¿De qué se ríen los peruanos y por qué?
Hace poco se llevó a cabo un diálogo, muy promovido en redes sociales por cierto, de Marco Aurelio Denegri (MAD) con César Hildebrant (CH). Uno de los temas que abordaron fue la crisis de la televisión peruana, en ese contexto CH tuvo palabras muy duras con uno de los programas más recordados, queridos y venerados de la televisión peruana como fue Risas y Salsa. “…Risas y Salsa fue el programa que hizo del humor la pacotilla que es ahora en la televisión…el asesinato de Chaplin estaba implícito en ese humor…el asesinato de toda ironía, de toda fineza, de todo humorismo real estaba implícito en ese programa…el humor no estaba en risas y salsa, estaba la parodia grotesca, la caricatura gruesa, la chabacanería…” A lo que MAD replicó despectivamente diciendo que le parecía muy violenta la comparación de Chaplin con un programa como Risas y Salsa.
Asimismo MAD comentó sin embargo que en algún momento el defendió la aparición en tv de los cómicos ambulantes “…a ellos los llamaron, que más querían ellos…los directivos han visto la coyuntura, no los cómicos ambulantes…ellos dijeron esto es lo que necesitamos…”, “…porque es un asunto de rating” confirmó CH.
Si bien el objetivo de este blog es hablar sobre la importancia del humor, la diversión y la felicidad de los colaboradores y en general el buen uso de las habilidades blandas en el trabajo, esta conversación nos da pie para analizar el sentido del humor de los peruanos, considerando el ámbito de la apreciación del humor, es decir que es lo que considera gracioso o no un peruano promedio.
Partiendo de la premisa de que la televisión es el principal referente del estilo de humor aceptado por una sociedad, ¿Qué nos ha ofrecido hasta ahora la televisión peruana como humor? ¿De qué nos reímos los peruanos y porqué nos reímos de ello? ¿Cómo ha ido evolucionando el humor en el Perú? Esos serían los cuestionamientos a los que buscamos dar respuesta con este breve análisis.
En principio debemos dejar por sentado que el sentido del humor de una persona está ligado a su intelecto y por lo tanto puede moldearse, una persona culta será más exigente y crítica al momento de apreciar un determinado chiste o broma, mientras que una persona con un nivel bajo de educación y cultura no entenderá sutilezas o ironías y necesitará de un humor básico, rudo, evidente para causar risas en él o en ella. Considerando ello es de suponerse que debido a las conocidas falencias educativas en el Perú el humor que en general se acepta es el segundo, sin embargo debemos señalar que hay estilos de humor universales y geniales que pueden sobrepasar vallas culturales y socioeconómicas y llegar a todo tipo de personas, prueba de ello es la permanencia del Chavo del ocho en televisión durante décadas y, considerando un caso nacional, la de Pataclaun, programa que analizaremos más adelante.
Es cierto que el sentido del humor es subjetivo, depende de gustos personales pero también en gran parte se debe a las influencias de factores externos. Uno de los principales factores externos ha sido y es la televisión, ya que cumple una función educativa complementaria e informal en el televidente. En ese sentido creemos que haciendo un breve repaso de los programas humorísticos más exitosas de la televisión nacional de los últimos 30 años podremos entender como se ha ido formando (o deformando según considere el lector) el sentido del humor en los peruanos.
Para empezar este recorrido por la historia humorística televisiva nacional no mencionaré a un programa cómico sino a uno de concursos y amenidades, Trampolín a la Fama, conducido por Augusto Ferrando, figura creo yo fundamental en el humor del Perú, y a continuación explico porque. Augusto Ferrando durante años tuvo en Trampolín a la Fama, primero en la radio y luego en la televisión, uno de los programas más exitosos del Perú. Incluso antes de llegar a la televisión el “descubrió” y promovió a dos talentosos cómicos: El chato Barraza y Melcochita, que más allá de los gustos y críticas a sus propuestas, podría decirse que son dos instituciones del humorismo nacional. Ambos son lo que se conoce como Cuenta chistes, su propuesta humorística se basa en la gracia con la que cuentan un chiste, las muecas que hacen y el humor absurdo (sobretodo melcochita con sus famosos: no vayan, imbécil y otras palabras por el estilo). Hay que indicar además que Augusto Ferrando es el impulsor no solo de los cuenta chistes, sino también de los imitadores e incluso de los cómicos ambulantes.
