Control sobre las Promociones: ¿Más controles para los formales?
Soy usualmente optimista frente a los retos que nos plantea el mercado y estoy convencido que el papel de las organizaciones del Estado es vital para incentivar la inversión, sin embargo muchas veces esto no resulta siendo así y por el contrario generan complejidades y obstáculos para este proceso.
Como parte de mi trabajo diario, encuentro muchas veces complejidades en el proceso de desarrollar un proyecto y convertirlo en una realidad, llevar a distintas zonas del país un centro comercial y con ello la modernidad y el derecho que todos tenemos de disfrutar de ella; pero con análisis, paciencia y teniendo siempre presente que ese es el sector en el que elegimos desarrollar nuestros negocios, acepto el reto y trabajo con todo mi equipo con entusiasmo, en búsqueda de soluciones.
A raíz de las noticias en las que se menciona, que habría que pedir permisos al Ministerio del Interior para aplicar el mecanismo de marketing de las promociones, elemento importante dicho sea de paso en las actividades de retail, vemos en esta norma una barrera para la operatividad de los negocios. No hablamos de las grandes promociones como sorteos de departamentos, automóviles, etc., que sin duda requiere del conocimiento y autorización de la entidad señalada, para tranquilidad y garantía de todos, sino de las promociones de 2×1, por ejemplo, acciones del día a día en nuestras operaciones.
Es probable, y siempre es el origen de este tipo de normativas, que alguien esté haciendo mal uso de este derecho a liquidar, rematar o promover, la cuestión de fondo es, ¿por qué siempre el formal, el cumplido, el ordenado debe terminar pagando la factura del informal, el incumplido, el pocas veces fiscalizado?.
Por un lado, el Presidente de la República y el Premier hablan de promover la inversión, y por otro, diversos organismos del Estado se encargan de generar el peor escenario para la inversión. Esto es como una especie de castigo a la formalidad y premio a la informalidad (a lo mejor es la lógica de las Amnistias Municipales que nunca llegué a comprender, al pagador puntual se le cobra el 100%, los morosos siempre pagan menos, perverso incentivo).
Entre Indeci, los bomberos, trato con los municipios, habilitación urbana, cambio de zonificación los problemas de construcción, las exigencias municipales sobre anuncios externos e internos (esto último es increíble e invade propiedad), ancho de pasadizos, escaleras de evacuación, tipos de cables a utilizar, sistemas contra incendio, autorización para poner un letrero, , cumplimiento de exigencias de seguridad para el personal en obra con responsabilidad penal de los gerentes si algún evento grave ocurriera en una obra, sin mencionar impacto ambiental y demás.
No es negarse a superar las exigencias de todo lo necesario para garantizar al público espacios seguros y adecuados, pero nuevamente la pregunta es, ¿Por qué con tanta complejidad? ¿Por qué en muchos casos con tan poca voluntad? ¿Por qué sobre exigencias para unos y nula exigencia para otros? ¿no son las inversiones en el mismo sector iguales frente a las exigencias de lo que las leyes o normas exigen? Y finalmente, por qué a la complejidad actual, que ya es grande, a las demoras actuales, a los retrasos, a la inversión (que hace que muchos empleos que pudieron generarse en un momento determinado, se posterguen varios meses) agregarle mayor complejidad.
Y entonces, en estas circunstancias pensaba, ¿es que no hay incentivos para los diversos organismos para generar un entorno adecuado para el que invierte, para el que se arriesga, para el que paga impuestos, para el que genera empleo, para el que genera bienestar, para el que mejora calidad de vida?.
Pensaba en la empresa privada y en lo vital que es pensar y actuar en función al mercado, en la conciencia que existe en las empresas de trabajar con el consumidor como la razón de ser, la búsqueda de su satisfacción, la lucha por hacerle la vida cada vez más llevadera, más sencilla, queremos la satisfacción, no queremos perderlos, queremos ser preferidos, queridos.
Una lectura de lo básico y lo que marketing significa puede caerle bien a más de uno, pero hagan o no la lectura, quiero aprovechar y trasladarles un solo pedido, no más barreras que solo vuelven engorroso lo que puede ser sencillo, no más trabas si las cosas pueden fluir, no desincentiven a los que generan bienestar, creen en el mercado y se proyectan arriesgando recursos.
Hubo una época en la que todo fue crisis, y todo era desaliento, hoy vivimos tiempos distintos, tiempos de crecimiento, y estoy convencido que ante este nuevo panorama, las instituciones tienen que estar a la altura del momento.
Confío en el buen juicio, y que el incentivo a la inversión (y debería ser a la gestión también) es real, y no solamente una declaración pública.
Solo imagínense un mercado sin ofertas, para que tomen conciencia lo que mañana varios millones de peruanos pueden reclamarles.
¿Cómo generar un mayor nivel de comprensión de lo que algunas normas significan? Tremendo reto de marketing.
Hasta la próxima.