Tus fortalezas como marca personal
Trabajando con una clienta que se encontraba todavía en la universidad y buscaba transitar efectivamente su proceso de búsqueda de prácticas profesionales, me comentó que se había preparado para su entrevista laboral googleando sobre qué es lo que debería decir y no decir como parte de su estrategia de empleabilidad. En medio de la conversación, me comentó que en su lista de fortalezas tenía como destacada la palabra “flexibilidad”. Conversando a mayor profundidad, logramos descubrir que ella había conectado con este concepto porque ella misma se sentía poco o nada flexible, debido a que en su entorno personal y social le habían repetido que tardaba mucho en realizar ciertas tareas que los demás hacían con mayor agilidad, por ser “inflexible” y enfocarse muy detalladamente en cada uno de los pasos previos al resultado final.
A lo largo de mi experiencia como coach, he conocido y trabajado con distintas personas, muy diferentes en trayectoria, personalidad, características, talentos, etc. Entre ellas, un grupo de personas de las cuales puedo destacar su capacidad para enfocarse en el detalle, minuciosidad para realizar sus tareas y capacidad para prestar atención y enfocarse en una actividad. Esto, en el día a día se ve reflejado en alguien que revisa el manual de usuario a detalle antes de usar cualquier artefacto, alguien que busca de manera concienzuda toda la información de un producto antes de llegar a una tienda para comprarlo o como alguien que se aplica en la cocina o repostería siguiendo cada ingrediente, instrucción y tiempo indicado en la receta.
Las cualidades de estas personas, les permiten realizar efectivamente y disfrutar de las tareas que requieren seguir procesos, normas, regulaciones, sistemas. Y mas bien puede generarles cierta inestabilidad, el hecho de no contar con estas guías que son base o acuerdos que hace que todo marche y funcione como se supone que debe funcionar.
Lo que pasaba con mi clienta es que ella no había logrado reconocer este atributo que la diferenciaba, como una fortaleza para muchos campos de acción. Si no que mas bien, estaba tratando de ocultarla al verla como una traba en su desarrollo. Al conectar con esta nueva mirada se le abrieron nuevas posibilidades: desde descubrir nuevas áreas de trabajo que anteriormente no había visto, hasta fortalecer su autoconfianza y seguridad al conectar con un recurso personal que le hizo mucho sentido sobre diversos aspectos de su vida.
¿Alguna vez has etiquetado alguna característica tuya como un defecto?
En más conversaciones de coaching, donde tuve la oportunidad de conocer a personas muy enérgicas, creativas y alegres, de esas que siempre están con “la chispa” encendida, recuerdo haberme sorprendido de escucharlas decir que no pueden mostrarse muy alegres con ciertas personas en sus trabajos porque en algunas ocasiones les habían dicho “¿Cómo puedes estar tan alegre todo el tiempo? “No puedes sonreír todo el día porque no se ve profesional” Y como podrás imaginar, esto había menguado sus ganas de mostrarse auténticos.
¿En qué trabajaban estas personas? En educación y desarrollo personal. Una de ellas trabaja con niños de 7, 8 años y la otra, trabaja con adultos que quieren mejorar sus vidas y sus resultados. ¿Qué les recomendarías a estas personas?
Las conversaciones que tuvimos, nos llevaron a generar consciencia de lo que estaba sucediendo y explorar nuevas formas de ver la situación.
¿Cómo esta característica es una fortaleza para ellos? Conversando con mayor profundidad, resultó no serlo sólo a nivel profesional donde estos atributos los hacían brillar y destacar en su trabajo, si no que también salió a relucir el impacto positivo que generan a muchas personas a su alrededor. Lo que hace que valga la pena para ellos, reconocer estos atributos y también fortalecerlos como parte de su marca personal.
Eso que te hace diferente es tu súper poder.
Pero qué pasa con los atributos que creemos que no calzan en ningún trabajo, o al menos no en uno dentro del mundo corporativo? Hablemos de la sensibilidad.
Algunos atributos como la sensibilidad no sólo no son bien vistos o aceptados en algunos entornos, si no que además muchas veces tenemos una definición distorsionada sobre ellos.
Si yo te pregunto ¿cómo es una persona sensible? seguramente responderás, es una persona que llora frecuentemente, susceptible o insegura. La mayoría de estos paradigmas, vienen de creencias que nos hemos hecho para sobrevivir en un mundo muy competitivo, lleno de desafíos y conflictos, donde el “más fuerte” es el que sobrevive. Y cuando hablamos de “Fuerte” hablamos de la necesidad de vernos como personas con carácter, con atributos como firmeza, energía, extroversión y no mas bien, como personas sensibles, introvertidas, delicadas o dulces.
Desde esta mirada entonces, ¿cuál es el espacio de desarrollo en el mundo corporativo, para una persona con un rasgo de alta sensibilidad?
Comencemos primero con una definición sencilla: la sensibilidad es un rasgo que se caracteriza por una mayor capacidad de sentir, percibir y procesar emociones, sensaciones, información y estímulos.
Por lo que una persona sensible es una persona con mucha empatía, detallista, observadora, que sabe escuchar pero también es autoexigente y perfeccionista.
Como todo rasgo de personalidad, la sensibilidad conlleva pros y contras que por un lado se pueden aprovechar como fortalezas y por el otro, se pueden aprender a gestionar.
Y entonces si conoces a una persona con un rasgo de alta sensibilidad, podrías notar que le cuesta interactuar en grupos muy grandes o lugares con muchos estímulos sensoriales, o que le cuesta lidiar con las críticas y conflictos interpersonales y que al buscar agradar a otras personas se exige en exceso y es dura consigo misma. Pero la contraparte de esto, es que estarás contando con una persona muy comprometida, colaborativa, muy atenta y considerada con las personas y el entorno y que cuenta con una mente reflexiva, intuitiva y analítica.
Por lo que en cualquier equipo uno puede beneficiarse de sus habilidades blandas y de su capacidad para ir más allá de lo que se espera de ellos en el ámbito profesional.
Recapitulando
Situación 1.”Soy una persona muy estructurada y sé que en las entrevistas piden personas flexibles, por eso trato de ocultarlo”
Situación 2.”Soy una persona muy alegre, pero eso a algunas personas de mi trabajo no les gusta y me lo dicen, por eso trato de no demostrarlo”
Situación 3 .”Soy una persona sensible, pero sé que no está bien visto, por eso trato de evitar situaciones donde hay conflictos, para no demostrarlo”
Situación 4: “Te animo a escribir la tuya”
¿Qué pasa si por un momento cambias de lugar y miras esta característica desde otra perspectiva?
1. Eres alegre y ¿acaso esa no es tu principal fortaleza cuando te paras en el aula y le transmites siempre esta vibra positiva a tus alumnos?
2. Eres de los que necesitan una estructura y seguir procedimientos para sentir que estás organizado. ¿Acaso no analizas al detalle, reduces riesgos y tomas mejores decisiones?
3. Eres sensible y te cuesta recibir críticas, pero ¿acaso tu sensibilidad no te permite observar el mundo siendo reflexiva, empática y analítica?
Situación 4: “Te animo a escribir la tuya”
Nada más liberador que fortalecer nuestro autoconocimiento, aceptarnos y vivir en autenticidad.
Te invito a conocer cómo tus atributos y recursos personales pueden ser una fortaleza de tu marca personal.
Hasta el próximo post.