El éxito de estos dos cómicos ya nos da una primera pista sobre el estilo de humor que aceptan la mayoría de peruanos: para que algo sea cómico debe tener el formato de chiste y ser contado con la mayor gracia posible, mientras más muecas, gracias, estridencias, mejor. Esto evidentemente no es exclusivo de los peruanos, en todo el mundo se hacen chistes de todo tipo y son celebrados por los que los oyen o leen, sin embargo podríamos decir que el chiste ha pasado un nivel popular masivo y no exclusivo de los cómicos, digamos que se ha devaluado el interés por ver un espectáculo en donde solo se cuentan chistes ya que prácticamente cualquiera los puede encontrar y contar.
Paralelamente a Ferrando y su Trampolín, aparece Tulio Loza, igualmente al principio en radio luego en televisión. La propuesta de Tulio Loza, incluye creación de sketches y personajes cómicos y es justamente uno de ellos el que creo que es su principal aporte (no se si positivo o negativo) al humorismo nacional, el uso del cholo como recurso humorístico, él fue el primero o al menos el primero que tuvo bastante repercusión, en recurrir al provinciano serrano migrante (Nemesio Chupaca Porongo) como herramienta para hacer reír, ese mismo recurso que hasta hoy es utilizado hasta el hartazgo con todos los cholos, cholas, mamachas y paisanas que se presentan en cuanto programa de humor o pseudo humor aparece en la televisión.
He aquí otra pista: para que algo sea considerado gracioso debe presentarse en forma de personaje cómico, y si representas a un cholo o chola muchísimo mejor. Esto tampoco es exclusivo de los peruanos, desde Chaplin pasando por Cantinflas y el chavo, los personajes cómicos suelen retratar a los “perdedores” pero “vivos”, a aquellos que están en el último nivel socioeconómico pero que le terminan sacando la vuelta a la mala suerte generando simpatía en el público. En nuestro caso ese vendría a ser el cholo o chola migrante.
Tulio Loza también crea una especie de alter ego, Camotillo el tinterillo, con el cual realiza monólogos políticos en su programa, diría que es un primer intento en utilizar el humor de palabra más reflexivo, sarcástico, con un contenido real y actual, sin embargo lamentablemente fue un intento solitario, no tuvo tanta repercusión o influencia como el uso del cholo como recurso humorístico. Los libretos de los programas de Tulio Loza en mi humilde opinión fueron de los más logrados de la televisión nacional en cuanto a humor se refiere, uno de los libretistas era nada menos que Augusto Polo Campos, así que el nivel estaba garantizado.
El año 1980 aparece Risas y Salsa, el programa más exitoso del humor nacional, la propuesta básica que utilizó fueron los sketches cómicos basados en los remates tipo “frase pegajosa” y “tortazo en la cara”, para confirmar eso basta con recordar sus sketches más exitosos: “El jefecito” protagonizado por Antonio Salim con los golpes a Felpudini y cachetada final al jefecito; “Manolo”, interpretado por Adolfo Chuiman termina con golpiza final del papá al novio, “La santa paciencia” con Alex Valle finaliza con destrucción de escenografía; “¿quién soy yo? Papá”, el momento cumbre es la persecución final de manolo y el machucao, “La banda del choclito” con los golpes de choclito a sus secuaces, en fin creo que con estos ejemplos dejamos claro este punto que nos ofrece otra pista más: si hay golpes, personajes pintorescos sobreactuados y frases repetitivas es gracioso.
Asimismo Risas y Salsa utiliza de forma recurrente la fórmula del café concert típico argentino de los 70s (esto lógicamente sucede porque el argentino Guillermo Guille fue director y productor del programa), está formula básica incluye la presencia de estereotipos: la gorda, el feo, el enano, el gay, el vivo del barrio y la vedette, a ellos habría que añadir el elemento “tropicalizado” del modelo: el cholo, y listo tenemos “el mix perfecto” para crear un programa cómico. He aquí otra pista: si hay una mix de los estereotipos anteriormente mencionados, es gracioso. De ahí también surge el uso abusivo que se hace de los gays exagerados como recurso humorístico en Perú.
