Paradoja a la Peruana
Hace unos días encontré un artículo de Dani Rodrik que explicaba la Paradoja mexicana en la que señala que a pesar de las importantes reformas realizadas en ese país no se ha logrado el crecimiento y desarrollo esperado. Eso me hace reflexionar sobre lo que sucede en el Perú y creo que el análisis no es muy alejado de nuestra realidad.
El Perú desde los albores de este siglo, consolidó un conjunto de reformas que han permitido lograr una importante estabilidad macroeconómica, base para impulsar el crecimiento y atraer la inversión a la economía, así como un proceso de apertura comercial a través de la negociación de Acuerdos Comerciales con nuestros principales socios comerciales.
El objetivo era claro, impulsar el crecimiento a través de las exportaciones pues las no tradicionales se han quintuplicado desde el año 2000, apareciendo los productos agroindustriales como uno de los principales sectores con presencia en los mercados mundiales.
A su vez en el 2014 el gobierno presentó el Plan Nacional de Diversificación Productiva que permitiría el cambio de la matriz productiva del país. Este plan se centraba entre otros aspectos en el desarrollo de cluster que se integrarían a cadenas de valor globales, sustentándose para ello en acciones que mejoren la productividad de la economía.
Sin embargo, esta iniciativa fue desactivada por el actual gobierno dejando la diversificación productiva a las fuerzas de mercado, cometiendo un grave error, pues la evidencia empírica demuestra que los países con mayores niveles de crecimiento lo han logrado con políticas que incentivan la transformación productiva.
En los últimos años nuestra economía ha perdido dinamismo, las exportaciones no tradicionales se han desacelerado y la industria manufacturera arrastra 4 años de comportamiento negativo. Ello nos obliga a reflexionar si es que estamos haciendo las cosas bien. Evidentemente no. Es necesario impulsar nuevas reformas que permitan una transformación productiva orientada a los mercados globales.
La pérdida de dinamismo se origina porque no se han generado un conjunto de reformas que nos permita incrementar la productividad que es el principal factor para lograr un crecimiento sostenido.
Debemos proponer políticas que permitan incrementar la productividad de la economía en su conjunto, que comiencen a reducir los altos niveles de informalidad y la heterogeneidad regional, aspectos que son limitantes al crecimiento.
Para ello deberíamos en primer lugar tener una visión compartida de país, es decir tener claro hacia dónde queremos llegar. Existe un plan estratégico nacional, el Plan Bicentenario, que nadie conoce de sus avances y logros. Sin objetivos claros los esfuerzos se dispersan y el nivel de avance es relativo.
Asimismo, debemos mejorar la institucionalidad, pública y privada, de manera que se logre una adecuada gobernanza de los grandes objetivos nacionales permitiendo una articulación entre los actores.
Un aspecto fundamental en cualquier estrategia de desarrollo es el impulso a la innovación y la calidad educativa, existen avances, pero aún no son lo suficientemente sólidos que permitan dar saltos cuantitativos importantes.
Tenemos que extraer dos lecciones de lo que viene sucediendo en nuestro país. La primera es que el impulso de programas acelerados de liberalización económica sustentados en la apertura comercial y la estabilidad macroeconómica, son condiciones necesarias, pero no suficientes, pues deben estar acompañadas de otras políticas que generen un cambio estructural que mejore la productividad del país a partir de las potencialidades que tenemos.
La segunda lección para tomar en cuenta es que se tiene que enfrentar la informalidad, pues distorsiona el comportamiento de la economía generando competencia desleal hacia el sector formal. Ello es un desincentivo a los sectores que generan mayor productividad pues a través de los impuestos y contribuciones que pagan a la economía subsidian a la informalidad.
No basta confiar en las fuerzas de mercado para lograr crecimiento y desarrollo, es importante adoptar políticas que estén vinculadas a la visión del país que queremos. Los países que han tenido éxito así lo han hecho, no existe razón para que nosotros no hagamos lo mismo.