Abajo las Fake News
El WhatsApp se ha convertido en uno de los principales medios de difusión política de nuestros días, estoy seguro que todos y todas (hasta aquí llego con el lenguaje inclusivo, de lo contrario este artículo se volverá sumamente tedioso) tenemos varios grupos de amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de estudios en donde diariamente se comparten sendos videos de opinión de periodistas, políticos, analistas y uno que otro improvisado de tik tok como quien escribe. Así es, yo mismo he comprobado la potencia que tiene esta red social como medio de comunicación. Antes de la segunda vuelta decidí hacer un video humorístico criticando la intolerancia de los peruanos ante posiciones políticas contrarias, lo compartí a mis amigos de Whatsapp y en unas horas, el reconocido periodista y escritor Renato Cisneros ya lo había compartido en sus redes sociales, al día siguiente ATV también hizo eco del mismo, amigos y conocidos de Lima, provincias e incluso peruanos que viven en el extranjero me escribieron y me dejaron mensajes felicitándome por el éxito de dicha publicación, no recuerdo haber recibido tantas felicitaciones ni cuando me casé, me gradué o tuve a mi hija, en fin. Según mis cálculos contando con las compartidas en todas las redes es probable que el video haya llegado por lo menos a 1 millón de personas. Nada mal para un video de 50 segundos y que lo hice en unos minutos en mi sala.
Claro, el problema es que, así como se comparten estos videos hasta cierto punto inocentes y divertidos, también se comparten las famosas fake news, algunas francamente absurdas. Antes de continuar permítanme una pequeña digresión lingüística; el idioma castellano es tan variado y hermoso que hay un término para nombrar a una noticia falsa: paparruchada, (palabra que hizo ligeramente famosa hace unos meses la periodista Rosa María Palacios) bueno y como soy un admirador de nuestro idioma no utilizaré innecesariamente un anglicismo cuando existe una palabra que me parece particularmente eufónica como esta: paparruchada. Cierro la digresión.
Hace unas semanas un buen amigo mío, me compartió un video que ya rozaba la ciencia ficción de una película de serie B, era un video de Anonymus, este video fue compartido por mi inocente amigo con el siguiente comentario: no sé si sea verdad, pero por si acaso lo comparto. De inmediato fue objeto de mis burlas (es un amigo muy cercano de esos a los que puedes vapulear con total confianza pues sabes que lo mismo haría él contigo y que la amistad seguirá intacta hasta la muerte) y él se defendió diciendo que había advertido que podía ser falsa. Vaya, eso es como invitarle a un amigo un ceviche pero advertirle que puede que esté malogrado.
¿Qué lleva a personas preparadas, supuestamente cultas e inteligentes a compartir videos de origen tan dudoso? Noticias que ni siquiera se toman el tiempo de averiguar si son ciertas o no antes de enviarlas y que lo único que hacen es desinformar. Paparruchadas en toda la extensión de la palabra. Al parecer la desesperación hace que se pierda el sentido común.
Este es un fenómeno mundial y la situación ha llegado a tal punto que la UNESCO ha creado una campaña publicitaria para luchar contra la difusión de estas noticias falsas, sin embargo, mucho me temo que esta campaña no se viralice tanto como las paparruchadas contra las que luchan. Hay que combatir el fuego con fuego, usar el mismo medio. Actualmente me atrevería a decir que el poder de las redes sociales ha superado al de los medios tradicionales. Me pregunto si el lector ha visto el comercial de la UNESCO, probablemente no, pero si le pregunto sobre el video viral de moda estoy casi seguro que me diría que lo vio y lo compartió inmediatamente a todos sus grupos del WhatsApp. Así están las cosas ahora. ¿Podemos luchar contra esta avalancha de noticias falsas? Si. Es como luchar contra la venta de productos robados, si estás en contra de ello simplemente no compres algo robado, corta la cadena. A continuación te ofrezco algunas recomendaciones para no promover la desinformación:
1.- Si te llega un video y sientes la necesidad imperiosa de compartirlo, antes de hacerlo verifica la fuente y el origen de la noticia. Te advierto que esa verificación puede tardar, y puedes estar tentado a pasarla por alto porque implicaría una inversión importante de tu tiempo. No evites este trabajo, si eres responsable y no estás seguro, mejor no lo compartas.
2.- Si estás en un grupo y alguien envía esta clase de videos, no te quedes callado, recomienda el punto 1, mejor aún si pruebas que ese video es falso y queda como antecedente para futuros intentos. Eso hará reflexionar (si son sensatos claro) a los honorables miembros de ese grupo de WhatsApp.
3.- Ante la duda, no lo compartas, así sea un video o noticia que se alinea a tus intereses o postura política. Tu credibilidad está en juego y puede ser contraproducente con lo que intentas lograr.
4.- No te quedes con una sola fuente. Es importante tener diversos puntos de vista incluyendo a aquellos con los que no concuerdas.
5.- Y por último, importante, no te pelees con tus amigos o familiares por un video, no vale la pena. Tratemos de que sea una conversación alturada, recuerda que el WhatsApp tiene sus limitaciones, las interpretaciones son subjetivas, la falta de una coma o un punto, una palabra polisémica, hasta un emoticón mal puesto puede generar confusión y discusiones innecesarias.
Finalmente recuerda que se puede discrepar, pero con respeto, tolerancia y empatía.