¿Quién eres?: Autoconocimiento como la base de tu marca personal
Hace poco realicé un viaje de vacaciones. Quienes inicialmente lo planearon conmigo, pasaron por algunos asuntos laborales que finalmente no les permitieron sumarse. Por lo que estando yo con muchas ganas de viajar y con la necesidad de darme este espacio de pausa, no quise perdérmelo y decidí ir por mi cuenta, sin compañía. Esto además de generar todo tipo de reacciones y conclusiones divertidas y curiosas en las personas a mi alrededor desde “eres muy valiente” hasta “pensé que tu relación había terminado”, para mí fue muy revelador.
En el proceso de diseñar mi viaje tuve esta manifestación: Era la primera vez que elegía única y exclusivamente lo que yo quería para mí de este viaje. Esto porque muchos o todos mis viajes de turismo, han sido siempre en familia, en pareja o con amigos, incluso de trabajo, siempre en equipo. Y como es de esperarse, siempre buscamos que los planes se ajusten a los intereses de todos y que todos puedan disfrutarlo.
Noté que esta vez yo tenía no solo la oportunidad si no también, la necesidad de decidir cómo iba a aprovechar mi viaje. Comencé entonces por preguntarme:
¿Qué es lo que más disfruto?
¿Para qué hago este viaje?
¿Qué quiero llevarme al final?
Y es entonces cuando definí las cosas que no me podían faltar: Naturaleza, amigos, turismo y ¿por qué no? Una oportunidad de hacer negocios.
Llegué a mi destino y desde la primera noche, puse en marcha mi plan: salí a caminar en una ciudad que no conocía bien, decidí qué y dónde iba a comer, fui por un libro y compré uno del Dalai Lama para leer durante mi estadía y por supuesto en los próximos días disfruté muchísimo de amigos, reencuentros, full day en la naturaleza, disfruté de un día de granizo, de las vistas hermosas de paisajes y de la comida deliciosa. Y como nada me podía faltar, tuve un desayuno de negocios con una conversación de esas que te llenan de entusiasmo y es como si te inyectaran energía a la vena. Esto con un gran amigo y profesional con quien finalmente terminé colaborando y hasta ahora nos mantenemos trabajando juntos en algunos proyectos de consultoría y capacitación de marca empleadora y marca personal.
Puedo describir las sensaciones que me generó esta oportunidad de viaje como: libertad, curiosidad, disfrute, incertidumbre, coraje, temor, aprendizaje y sobre todo AUTOCONOCIMIENTO.
Este viaje ha sido como volver a conectar conmigo, ¿qué realmente elegiría yo y qué es lo que realmente disfruto? Cuando pasamos mucho tiempo en familia, en pareja, en equipo, siempre compartimos y decidimos juntos, conocemos al otro también, pero luego de tanto compartir, tener experiencias por cuenta propia, también es importante para darnos un tiempo de sentir, conectar y elegir.
Nuestra vida está en constante cambio y nos invita continuamente a movernos, replantear nuestras metas, reinventarnos, fortalecernos y evolucionar. Todo el tiempo estamos aprendiendo de nosotros mismos.
Aprender a conocernos significa desarrollar una mentalidad de crecimiento constante, de curiosidad por saber más. Esa curiosidad que nos lleva a mirar adentro, a observarnos, escucharnos y aprender.
Si voy en modo automático por la vida, sin darme tiempo para mí ¿Cómo sé cuáles son mis habilidades, mis talentos, mis motivaciones? ¿Qué he desarrollado hasta hoy y qué quiero desarrollar en adelante, dónde están mis oportunidades de mejora?
Llevándolo al plano laboral, podemos decir que si te conoces, sabes cuáles son tus fortalezas y oportunidades de mejora, entonces puedes comenzar el camino a potenciar tu marca e imagen profesional.
Si no sabemos quiénes somos, no sabemos a dónde vamos.
Cuando me reúno con personas interesadas en crecer, trabajando en el diseño de su carrera profesional, escucho continuamente esta frase: “Quiero saber quién soy, para saber a dónde voy”.
