Las Pymes de las mujeres peruanas
Si viajamos unos años en el pasado nos podemos dar cuenta que las brechas laborales entre hombres y mujeres, en materia de puestos, oportunidades y salarios, eran incluso más grandes de lo que son ahora. Según Gestión, el aporte de las mujeres a la economía del país ha sido excesivamente notorio a lo largo de las últimas décadas. En los años 70, 3 de cada 10 mujeres trabajaban, y en los 90 esa cifra ascendió a 5 de cada 10. Para mediados de la década del 2010, este número siguió en aumento, llegando a un 78% de mujeres peruanas en edad para laborar las que lo hacían en el sector privado. Mientras que, al 2019, en el sector público 4 de cada 10 funcionarios era mujeres.
Por lo que he podido apreciar gracias a mi contacto frecuente con el Perú, sí ha habido avances significativos, particularmente en el sector de Pymes y emprendimientos, donde la representación y la participación femenina han destacado. Según la Universidad San Ignacio de Loyola, en toda la región, el Perú es el único país donde las mujeres (22.5%) reportan tasas de emprendimiento en micro y pequeñas empresas más altas que los hombres (21.5%). Es más, en el territorio peruano existen más de 1 millón 400 mil micro y pequeñas empresas lideradas por mujeres, según datos del Ministerio de la Producción de finales del 2020, lo cual evidencia un gran avance.
Sin embargo, todavía hay problemas claros que deben ser atendidos lo antes posible. Recordemos que para fomentar que las mujeres sigan emprendiendo necesitan de educación, capacitación y soporte que les permita mantener a flote su negocio. La SUNEDU (entidad encargada de la supervisión de las universidades peruanas) ha evidenciado un problema urgente. Esta Superintendencia ha reportado que solo el 29.5% del total de alumnos inscritos en carreras de ciencias en el Perú son mujeres; mientras que, solo el 14% de ellas logran acceder a capacitaciones.
Además, es importante señalar que el aporte de las mujeres a la economía es vital, y para que pueda alcanzar aún mayores niveles de significancia, es importante buscar caminos y rutas de acción que aseguren la equidad y el empoderamiento. Esta “nueva normalidad” puede ser precisamente una oportunidad para corregir el sesgo de género que existe en las elecciones de carrera técnica o profesional, en el mercado laboral y en temas tan básicos y necesarios como la educación e inclusión financiera. En principio, el efecto inmediato ha sido una afectación en el potencial de las mujeres propietarias de micro y pequeñas empresas en los países en desarrollo, como el Perú, como consecuencia de la destructiva tormenta económica que trajo el COVID-19, pero es precisamente dentro de ese contexto que debemos tratar de convertir esa circunstancia en una oportunidad.
Sí bien es cierto que la situación de los emprendimientos manejados por mujeres peruanas está mejorando, no es menos cierto que hay todavía muchos desafíos por atravesar y se necesita de la capacidad de acción de los distintos actores del sector público y privados para poder contribuir a su resurgimiento, crecimiento y duración. Y es que, gracias a la capacidad de innovación de nuestros tiempos, hay muchos espacios en los que las mujeres pueden ser protagonistas, como por ejemplo en el mundo Fintech, donde hay emprendimientos que combinan la tecnología y servicios financieros, en los que las mujeres peruanas destacan una vez más, siendo las fundadoras o líderes del 44% de las empresas en este sector.
El aseguramiento de condiciones de equidad debe estar en todos nosotros y el auge de los emprendimientos en tiempos de COVID-19 nos permite asignar un nuevo enfoque, mucho más inclusivo y digital, que acerque las herramientas necesarias a las mujeres empresarias, y a todas aquellas que deseen serlo, para sobresalir en la “nueva normalidad”. Las nuevas tecnologías de comunicación reducen muchas de las barreras y hoy en gran parte es solo cuestión de querer hacerlo; porque el poder lo tienen, ya no es un inconveniente (y quizás nunca lo fue).
Estoy seguro de que el Perú podrá recuperarse más pronto que tarde y revalorar los diversos atractivos, agrícolas, mineros, turísticos, gastronómicos y más, que han posicionado desde hace más de 30 años al país en los mercados internacionales, aún en coyunturas complejas como la que ha tocado vivir hoy. En ese proceso de recuperación hoy cuentan con una nueva fuerza: la de las mujeres peruanas.