Orlando, venta online e informalidad
Una pregunta frecuente que me han hecho en entrevistas o conferencias, ha sido, ¿cuánto impacta el crecimiento de la venta online en los Centros Comerciales?
Mi respuesta es siempre la misma, seguirán creciendo, pero eso no hace sino obligar a los Centros Comerciales a replantear su propuesta y orientarla hacia aquello que no se puede comprar fácilmente si no es en el lugar donde se presta el servicio. No todos están dispuestos a sustituir la experiencia de compra física, de la prueba y del placer de salir con la bolsa de la tienda, estaríamos asumiendo que todos los consumidores piensan y actúan de la misma forma, y eso es un error.
Creo que la amenaza más grande no va por la venta online, sino por los trámites excesivos, las demoras sin fin, y la informalidad desbordada, además de una exigencia extrema a la formalidad, tributaria, laboral, de seguridad, lo cual no estaría mal si se aplicara a todos por igual.
Me gustaría ver en las próximas semanas, por ejemplo, a alguien asumiendo la lucha contra la piratería de libros, y si se le dedicara la mitad de las páginas que se le ha dedicado al tema del ingreso con alimentos al cine, que en mi opinión atenta claramente contra un modelo del negocio.
Si los parques de Orlando estuvieran en Lima, imaginemos por un momento un escenario así de maravilloso, me pregunto si saldría alguien a cuestionar por qué las entradas oscilan entre los US$70 y US$100 solo por el derecho a ingresar y a utilizar algunos de los juegos ya que el tiempo no les permitirá acceder a todos. ¿Alguien reclamaría por qué el ingreso de un auto cuesta US$20 y si desea estacionamiento preferencial US$40, después de haber pagado por el ingreso? ¿Reclamarían por qué en algunos parques se cobra fast pass, para acceder rápidamente al juego, cuando se supone que todos tienen el mismo derecho? ¿Saldría alguien a reclamar por qué las fotos con el ratón más conocido y querido en el mundo son pagadas?
Estoy convencido que si en un hipotético caso esto fuera real, los inversionistas probablemente frente a los cuestionamientos desarmarían el parque y se irían. Adiós a los empleos, adiós al entretenimiento, arriba le intervención. Con los recursos de otros es más fácil opinar.
Midan con la misma vara a todos, ese será ya un buen punto de partida.
Construyamos, promovamos, no agobiemos siempre a los mismos.