue mi sorpresa cuando en la tarde de esa presentación recibí consultas sobre cuáles fueron los elementos de la mencionada campaña, para replicarlo en el país, con ello comprobé que la gente tenía mucho miedo y los resultados de ventas de esos meses fueron muy malos, como muchos recordarán como consecuencia del miedo que paralizó las inversiones.
Lula perdió además de esa elección (1989), dos más, hasta las elecciones del 2012 donde llego a la presidencia junto con el jingle de campaña que decía “sem medo de ser feliz”.
Nuestro país como claramente explicaba un artículo de The Economist hace un par de días sufre “la lotería de los commodities”, el cobre y el oro, que son los principales componentes de la canasta exportadora peruana han sufrido retrocesos importantes en sus precios llevándose con ello el crecimiento sostenido del país. Colombia cuyo canasta de materia prima tiene al carbón y al petróleo, que no han sufrido un descenso de precios, ha tenido un crecimiento de 6.4% en el primer cuarto del año, convirtiéndose en el nuevo tigre del crecimiento en Latam. De allí que el artículo titula algo así como, Perú le pasa la posta a Colombia.
Pero la lotería que menciona el artículo es justamente eso, algo que puede cambiar en cualquier momento, lo que sí es lamentable es que el Perú pese a los años de crecimiento no ha logrado superar “la trampa de los recursos naturales”.
Esta misma lotería afecta y se manifiesta de distinta forma e intensidad en los distintos sectores económicos, regiones y mercados del país. Algunos departamentos tienen ad-portas inversiones muy grandes que seguramente amenguarán o harán que se superé el impacto de cualquier probable crisis nacional.
En estos casos regreso al texto de mi profesor Alejandro Indacochea, sobre Finanzas en Inflación (1992) que dice textualmente “A cada empresa le afecta en forma diferente el proceso… según cual sea su actividad, el entorno en el que se desenvuelve y la habilidad de su administración para manejar y enfrentarse a la situación. Lo único en común que tienen todas las empresas es la necesidad de revisar su actitud ante la crisis”.
Sigo viendo muchos mercado desatendidos, muchos segmentos con potencialidad y al igual que Henry Kissinger pienso que no puede haber una crisis la próxima semana, porque la agenda está llena… de oportunidades por aprovechar.