Hasta ahora si analizamos los hechos, vemos que el humor que se ha ofrecido en televisión, salvo el Camotillo de Tulio Loza, se basa en el uso exagerado del slapstick (humor físico que recurre al golpe, la caída o similar), los personajes cómicos caricaturizados y estereotipos en sketches de corta duración. El humor verbal, más elaborado, más fino si se quiere, no aparece, lo más cercano repito fue Camotillo con sus monólogos tipo los famosos “balconazos” de los 80s, que aunque estaba lejos de ser sutil por lo menos le requería una mayor atención y cavilación al televidente. Asimismo tampoco tuvieron éxito las comedias de situación o SITCOMs, las cuales requieren un guión, continuidad, creación de personajes no caricaturizados, etc., este tipo de humor está basado en situaciones cotidianas y aunque hubo varios intentos (Casado con mi hermano en los noventas por ejemplo) no llegaron a calar o a influir en el gusto popular.
Gracias a Risas y Salsa y a Trampolín a la fama, surge otro fenómeno humorístico que vale la pena comentar: los imitadores. Los más famosos, Carlos Alvarez y Jorge Benavides. Este es también un tipo de humor físico, requiere producción, maquillaje y las muecas necesarias para hacer reír al público. Sin embargo cabe resaltar que estos imitadores empiezan a incluir ya algunos temas interesantes, controvertidos, políticos en sus rutinas, no solo era importante la imitación casi exacta sino también lo que decían, aunque lamentablemente quizá por necesidad terminaron recurriendo a chistes de internet o a la violencia física y verbal (sino recordemos a la famosa pindonga de Carlos Alvarez).
Otra pista más: Si imitan a algún famoso (político, deportista, artista) es divertido. Este si me parece que es un caso netamente peruano, ya que esos dos imitadores terminaron con sendos programas cómicos muy exitosos en su momento, ambos programas sustentados en sus diversas imitaciones de personajes famosos. Por un tiempo humor era sinónimo de imitación. Si no imitas a nadie no eres gracioso.
Hasta el momento hemos analizado las propuestas humorísticas convencionales, típicas, sin embargo en los noventas surge una propuesta realmente diferente en el humorismo nacional: PATACLAUN, probablemente el segundo programa humorístico más exitoso de la televisión peruana, después de Risas y Salsa. Pataclaun, una especie de sitcom absurdo, recoge una de las tendencias humorísticas de moda en el mundo, el clown. July Naters en un viaje a Argentina conoce la técnica clown y la trae a Lima (Debemos decir que el humor argentino es una de las principales influencias del humor nacional, el modelo Risas y Salsa también proviene de Argentina), luego de un notable éxito en teatros, lo llevan a la televisión. La propuesta sumamente arriesgada, audaz e innovadora logra el éxito y catapulta a sus protagonistas al estrellato. Pataclaun propone un humor más inteligente, en algunos casos con mensajes subliminales, en otros no tanto, crítica social y política, y logra algo importantísimo, calar en el gusto de todos los niveles socioeconómicos y culturales, esto probablemente fue debido a que si bien utilizaban el slapstick muy a menudo, ropas llamativas, colores estridentes, sonidos con figuras tipo la serie Batman de los años 60s (¡crash, bom, zap!), en general humor físico; también incluían diálogos ingeniosos, lo cual atrapaba a públicos más exigentes. A pesar del éxito del programa, solo dura 2 años, sin embargo su influencia y presencia en el imaginario popular aún es notable. Se quiso repetir la fórmula con otros programas similares pero no funcionaron.
Otra pista: Si se pone nariz roja, habla gracioso, se viste estridentemente y hace payasadas (en el mejor sentido de la palabra) es gracioso. El enorme éxito de Pataclaun hace que se popularicen los clowns, tanto así que ahora es muy común encontrarlos en empresas, reuniones, aniversarios, activaciones, que hayan diversas escuelas en donde se imparten las técnicas del clown. El “problema” del clown es que es básicamente un humor inocente, infantil, es ver el lado ridículo de nosotros mismos, no requiere pensar mucho, te invita a experimentar el ridículo, lo cual es fantástico, sin embargo a mi modo de ver, el impacto fue tal que ahora en el Perú, humor es sinónimo de usar nariz roja y ropa y sonidos graciosos, sino no hay humor. Hablo a nivel general obviamente.
