Paro de Transporte y su impacto en el Abastecimiento de Alimentos, la historia que puede repetirse.
El paro de transportistas de carga pesada a nivel nacional, convocado a finales del mes de marzo por el Gremio Nacional de Transportistas de Carga (GNTC) y que posteriormente se han unido otros gremios de transporte multimodal, ha derivado en serios problemas en la actividad económica de las personas y del comercio, especialmente en la distribución de alimentos en los principales mercados locales en todo el país, debido a la fuerte alza registrada en los precios internos de los combustibles debidos a factores estrictamente ajenos al Perú. Se sabe, por información desprendida del Ministerio de Energía y Minas, que el sector transporte en el Perú es un gran consumidor de combustibles fósiles, y en el caso particular del transporte de carga, casi el 90% de estas unidades utilizan diésel, cuyo precio promedio se ha incrementado alrededor del 55% en lo que va del año.
Es indudable que el comercio y el transporte estén estrechamente vinculados, especialmente si se trata del abastecimiento de alimentos proveniente de la actividad agraria cuyo destino son los mercados, y es que precisamente el transporte automotor de carga explica el 90% de todas las mercancías transportadas en el país, proporción que ha ido en aumento en los últimos años (en el año 1992 la carga transportada en camión representaba el 75%), cuyo volumen de movimiento de mercancías se concentra en los nodos logísticos ubicados a lo largo de la costa del pacífico que es donde se agrupa aproximadamente el 80% del comercio, especialmente en las zonas urbanas de los principales departamentos con mayor población, siendo la ciudad de Lima el principal centro de comercio en el Perú y además nuestra capital es el termómetro de las fluctuaciones de los precios de los principales alimentos de mayor consumo de la población.
Dada esta importancia del transporte de carga, cualquier shock en el flujo vehicular de carga, principalmente de la red vial nacional, genera un impacto significativo en el abastecimiento y el movimiento de los precios de los alimentos. Tomando como referencia el periodo de 10 días, desde que se anunció el paro de transporte de carga el 28 de marzo, los precios mayoristas de los alimentos comercializados en los principales mercados mayoristas de la capital (Gran Mercado Mayorista de Lima y Mercado N° 02 de Frutas), medido a través del índice de precios mayoristas de una canasta de 51 alimentos (frutas y verduras), en su valor más alto (domingo 03 de abril) se ha incrementado en 56%, tomando como referencia el índice promedio de precios del periodo enero-febrero del presente año. Asimismo, el 31 de marzo se registró la variación porcentual diaria más alta de dicho índice en lo que va del año, incrementándose en 22% respecto al valor registrado el día anterior.
A nivel de grupo de productos, tomando el mismo periodo de referencia, todas las categorías experimentaron importantes alzas especialmente legumbres (+341%), hortalizas (+66%), así como tubérculos (+47%), y en menor medida frutas (+17%).
Igual comportamiento se registró en el precio del pollo eviscerado al registrar en su punto más alto (30 de marzo) durante este periodo de interrupción del flujo vehicular un valor cercano a los 12 soles por kilogramo en los principales mercados minoristas de la capital, la cifra más alta registrada en lo que va del año.
Dichas alzas en los precios de los principales alimentos demandados por la población respondieron a un choque de oferta, es decir una caída abrupta de la disponibilidad de productos en los mercados de abastos, precisamente por la interrupción del flujo vehicular de carga desde las grandes rutas o ejes troncales de la red vial a nivel nacional por parte de las organizaciones gremiales de transportistas quienes bloquearon el tránsito de los vehículos provenientes de la carretera central y de la panamericana norte y sur.
Producto de este bloqueo en los 10 días que duró el paro de transportistas, el abastecimiento de alimentos a los principales mercados mayoristas de la capital se redujo en casi 25%, habiendo días en que el volumen de alimentos proveniente de las principales zonas agrícolas se redujera hasta en 60% por debajo de lo normal. Ello también afectó el stock o disponibilidad de alimentos para los siguientes días, registrando valores por debajo del 50% en productos como papa, choclo, haba y arveja, siendo más alarmante no contar con zanahoria cuyo precio en algunos mercados llegó a superar los 20 soles por kilogramo.
Es importante recordar que habitualmente suelen ingresar diariamente a Lima Metropolitana entre 10,000 a 12,000 toneladas de alimentos frescos a los principales mercados mayoristas (Gran Mercado Mayorista de Lima, Mercado N° 02 de Frutas de La Victoria y el Mercado de Productores de Santa Anita), y gran parte de este volumen de alimentos proviene de la carretera central (46% del volumen diario total), principalmente de los departamentos de Junín y Huánuco, los cuales proveen especialmente papa, choclo, zanahoria, legumbres y frutas. En el caso de los alimentos provenientes de la Panamericana Norte (36%) suelen ingresar productos como arroz, limón y azúcar de los departamentos de Lambayeque, Piura, La Libertad, San Martín y Ancash. Por la Panamericana Sur (18%) ingresan principalmente productos como cebolla, papa, tomate y ajo, provenientes de los departamentos de Arequipa, Ica y Ayacucho. Respecto al pollo, normalmente suele ingresar a Lima Metropolitana 2,000 toneladas diarias proveniente de las granjas ubicadas en el sur de Lima y del departamento de La Libertad.
En conclusión, la interrupción de las principales vías de comunicación terrestre ha tenido una enorme repercusión en el abastecimiento de alimentos en los mercados de la capital con pérdidas que bordean los 130 millones de soles de productos que se dejaron de comercializar en estos 10 días que duró el paro de transportistas en todo el país, y que lamentablemente no ha tenido una respuesta oportuna por parte del Gobierno Central y cuyo impacto repercutió directamente en la economía de los hogares de escasos recursos, agravándose estas pérdidas por la inefectiva medida de inmovilización social del 5 de abril último.