E-commerce: Tarjetas y contactos para una reactivación más rápida
La coyuntura actual ha forzado a los negocios y comercios del Perú, y del mundo entero, a adaptarse a una realidad en la cual el cambio ha sido un factor necesario para subsistir. Aceptarlo y avanzar con miras a un nuevo funcionamiento comercial, es imperativo en casi todos los rubros del mercado nacional.
Así, la pandemia del COVID-19 y las medidas de distanciamiento social que se han implantado en el Perú para prevenir mayores contagios, han generado una mayor valoración de los canales digitales y las ofertas en línea para del trabajo, el estudio, las compras y el entretenimiento
Según el Global Mobile Trends 2020, se espera que para el 2025 exista un 80% de penetración de smartphones a nivel mundial. Además, a 2024, de acuerdo con el estudio “Top 20 technology driven hard trends shaping 2018 beyond”, existirían 75 billones de dispositivos conectados en el mundo. Esto favorecería la posibilidad individual de poder ingresar a sitios web y plataformas de compra digitales de manera progresiva y cada vez más multitudinaria.
Es bajo esta premisa que podemos asumir que el comercio electrónico ganará tal relevancia para la reactivación, que será casi imperativo que todo negocio cuente con una opción virtual para poder ofrecer sus productos y servicios a los usuarios de canales digitales.
El comercio electrónico ofrece alta seguridad para realizar pagos o adquirir bienes sin tener que salir de casa; y la gente lo está notando cada vez más. Existe aún un gran porcentaje de la población peruana que no se encuentra bancarizada o no ve la necesidad de tener una tarjeta u otro producto financiero, sin embargo, la realidad que vivimos está cambiando bruscamente esta visión. Y no solo en el Perú: a nivel mundial, según el estudio de “Mastercard Recovery Insights: The Shift to Digital”, estamos viendo una gran división de canales de gasto por persona a través del comercio electrónico, con incrementos del 112%, el 64% o el 41% en los niveles de compras por e-commerce en países como Canadá, Reino Unido o Brasil, respectivamente.
Además, de acuerdo con una investigación del 2019 realizada por GFK, para fines del primer semestre de ese año, el Perú ya se posicionaba como el país con la tasa de crecimiento más alta de Latinoamérica en e-commerce, logrando un aumento del 44.2% en la facturación de ventas online. Según el mencionado estudio de Mastercard, hemos visto una notoria redistribución de las ventas en físico al comercio electrónico después del inicio del brote. Así, el cambio a las formas digitales de compra ha sido innegable, como lo revela un análisis de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (CAPECE) que indica un incremento del 400% en las ventas por comercio electrónico en el país durante los meses de cuarentena.
Aquí se puede apreciar la necesidad que los comercios han tenido que enfrentar respecto a adaptarse a la nueva normalidad y pasar por procesos de transformación digital orientados a potenciar el e-commerce lo más pronto posible para evitar un estancamiento de sus ventas o peor aún su colapso. Más aún, es en esta situación donde la importancia de las iniciativas para promover la bancarización de los peruanos, el uso de tecnologías de pago electrónico y sin contacto, las compras a través de canales digitales, y la exigencia de los consumidores, se ha visto reforzada.
Esto marcará un precedente importante para la etapa post pandemia, en la cual los comercios de todo tamaño que hayan pasado por procesos de digitalización, tendrán la oportunidad de mantener estas opciones en línea como una ventaja competitiva enorme. La importancia que demos a la virtualidad y lo rápido que los negocios puedan adaptarse al mercado digital y el comercio electrónico, repercutirá directamente en la transformación digital que el país necesita adelantar.
Algo que no podemos dejar de mencionar es el impacto de índole puramente social que el e-commerce deja en las sociedades. Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de inicio del nuevo milenio se propuso analizar las ventajas sociales y económicas que el e-commerce dejaría en las sociedades que decidan desarrollarlo.
¿Desde su concepción, el comercio electrónico prometía un gran progreso en las ya notorias áreas como comunicaciones, finanzas y el comercio minorista? Sin embargo, los mayores efectos suelen estar asociados a la personalización de productos, mayor disponibilidad de horarios de compra y libertad de búsqueda, o la mejora en seguridad y experiencia a la hora del pago.
Pero existen otros sectores que también reciben gran beneficio por parte del e-commerce, como lo son educación, salud y gobierno. Es aquí donde el comercio digital aporta a la forma en la que las distintas organizaciones, empresas y órganos del Estado interactúan entre sí, favoreciendo, aún más, el desarrollo de tecnologías y plataformas virtuales para llevar a cabo clases, consultas médicas y anuncios o servicios gubernamentales.
Este conglomerado de beneficios que el comercio digital y la digitalización en general nos dejan, a largo plazo, supone el favorecimiento de una mayor conectividad social, política, comercial y certifica la reducción de diversas restricciones que el comercio y relacionamiento físicos traen consigo, y asegura un desarrollo social generalizado que se puede ver apoyado significativamente si el el Gobierno decide apoyar abierta y constantemente su desarrollo. Por ello es clave, como país, saber adaptarnos y aceptar los cambios, para poder avanzar camino a un correcto desarrollo digital y del e-commerce, con miras de alcanzar una sociedad mucho más conectada e incluida financieramente.
¡Si usted no se ha subido a la ola, piénselo 2 veces (sino 3)! Así como algún amigo hoy compra ropa o zapatos y ya logró un método propio para asegurar su talla y confort – lo cual puede parecer extraño todavía a algunos – más pronto que tarde los extraños serán los que no están 100% conectados para vender y comprar.