Debate presidencial: ¿Qué deben hacer los candidatos para transmitir mejor sus mensajes y persuadir a los votantes?
Probablemente los candidatos a la presidencia y sus asesores han invertido una gran cantidad de tiempo preparándose para los debates. ¿Qué propuestas plantear? ¿Qué logros resaltar? ¿Qué debilidades del contendor atacar? ¿Cómo defenderse ante cada uno de los posibles ataques?
No voy a comentar sobre las ideas (o agravios), pero sí sobre la forma en que se están comunicando. Creo que hay una enorme oportunidad para que ambos candidatos trasmitan sus ideas más efectivamente y logren realmente “mover la aguja” a su favor. Hasta ahora ninguno ha logrado enganchar con la audiencia, más allá de los que ya habían decidido votar por ellos.
Concretamente, no se han comunicado de manera empática y en ningún momento han establecido un territorio común entre ellos y los votantes, donde estos últimos se puedan identificar con sus ideas.
¿Qué les hace falta hacer para lograrlo?
Muchas cosas, entre las que destacan:
- Usar un lenguaje mucho más simple, claro. Para esto solo deben emplear palabras y frases cortas, sencillas. Deben tener claro el perfil del votante al que se están dirigiendo y quieren convencer. Su objetivo no es persuadir a analistas políticos, abogados o economistas.
- Tener un eje central y reforzarlo inteligentemente durante todo el debate. ¿Por qué son ellos la mejor opción? ¿Qué los diferencia? Si hacen las cosas bien, ese eje central quedará grabado en la mente de la audiencia y los diferenciará favorablemente de su contendor. Si solo se limitan a plantear una multitud de propuestas (ej. obras, proyectos), al final la gente recordará poco o nada y el debate no habrá cambiado las preferencias.
Usando como ejemplo lo que ocurrió en el primer debate con todos los candidatos, ¿de qué es lo que se acuerda la audiencia? De la avalancha de acusaciones de Olivera contra Alan García. En segundo lugar, de Santos con la constitución de 1993 en la mano. Más allá de eso, es probable que los votantes no recuerden nada más. Cabe notar que no estoy planteando que los mensajes de Santos u Olivera estuvieran bien o mal, sino que lograron impactar a la audiencia sobre la base de repetir una y otra vez su eje central.
- Establecer concretamente al inicio de cada intervención qué tema plantearán y luego elaborar al respecto. Continuamente se pierden en detalles y no dejan claro qué idea querían trasmitir.
- Usar con frecuencia palabras clave, especialmente “Tu” para conectar con la audiencia. “Tu” es la palabra más potente en publicidad y sin duda en un debate político. A los votantes, lo que más les interesa es cómo las cosas los afectan personalmente. Además “Tu” hace sentir a cada miembro de la audiencia como parte de una conversación “uno a uno” con el candidato y no “uno más del montón”. Otras palabras clave son “resultados”, “garantía”, “ahorrar, “seguridad” y “probado”.
- Hacer que los votantes se imaginen de manera vívida el mejor futuro que ellos van a crear. Mientras más detalles específicos den es mejor, ya que hará que las personas perciban los ofrecimientos como realidades concretas y no como vaguedades conceptuales.
- Aplicar dosis de humor cuando sea apropiado. El humor los hace ver más humanos y reduce el rechazo que puedan generar entre ciertos votantes. Cabe notar que no se trata de generar carcajadas, más bien sonrisas que refuercen algún atributo que desean destacar (las emociones contribuyen a la recordación).
- Evitar los agravios y el sarcasmo. Está demostrado que no convence a nadie, por el contrario genera rechazo entre los indecisos y un mayor convencimiento entre los partidarios del contrincante. Por otro lado, si ignoran totalmente los agravios del otro candidato, lo dejarán mal parado: como un individuo belicoso que no tiene nada relevante que proponer y por lo tanto no merece la más mínima atención.
Para finalizar este post: ojalá que seamos testigos de un buen debate, que contribuya a que el mejor candidato se convierta en el futuro presidente de nuestro Perú.
Postdata: Lamentablemente ayer el debate fue una avalancha de propuestas sin un eje concreto y un agravio tras otro, que nunca engancharon con la audiencia. Las intenciones de voto deben haber cambiado poco/nada.