Una mirada al agro en 2017 (primera parte)
Marcado por una turbulencia política, durante 2017 el sector agricultura no se salvó de recibir los impactos de un fenómeno natural que se esperaba meses atrás.
Más allá de las dificultades políticas vividas el año pasado, el agro peruano experimentó limitaciones a su crecimiento debido a los embates de la naturaleza. Una revisión de los datos oficiales nos ayudará a entender lo sucedido. Por ejemplo, según cifras del MEF, el gasto ejecutado en proyectos de inversión del sector agricultura es uno de los más bajos en los últimos tres años alcanzando la suma de S/. 625 millones, monto que se explica en gran medida por la disminución de la ejecución en proyectos de infraestructura hídrica particularmente los provenientes del Programa del Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agrorural) y del Programa Subsectorial de Irrigaciones (PSI).
Emblemáticos y de campaña
De otro lado, según datos recogidos, los proyectos ejecutados por el Fondo Sierra Azul (FSA), durante 2017, enfrentaron problemas que impidieron su normal ejecución con hechos como la presentación de cartas fianzas falsas, los cambios en las temporadas de lluvia, y el incumplimiento contractual, entre otros.
Asimismo, pese a que el FSA no ha financiado la ejecución de ningún proyecto o estudio, el Comité Técnico del Fondo Sierra Azul (CTSA) ha aprobado varios de ellos que se espera veamos su puesta en marcha en los próximos meses, los que se sumarían al resultado de las actividades de siembra y cosecha de agua dirigidas a construir 100 cochas a nivel nacional en 2017.
Agrobanco
Desde mediados de 2016, la gestión del Banco Agropecuario (Agrobanco) se caracterizó por mostrar una tendencia creciente en su cartera de alto riesgo (definida como el ratio entre las colocaciones, reestructurados, refinanciados vencidas y en cobranza judicial sobre las colocaciones totales).
Según los datos actualizados, al cierre del año pasado, el ratio financiero se triplicó, pasando de una tasa de 5.4% en 2015 a 16.7% en 2017.
Paralelamente ello conllevó al incremento, en la misma dirección, de su tasa de morosidad que hoy supera el 9.6%, cifra que se encuentra por encima de la tasa de morosidad del sistema financiero (3.4%).
En un siguiente post, abordaremos la evolución de otros de los temas centrales en el comportamiento del sector.