Gatronomía y productos del mar: las barreras mentales que hay que vencer
Vivimos una época muy especial en lo que a gastronomía se refiere. Las fusiones entre cocinas, la nueva oferta que aparece permanentemente, las fechas especiales para celebrar determinados productos y las ferias gastronómicas, nos han demostrado lo relevante que es la oferta de comida en nuestro país.
Los centros comerciales no han sido ajenos a este crecimiento. En los últimos años se ha incorporado una variada oferta de restaurantes que antes encontrábamos solamente en ubicaciones fuera del formato moderno. La decisión de comenzar a tener presencia dentro de centros comerciales tiene claras razones que lo sustentan: concentración de público, seguridad garantizada, estacionamientos vigilados, garantía de funcionamiento los 7 días de la semana y entorno adecuado, que más se puede pedir.
Las propuestas tradicionales, sobretodo en patios de comidas, han ido desde los populares pollos a la brasa y chifas, pasando por las propuestas de franquicia importada como KFC, Pizza Hut, Mc Donalds entre otras, alguna oferta local variada, parrillas, comida criolla, pero en menor medida pescados y mariscos, más aún, si pensamos en el formato de restaurante, la presencia es cercana a cero.
La limitada oferta de gastronomía con productos de mar tiene que ver sobre todo con factores culturales, creencias, y percepciones, que han generado barreras naturales en los momentos de consumo de muchos productos del mar como el pescado y los mariscos. Alguien nos enseñó la relación entre productos de mar y horario y entre productos de mar y momento de consumo.
¿Quiénes de ustedes ha pensado en comer un cebiche de noche?, probablemente pocos. ¿Cree usted que a las personas les parecería normal que en un restaurante con carta amplia de productos usted pida un cebiche de noche?, hágalo en voz alta y verá las expresiones de los comensales de las mesas vecinas. ¿Qué le impide hacerlo?, probablemente el convencimiento de que es un producto para el día, que le puede caer mal de noche, que pescados y mariscos se asocian al sol, o que al ser productos que deben ser frescos, solo se deben comer en el día. Si esto es real, debería funcionar en toda la oferta gastronómica que utilice los mencionados insumos, pero no es así.
¿Es una barreta mental o un problema real?. Traslademos la pregunta a un extranjero que ya probó un cebiche y le gusto. ¿Cree que no se va a atrever a pedirlo de noche?. ¿Dónde radica la diferencia?, pues sencillo, la diferencia radica en que el extranjero no tiene el prejuicio, en que la barrera mental de la que hablábamos líneas arriba no existe, en que él se rige por sus gustos y busca satisfacerlos cuando así lo desea.
He discutido en varias oportunidades acerca de cómo hacer para que negocios cuya hora límite de atención llega en la mayoría de los casos a las 5:00 pm., se vuelvan negocios de día y de noche, y he encontrado un buen ejemplo que demuestra que la barrera mental puede quedar de lado, la comida japonesa.
Esta oferta, en franco crecimiento, que se inició como una moda en los últimos años (en las décadas anteriores tuvo muy poca presencia como oferta) y cuyo consumo trascendió la capital, basa su oferta en el uso de insumos similares a los de una cebichería o restaurante de pescados y mariscos, mucho sin cocer y otro tanto cocido. No hay límite de hora para consumir sashimi y para probarlo, recorra diversos restaurantes y observe, pese a ser pescado crudo y ser de noche los comensales no dudan en consumirlo, por el contrario el consumo de esta oferta gastronómica es cada vez mayor, esto va contra todas las barreras mentales creadas a lo largo de muchos años, sobre nuestra gastronomía con productos de mar.
En el formato moderno se requiere de negocios que funcionen las 12 horas que dura la jornada comercial, algo casi imposible en las actuales circunstancias en las que nuestras creencias atentan contra el consumo y sostenimiento de la oferta de manera competitiva.
¿Quién debe ser el responsable de quebrar el paradigma?, pues alguien o un conjunto de interesados en el desarrollo de la categoría, que con una estrategia creativa logren sacar a la apreciada oferta de productos de mar de ese horario límite autoimpuesto, que reten a esta realidad que nos gobierna desde hace muchos años, que se atrevan a desarrollar un plan generador de consumo, no de algo nuevo, de lo existente, y que sean capaces de romper un mito horario, de romper un mito producto vs momento de consumo. Basta ver cómo categorías nuevas han dejado atrás las barreras mentales, planteando una propuesta de moda que evidencie que los productos son los mismos, una demostración de que la oportunidad está y que solo falta una buena estrategia.
["Mercados&Retail se publica todos los miércoles.]