Navidad, ¿Qué tiene que ver con la innovación?
El mes de Diciembre siempre es complicado, cierre de año y caemos en el consumismo que nos lleva a tener días de stress, ni decir del tráfico de Lima.
Aunque me han quedado temas para compartir que han sucedido en el mes de Noviembre, como el cierre del mes del emprendimiento, donde hay experiencias muy ricas para compartir, espero hacerlo en resumen en un próximo artículo. Hoy quiero hablarles de algo más trascendente y que no tiene mucha relación con la tecnología, tal vez mucho con la innovación y la voluntad de saber más: La Navidad.
Si bien éste blog está diseñado para tocar asuntos de una naturaleza distinta, no quiero dejar pasar la oportunidad de saludarle estimado lector y compartir un mensaje que pueda ser útil para la dimensión humana que todos debemos desarrollar.
Steve Jobs en uno de sus discursos dijo “Que la mayor innovación es la muerte, porque permite purgar modelos antiguos que han quedado obsoletos”. Dicho en opuesto, podemos asumir que la mayor innovación es la vida. Que cada día nace un nuevo ser, con unos dones y capacidades distintas, entre millones y millones de personas, aquellos dones, que bien utilizados pueden cambiar la historia de la humanidad y producir la innovación más grande que hemos visto en cada tiempo.
Einstein decía, que hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: La voluntad. Como vemos, todo empieza en la persona, sus dones y como los emplea. Esta es la base de toda innovación.
Para los que creemos en Dios, podemos decir con la certeza de la fé, que Dios, es el que ha creado la mayor innovación que sea posible, el hombre. Y que ésta se nos regala todos los días cuando nace un nuevo ser.
En ésta navidad recordemos saludar a quien nace: Jesucristo, el mayor regalo que Dios nos ha dado para conocer su camino y mediante su historia de vida, seguir principios que den felicidad y plenitud a nuestras vidas. Seguro que hace falta mucha audacia y humildad para hacerlo.
Steve Jobs, dijo “Yo cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Socrates”. Se nota en ésta frase el deseo superior de Jobs por conocer el sentido de la vida. Para Socrates, el principio generador de la ciencia y su base propia, es el conocimiento de sí mismo. Así es que Sócrates, o menosprecia, o apenas concede importancia a las ciencias físicas, cosmológicas, matemáticas, y hasta a las psicológicas y biológicas, en cuanto no se refieren al aspecto religioso-moral y político del hombre. (http://www.filosofia.org/zgo/hf2/hf21055.htm).
Chesterton en su libro “El hombre eterno” destina un capítulo a “El Dios de la cueva” (http://homiletica.org/ive/ive0174.pdf), donde hace una referencia singular a los reyes magos, como aquellos filósofos que han llegado de las tierras de Oriente, coronados con la majestad de reyes y vestidos con el misterio de los magos. Su misterio es tan melodioso como sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Los acompaña toda la sabiduría, que han mirado en las estrellas de Caldea y el sol de Persia. En ellos vemos la misma curiosidad que impulsa a todos los sabios. Los anima el mismo ideal humano que los animaría si sus nombres fueran Confucio, Pitágoras o Platón. Eran de los que buscan no la leyenda, sino la verdad de las cosas.
Esta navidad amigo lector, desde dentro y con el corazón, que el niño Jesús acompañe tu hogar y que te acuerdes que tanta sabiduría, necesita de humildad y audacia para conocer el verdadero sentido de la vida.
Feliz Navidad.