A propósito de vacas flacas: Orden en el mercado
En los últimos años y como consecuencia del desarrollo del sector inmobiliario, esta actividad ha visto ingresar a un gran número de empresas, tratando cada una de ganar un espacio bien sea en el ámbito de vivienda, oficinas o comercial, con criterios acertados algunos de ellos y otros con más voluntad que conocimiento.
Llama la atención ver cómo muchos de ellos se han lanzado a desarrollar una actividad que comparativamente a otros sectores, parecería tener bajas barreras de ingreso, no veo que al ritmo que muchos han entrado al sector inmobiliario, otros tantos empresarios hayan decidido ingresar al sector pesquero, minero, etc.
Al parecer el entorno y el crecimiento promovían que empresarios, sin experiencia en muchos casos, asumieran riesgos propios del sector, sector con reglas y riesgos.
Hoy, y luego del tan comentado mensaje que aludía a vacas flacas, y luego de haber corroborado cómo pueden las palabras impactar en las actitudes de los consumidores, compradores, decisores, influenciadores y demás participantes en un proceso de compra, pensaría que el mercado inmobiliario, especialmente en el rubro inmobiliario comercial, tenderá a ordenarse, a ser más un mercado de empresas dedicadas y con experiencia y cada vez menos de empresas con proyectos únicos y con alto riesgo.
Las percepciones han cambiado, y la fuerza de la palabra nos ha demostrado la influencia que puede tener en el mercado, y hoy con resultados tangibles, tenemos evidencia que las percepciones y expectativas son las dueñas del destino de las empresas.
Trabajo en una industria que se caracteriza por llevar alegría a las familias, a las personas, de distintas edades, de distintos niveles socioeconómicos, de distintos estilos de vida, es la industria de los centros comerciales, y como no podía ser de otra forma, creo que el sector va, y debe mantener, el ritmo de crecimiento de los últimos años. Sustento la posición en dos poderosas razones: la primera en la visión de largo plazo de la industria, los centros comerciales llegan y se mantienen como tales, no son susceptibles de ser modificados y convertirse en algo diferente, quien asume el reto ya sabe que esto nace y seguirá siempre como lo que fue en su concepción. La segunda razón, es que el formato ya le gustó al consumidor, ya se han generado hábitos de comprar en esos lugares en muchas ciudades y costaría mucho dejarlo, y es que pocos recuerdan sus distritos o ciudades antes del ingreso de los centros comerciales, hoy parecen haber estado siempre cerca de muchos de los compradores actuales.
Si se dice que la crisis es una oportunidad, entonces puede haber llegado el momento de crecer, y el momento en el que solo van a continuar haciendo inversiones los especialistas del rubro, me refiero a los inversionistas del sector inmobiliario comercial, y lo mismo debe suceder con el retail, los que estén pensando en crecer serán los retailers que tengan clara orientación al futuro, que tengan claridad en los objetivos de su marca y que además saben que el mercado en el que participan es de especialistas, que cuando el entorno sufre un pequeño cambio, ellos continuarán atentos a las oportunidades y pensando en que deben competir en el largo plazo, que no son oportunistas, que buscan trascender en sus negocios.
El mercado para nuevos retailers sigue siendo muy atractivo, habrán más centros comerciales en los próximos años, y para tener oferta potente y atractiva al mercado donde los centros comerciales lleguen, se requiere de nuevos operadores, de nuevas marcas, de nuevas propuestas, recuerde que los espacios no cubiertos, son los espacios que cubrirá alguna marca del exterior, que en nuestro mercado ve la oportunidad, que en cada ciudad grande, mediana y pequeña identifica un mercado, y que sabe que mañana lo que parecía poco atractivo se volverá muy atractivo, y sabe que los cambios en el mercado son solo cuestión de tiempo, y el tiempo perdido en muchos casos es irrecuperable.
Soy optimista, no voy a pensar en vacas flacas, pensaré más bien en que alguna vez me tocó competir en entorno de crisis verdadera, no me refiero a reducciones poco significativas del consumo, sino a épocas donde lo único predecible era que el día siguiente la situación estaría más complicada que el día anterior.