Al finalizar Pataclaun se genera un vacío creativo en cuanto al humor en la televisión, la coyuntura política a finales de los 90s en Perú era muy complicada y en ese momento surge la que a mi modo de ver es la última aparición humorística importante en la tv nacional, luego de una serie de especiales exitosos en programas tipo talk shows y Trampolín a la Fama, surgen los Cómicos Ambulantes.
Estos cómicos de la calle se iniciaron a finales de los 70s y principios de los 80s en las plazas públicas del centro de Lima, y es un fenómeno netamente peruano. Estos cómicos utilizaban principalmente la palabra para llamar la atención del público, muchas de sus rutinas eran monólogos cómicos muy bien estructurados, sin embargo poco a poco fueron volviéndose más groseros, rudos y físicos, llegando a la violencia verbal y física, y finalmente fue eso lo que llegó a la televisión. Si bien es cierto que llegaron a la vulgaridad es interesante resaltar que si se esforzaron por ofrecer un humor de palabra, de opinión, incluso con mensaje, algunos de ellos como Mondonguito o Tripita eran casi unos oradores (con sus limitaciones claro) de la comedia y ese creo yo que fue el mayor aporte de estos cómicos, hacerle entender al pueblo que hacer monólogos sobre temas cotidianos también es divertido, lamentablemente el lado negativo surge con la agresividad y rudeza de sus sketches e incluso como se dirigían al público, que creo finalmente eclipsó su aporte primigenio y es lo que más se recuerda de ellos.
Pista: Si hay golpes, agresiones e insultos es divertido.
Hasta aquí, a mi parecer, llegan las principales expresiones humorísticas televisivas interesantes y novedosas en el Perú. Desde ahí no ha surgido nada nuevo, lo que queda actualmente del humor televisivo masivo es una repetición o un mix de las fórmulas anteriormente expuestas, copias burdas de risas y salsa con presencia de imitadores, contadores de chistes, vedettes y algunos cómicos ambulantes. Efectivamente como dice CH: queda la parodia grotesca, caricatura gruesa y la chabacanería, lamentablemente.
Pero como influye esto en el sentido del humor de los peruanos. Como hemos visto en esta pequeña semblanza del humor televisivo, durante más de 30 años hemos sido bombardeados con propuestas humorísticas basadas en lo físico, directo y evidente, prácticamente nos han dicho en que parte de la secuencia debemos reírnos. Nuestro cerebro ha sido programado para entender el humor cuando hay algo concreto que te indique que ahí debes reírte, y no hablamos solamente de las risas grabadas sino de remates cómicos tipo: golpes, caídas, insultos, figuras, sonidos, muecas, bailes, disfraces, etc. En general podría decirse que el humor físico es el que ha primado, algo muy lógico considerando el nivel educativo paupérrimo que tenemos.
Los intentos por hacer un humor que requiera una mayor reflexión, en donde sea el lenguaje verbal el principal medio de comunicación, no tuvieron mayor repercusión; ni los monólogos de Tulio Loza en su personaje camotillo o de los cómicos ambulantes, ni los sitcoms adaptados a nuestra realidad tuvieron un éxito realmente resaltante.
Si hay un golpe, una mueca, un sonido, una figura grotesca, es un indicativo que ahí hay humor, si alguien está disfrazado o tiene ropa estridente, hay humor, de lo contrario no lo hay, no lo entendemos así. Las sutilezas nos cuestan, las ironías no las comprendemos, el humor de palabra no lo entendemos. Hablo por supuesto en términos generales.
Hasta allí llega la televisión, ahora hablaremos del fenómeno Carlos Alcántara, que sin tener presencia en la televisión (salvo las repeticiones de Pataclaun) diríamos que es la primera mega estrella de la comedia del Perú, gracias al enorme éxito de su unipersonal y luego de su película que lo elevó a un status al que ya hubiesen querido llegar el chato Barraza, Melcochita o Tulio Loza. Si bien su éxito personal no se debe principalmente a la televisión, esta si impulso su carrera notablemente gracias a Pataclaun, que como vimos anteriormente tuvo la particular virtud de llegar a todos los públicos. El año 2008 Carlos Alcántara decide realizar un unipersonal basado en rutinas que había recopilado durante su trayectoria en Pataclaun y mezclarlas con hechos de su vida. Además decide utilizar también una nueva técnica que se estaba poniendo de moda en el circuito OFF u underground de comedia (por llamarlo de alguna manera) en Lima, el stand-up comedy o comedia de opinión, técnica ampliamente popular en el mundo que consiste básicamente en la realización de rutinas de comedia unipersonales basadas en la palabra. Ya Carlos Galdós había iniciado esta onda de los unipersonales con mucho éxito, pero fue Carlos Alcántara quien la capitalizó al máximo.