Tiene mucho sentido. Porque, ¿cómo sería posible que si no me conozco, pueda entender cuáles son mis metas, mis aspiraciones, mi visión, mi proyección? ¿Cuál es la carrera donde puedo poner mis talentos, capacidades y potencial al servicio de alguien o algo, donde pueda generar un impacto positivo y dónde me vaya tan bien y lo disfrute tanto que me permita brillar?
Dice Anna Quindlen, autora, periodista y columnista del New York Times, “Si no logras el éxito en tus propios términos, se verá bien ante el mundo, pero no se sentirá bien en tu alma, y eso no es éxito del todo.”
Yo creo que no puede haber carrera brillante, gestión de excelencia, ni trabajo exitoso si estamos desconectados de nuestros talentos y nuestros recursos personales. Si no sabemos qué le da sentido a nuestras vidas y cuál es nuestra contribución al mundo. Para sentirnos completos, necesitamos de nuestro propósito.
A algunas personas esto les hace sentido y por eso se comprometen con su desarrollo personal y profesional. Yo converso con personas que pueden haber tenido una carrera muy exitosa desde el punto de vista de reconocimientos externos: Dinero, viajes, vivir en otro país, ascensos; y sin embargo sienten que todavía algo les falta.
Uno diría “es imposible que algo le falte” pero la verdad es que hoy en día, muchas más personas quieren sentir que lo que hacen genera un impacto positivo, tiene un sentido, un propósito y les permite trascender.
Te invito a responder esta pregunta
¿Quién eres?
Toma una pausa de la lectura y responde lo primero que se viene a tu mente.
…
¿Algunas ideas, cierto? Probablemente te enfocaste en tu rol de trabajo, tu profesión, tu edad y tu familia. Si ya has venido trabajando en ti, probablemente hayas incorporado algunas características como persona o de personalidad.
Cuando hago esta pregunta en talleres o sesiones de coaching, veo desde afuera – desde mi punto de vista-, tantas cosas maravillosas que pueden comentarme estas personas cuando se presentan y sin embargo, lo que sucede es que se quedan sin palabras. Y no porque no tengan un amplio vocabulario, está claro que estoy hablando con profesionales. Si no porque realmente no son conscientes de sus recursos personales.
Dice Simon Hass, en su obra: “El Libro del Dharma”, que como humanos hemos salido a conquistar el mundo, aquellos terrenos desconocidos, hemos viajado, explorado y todos los hemos conquistado. Pero poco o nada hemos hecho ese viaje hacia nuestro vasto territorio interior.
Toma una nueva pausa y hazlo mejor:
Busca un lapicero y block de notas y vuelve a hacer el ejercicio. Esta vez, no pares. Escribe todo lo que se venga a tu mente, sin pensar ni dudar. Incluye roles que ejerces en tu trabajo, en tu familia, en tu comunidad, carrera, especializaciones, profesión. Lo que te caracteriza como persona, lo que has escuchado que han dicho sobre ti las personas que te conocen, escribe sensaciones, emociones, sentimientos, grupos a los que perteneces, causas que te importan, cosas que haces muy bien, cosas que disfrutas hacer, que te entusiasman, que te llenan de energía, cosas que te generan bienestar, cosas de las que no paras de hablar, cosas que te gustaría que digan de ti.
…
¿Cómo quedó tu lista?
Si me la compartes a través de mi cuenta de LinkedIn estaré más que feliz de leerte.
Espero que este pequeño viaje a tu interior te haya permitido conectar con cosas muy buenas que habías olvidado o que no habías logrado reconocer. Agradécete por regalarte este momento.
Quiero contarte que en mi vida, he tenido la oportunidad de hacer este viaje al interior desde el momento en que decidí formarme como coach, hace aproximadamente 12 años. Y puedo asegurar que no hay un solo año en el que no haya descubierto algo nuevo sobre mi. Este es un viaje constante, cambiante, progresivo y siempre lo podemos caminar.
Ya sea con un primer viaje solo(a), con el ejercicio de esta lista, acompañada de un coach, terapeuta o mentor. Hoy te invito a comenzar.