Los juegos y la innovación
La semana pasada estuve en San Francisco asistiendo a tres conferencias y la que más me intereso desde el punto de vista de innovación fue el Gamification Summit.
Dándole a los juegos el lugar que se merecen Post escrito por JL Revilla
Mucho de lo que sé sobre cómo liderar equipos de trabajo altamente efectivos lo aprendí de los juegos.
La palabra “juego” en español se usa para definir lo que en inglés son dos palabras: Play y Game. Es por eso que, lamentablemente, se asocia mucho a actividades poco serias y no estructuradas que hacen los niños… pero no tienen que ser así. Existen juegos serios, juegos complejos, hasta juegos de guerra para entrenamientos militares. Simulaciones, deportes y competencias.
Y sin embargo, en este caso sí me estoy refiriendo a los videojuegos que jugué cuando tenía menos de 10 años.
Estamos hablando de una computadora Commodore 64, considerada por muchos el modelo de computadora más exitoso de todos los tiempos. Usaba un módem de 300bps, se conectaba a un televisor y algunos programas venían en cassettes, las mismas cintas magnéticas de los álbumes musicales. Tenía juegos muy básicos. Pero también tenía a Ultima.
Lo que hacía que Ultima sea diferente a todos los otros juegos de la época es motivo de estudio incluso en estos días por los diseñadores de videojuegos. Los juegos de la serie de Ultima tenían una trama compleja, retos morales, planteaban dudas existenciales, exigían que tu personaje no sólo se vuelva más fuerte y poderoso sino que además alcance un nivel de iluminación psicológica que hasta ahora uno no encuentra en juegos de rol modernos. No se trataba solamente de avanzar matando bichos y consiguiendo tesoros, eso no te llevaba a ningún lado y menos a ganar el juego. Era necesario pensar.
Una de las lecciones más importantes era la siguiente: Frente a una situación o problema determinados, existen diversas formas correctas de lograr un resultado positivo. No sólo con la fuerza. Se podía usar la inteligencia. Incluso la picardía.
Hoy en día, durante mi trabajo diario, me relaciono con muchos profesionales exitosos en sus respectivas empresas… y en la gran mayoría de ellos se nota claramente que están convencidos que la única manera de hacer bien las cosas es aquella que ellos harían. En efecto, los que han llegado lejos en base a creatividad piensan que sólo pensando fuera de la caja es que puedes conseguir algo. Los que lo hicieron con esfuerzo y trabajo metódico menosprecian a los primeros. Los que tienen su propia empresa miran con pena a los empleados. Aquellos a los que la agresividad comercial y el micro-management los ayudó a escalar posiciones no imaginan otra forma de hacer las cosas. Los que están en la cima de su empresa en base al esfuerzo personal miran como una debilidad el admitir que se necesita ayuda. Los que tienen una personalidad facilitadora y que buscan el compromiso no soportan a los que son directos y confrontacionales.
Todas estas personas son las que, cuando tienen gente a su cargo, se estresan porque sienten que no pueden delegar nada a menos que la otra persona tenga su misma personalidad y enfoque.
Ultima te forzaba a armar un grupo de aventureros dispares: Un guerrero, un mago, un bribón, un trovador… cada uno con fortalezas y debilidades. Y sólo combinando todas ellas es que era posible llegar a algún lado. Las aventuras en el mundo de los juegos de Ultima me enseñaron que para conseguir alcanzar cualquier objetivo importante se requiere una mezcla de enfoques y personalidades diferentes, con distintos talentos y habilidades. Y que un gerente es bueno cuando sabe dirigir todos estos talentos dispares hacia un mismo objetivo, no cuando hace que todos se parezcan a él.
En mi vida he jugado casi 500 juegos de video (sí, los he contado). Llevo más de 20 años jugando juegos de rol. Y todo eso mientras mantengo una carrera exitosa, estudios de maestría y una familia. Al menos una vez a la semana me reuno con mis amigos, profesionales exitosos todos, a jugar un juego de mesa. Pero no Monopolio o Ludo, aunque esos también enseñan cosas. Juegos de mesa modernos, ganadores del Spiel des Jahres en Alemania, que requieren habilidades de negociación, estrategia y flexibilidad.
A los juegos también les debo el haber complementado mis estudios de inglés. En los juegos he encontrado el espacio ideal para darle tiempo de calidad a mis hijos y para ayudarlos a desarrollar su imaginación.
Las nuevas tendencias de psicología hablan de un concepto llamado “Inteligencia Fluída”, que se refiere a la capacidad de las personas para pensar de manera lógica y analizar problemas nuevos, identificando patrones para encontrar la solución, sin haber tenido contacto con este tipo de problemas antes. Recientes estudios realizados por la Marina de los EEUU muestran que los videojuegos son la forma más indicada (y tal vez la única) de desarrollar este tipo de inteligencia de una manera importante.
Los juegos modernos también permiten un nivel de socialización que solía ser impensable. Un joven estudiante de 12 años de día puede convertirse en un Hechicero nivel 25 por la noche, coordinando una misión conjunta con 250 personas de todo el mundo, trabajando al unísono tras un objetivo común que tiene que ser alcanzado antes de irse a dormir. Ya quisieran las empresas tener este nivel de colaboración.
Una buena parte de los negocios que se cerraron entre empresas jóvenes de Silicon Valley tuvieron como escenario World of Warcraft, el juego de rol multi-jugador más exitoso de todos los tiempos. No se dieron en una partida de tenis o golf, los jóvenes empresarios conocieron a sus socios de negocios mientras exploraban juntos las cavernas de un mundo sumergido en búsqueda de alguna armadura mística. Pero ese ya es tema para otro post.