Reconversión y competencia: ¿seguir haciendo lo mismo es una buena receta?
El reto constante del comercio es adecuarse a los nuevos requerimientos de los consumidores. No sé si hace 10 años alguien hubiera pensado en pequeños negocios vendiendo recargas de teléfonos, o que estos mismo negocios tendrían agentes representando a un banco. Si esto lo hubiera comentado alguien hace 20 años, hubiera sonado a locura, la realidad nos demuestra lo contrario.
Estimo, por lo que viene aconteciendo en el mercado y porque según cifras de empresas del medio, el crecimiento se viene dando tanto en el formato moderno como en el tradicional, que la competencia debe mantenerse por lo menos en el corto plazo. Nadie quiere salir del mercado en un momento de crecimiento de la economía, pero que la competencia continúe como hasta ahora tiene que ver con la capacidad de los actores en reconvertirse.
La reconversión puede ir desde la oferta de productos actual hasta los servicios que se ofrecen, los horarios de atención y todos los adicionales que se puedan ofrecer a un consumidor cada vez con menos tiempo y atormentado por una dura realidad de transporte. Lo he dicho en varias oportunidades, lo que se viene en desarrollo por los problemas de tiempo en trasladarse puede llevar a desarrollos de formatos uno muy cerca del otro.
He aquí algunos cambios que considero necesarios de cara a mantener la dinámica de los competidores, sin dejar que ningún canal predomine, sino que los espacios se mantengan, más o menos como hasta la fecha. Estoy convencido de que una gran barrera para el crecimiento del formato moderno, sobretodo en la ciudad de Lima, será la escasez de áreas para hacerlo y los precios de los terrenos, una barrera, en apariencia, difícil de superar, pero no imposible.
Las bodegas, por un lado, mantienen la capacidad de crecer sin límites claros. Saben adecuarse perfectamente al espacio disponible y deben adecuar la oferta a la nueva realidad del mercado que han elegido atender. No se debe pensar solo en el mercado actual, que por definición es el resultado total de la oferta y la demanda para cierto artículo o grupo de artículos en un momento determinado, en esta caso hoy; sino analizar los cambios en los productos demandados y de qué forma el punto de venta puede suplir las carencias y ofrecer un servicio que genere claros beneficios. Desarrollar servicios como el delivery serán prioritarios.
Los mercados populares, por el otro lado, que ya han demostrado capacidad de adecuación a los nuevos tiempos, deben seguir manteniendo esta característica que los hace apreciados, generando percepciones de frescura en los productos, trato personalizado, percepción de que el dinero vale más, pero que deberán adecuarse a los tiempos de la tecnología, frente a todos los instrumentos de pago que ya existen y que se avecinan. (No solo pensar en tarjetas de crédito, sino en monederos electrónicos o cualquier otro vehículo que permita al consumidor cancelar la compra).
Los supermercados especialmente en la ciudad de Lima deberán enfocarse en los problemas de distancia y frente a lo mencionado referidos al potencial problema de terrenos disponibles, en los formatos deseados, reformatearse, adecuándose a la realidad de lo disponible, no de lo deseable, con un mix de productos consistente con el mercado y el formato.
Las tiendas de los grifos ya están demostrando su capacidad de cambio, oferta de productos, horarios, mejor portafolio, servicios (cajeros y demás). Hoy es una oferta comparativamente a los canales mencionados incipientes, pero el futuro puede demostrarnos lo contrario. Revise el ejemplo de OXXO en México, aproximadamente 9,000 tiendas, que comenzaron comercializando muy pocos productos para determinadas marcas, cerveza era el foco, y que hoy tienen una propuesta de productos y servicios que los ha convertido en una cadena de gran relevancia en el mercado mexicano.
Lo invito a revisar el modelo OXXO. ¿Cree que este desarrollo sea una realidad posible en nuestro mercado? Nuevamente la realidad puede superar a la imaginación.