No podemos dejar de mencionar el aporte de Carlos Galdós, ya que prácticamente fue el quien revivió los shows tipo café concerts en el SATCHMO de Miraflores con sus unipersonales que hacían un mezcla de stand-up comedy, personajes cómicos, música y animación. El año 2003 Galdós lanza su primer experimento: Caídos de la radio, con el cual logra un éxito hasta ese momento sin precedentes y así continúa presentando diversos unipersonales cada año, incluso hasta ahora. A pesar de ello, Galdós no llegó a ser la mega estrella que es Alcántara y creemos que fue por 2 razones: la primera es que Galdós solo llegaba a un público AB, mientras que Alcántara llegó a todos los niveles y la segunda es que Alcántara es notoriamente más carismático que Galdós, que al final terminó siendo casi tan agresivo con su público en sus shows como lo fueron los cómicos ambulantes.
Carlos Alcántara realizó más de 4 años de temporada, llenos totales incluso varios días por semana, un éxito rotundo. Su espectáculo consistía era un show en donde cantaba, imitaba, bailaba, animaba y hacía monólogos, todo ello con una banda musical de soporte.
Consideramos que el principal aporte de Alcántara en la evolución del humor peruano es que si bien utilizaba música, personajes, animación, entre otros, en su show, también utilizaba el humor de palabra, contando historias, utilizando básicamente el lenguaje verbal, demostrando a nivel masivo con algunas escenas de su película (las que muestran extractos de su show) que se puede hacer humor simplemente hablando, sin recurrir a chistes, sin pegar o insultar a nadie, sin vestirse de algo o alguien. Claro no lo hace durante todo el show ni menos aún durante toda la película, pues hubiese sido demasiado arriesgado considerando la programación mental a la que hemos sido expuestos durante años por la televisión, así que también tuvo que recurrir a la música, sonidos, baile, personaje, etc.
Sin embargo, gracias al éxito de Carlos Alcántara y la difusión de su película (aquí nos referimos básicamente a los momentos en que se le ve haciendo su show en el Satchmo) , la mayoría de peruanos se han dado cuenta que para que haya humor no necesariamente hay que disfrazarse, hacer muecas, meter golpes o contar chistes, puede haber un humor diferente, de palabra, sobre situaciones cotidianas, con contenido.
Este género que incluyó Galdós y Alcántara en sus espectáculos, el stand-up comedy (aunque debemos decir que sus espectáculos no son 100% stand-up) ahora se está poniendo de moda en Perú. En otros países como Argentina, Colombia o México hace años (diría que aproximadamente hace 10 años) que es la principal manifestación cuando de humor se trata, incluso con presencia muy fuerte en televisión (no les habló de Europa o USA pues ahí si son décadas de diferencia), en cambio en Perú la cosa fue más lenta, poco a poco está creciendo el interés en esta “nueva” forma de humor, al menos en bares, pero tendría que decir que es un stand-up a la peruana, adaptada a nuestra programación de años, este stand-up a la peruana incluye música, sonidos e incluso disfraces y ¿por qué?, por todo lo expuesto anteriormente, necesitamos aún que nos indiquen donde debemos reírnos, necesitamos la bulla, la animación, necesitamos el disfraz, el golpe, el feo y la gorda, lo necesitamos, así nos han programado. Pero lo importante es que esto cambiará, es parte de la evolución del humor. Ya hay shows en donde lo principal es la palabra, el contenido, un humor más sutil, desarrollado, elaborado, que requiere una mayor capacidad cognitiva, por lo que esperamos que el gusto humorístico de los peruanos y las propuestas de la televisión peruana evolucionen, porque el humor no solo divierte también educa.