Ivan Salinero Ramo: "Creo que tengo alta movilidad laboral"
Conocí a Ivan por que vi el tremendo trabajo de su agencia fotográfica en Instagram. No fue difícil animarme a escribirle para tomar café y entender bien qué es lo que venía haciendo en la ciudad con Phoss, la compañía que él y su socio Antonio Sorrentino han creado. Estoy segura que Ivan es un Millennial de la cabeza a los pies, y está entre las historias más inspiradoras que he oído cuando se trata de armar valor para mudar de continente y empezarlo todo desde cero.
Ivan Salinero Ramo es arquitecto de profesión. Tiene un master en Documental Internacional de Fotografía EFTI en Madrid y en la Universidad de Artes Visuales Miguel Hernández de Elche. Ivan ha participado en exposiciones colectivas en Európolis Bellas Artes de Madrid, ha expuesto en el Centro Cultural Británico en Lima y en Suma galería. Incursionó también en lo académico y ha sido profesor en Utec y en Corriente Alterna. Además de otras líneas que no alcanzo a detallar para esta entrevista, ha sido redactor asociado de la revista Etiqueta Negra y ha sido subeditor gráfico del Grupo Editorial Cosas. ¿Hay más sobre Ivan? Sí. Lea.
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Soy un joven con ganas de ganas de trabajar y de divertirse trabajando. Y aunque suene muy obvio, de hacer lo que le gusta. Eso significa desde hacer un libro, hacer una foto o incluso una dirección de arte.
¿Cómo resuelves esta gran pregunta de la vida que la gente se hace de “qué es hacer lo que a uno le gusta”?
Bueno yo creo que a los 27 años ya hago lo que me gusta y he tardado relativamente poco. Conozco gente que nunca lo encuentra porque no se esfuerzan en descubrirlo. En mi caso estar ahí estudiando arquitectura y un día decirle a tu familia que no vas a ser arquitecto fue duro. Luego de eso, estudiar un master en fotografía y darte cuenta que no es suficiente, también lo es; porque al menos yo, me aburro haciendo solo una cosa.
¿Te aburres fácilmente?
Sí. Eso es un problema, necesito estar siempre muy hiperactivo. Necesito estar siempre concentrado aunque ande en mil proyectos. Necesito cambios constantes en mi vida y eso mucha gente no lo entiende; tengo una movilidad laboral alta.
¿Y esta alta movilidad hace que tu crees (junto a tu socio) Phoss Agency?
Phoss es una excusa. Creo que es lo que realmente quiero que sea, pero de momento es la cosa que me hace probar otras. Aún no hemos terminado de encontrar el alma de la agencia pero ya vamos en eso; estamos dejando que respire y crezca creativamente.
¿Cuántas veces te cuestionas si tienes claro lo que quieres tú o lo que quiere tu agencia?
Soy muy consciente uno no puede ser tan estricto todo el tiempo, y en eso me ayuda mi socio; porque me permite reflexionar sobre todas las cosas que pienso; sobre los cambios. Creo que a veces uno se define con el ego pero no entiendo el ego como algo negativo, yo creo que el ego ayuda mucho a crecer a las personas. Un ego bien manejado es saludable.
¿Cómo gestionas el ego con tu socio, cuántas veces le cedes razón?
Luego de estar en un montón de sitios, ha llegado el momento en el que hemos tenido que rechazar un trabajo porque era una empresa que no contribuía al mundo, y son ese tipo de cosas las que nos frenan hoy pero que reflexionamos muchísimo. Antonio, mi socio, es clave en ese proceso, y son casos en los que solo me queda decirle “vale, llevas razón”.
La idea misma de rechazar un cliente, me sorprende. Así como rechazan proyectos, ¿hacen algún trabajo a favor de cosas que sean éticas?
Muy pocas veces. Aunque hemos colaborado con una ONG que era de mi antigua roommate.
¿Cómo es vuestro primer acercamiento con clientes?
Muchas veces los vemos y nos proponemos con ellos. Luego de lo comercial también trabajamos en historias que nos apasionan, al menos en el medio editorial.
¿Un creativo puede tener miedo al rechazo? ¿Cómo es tu approach o tu dinámica con el “no”?
Cada día me llevo mejor con el “no”, porque uno puede hacer que no le digan que no. Si tu sabes elegir en cuáles proyectos entrar, lo evitas. Es como una forma de prevención.
De hecho hasta hace 6 y 7 meses, entraba todo tipo de clientes; pero ahora escogemos y protegemos las cosas que verdaderamente nos harán crecer.
A qué te refieres con crecer, ¿crecer hacia dónde?
Crecer es finalmente hacer cosas que a la gente le haga feliz. Nunca me he propuesto donde estar a 10 o 3 años. En el campo creativo es un golpe de suerte, puedes estar en NY y te fichan y estas trabajando con los proyectos más interesantes con los que hayas trabajado o puede ser que no. Creces va más allá de eso, creo que es cuando uno ve su trabajo y siendo autocrítico es feliz de lo que esta viendo.
Me ha pasado de hecho que he recibido proyectos de libros o revistas que hice y digo “…la madre, ¡esto lo hice yo!”. Crecer es sentirte capaz de poder hacer las cosas, y verlas hechas. Lo demás es súper incierto.
¿Alguna vez tu vida estuvo llena de certezas y desprovista de caminos inciertos?
De hecho casi siempre he sido bien consciente que es importante una estabilidad laboral.
Básicamente por tradición estudié arquitectura, mi papá también es arquitecto.
¿Cómo era tu papá?
Por suerte mi papá es súper ameno, desde chiquito me ha hecho escuchar sus vinilos, me ha hecho saber lo importante que es escuchar buena música… El día que tenga mi hijo voy a hacer lo mismo, no quiero creer que porque es un niño no tenga la posibilidad de entender las cosas que a mi me gustan.
Tuve un papá inteligente, que creía que desde pequeños uno puede disfrutar (en teoría) ciertos placeres de adultos.
¿Cuándo empezaste a trabajar?
Por la crisis española tuve que trabajar desde el primer año de carrera. He trabajado de repartidor, he trabajado doblando polos en tiendas de Zara, he repartido una suerte de Wong a las casas y así, he aprendido lo difícil que es el mundo laboral.
¿Con qué sentimiento trabajaste al final: cólera, pena, entusiasmo, resignación?
He trabajado con entusiasmo porque literalmente me permitía comprarme las cosas que quería tener. Así pude comprarme mis cámaras y tener independencia.
Si quería estudiar un curso de edición editorial, lo podía hacer. Eso me hizo dar cuenta de lo importante que es tener una economía sana, siempre me preocupo que haya un flujo.
Eso es lo que es importante en un creativo, que sea comercialmente bien aterrizado…. Y a pesar de que te gustaba la fotografía, ¿igual terminaste arquitectura?
Sí. A los dos años antes de acabar estaba seguro que no iba a ejercer pero terminé porque me gustaba. Siempre tuve la ilusión de que salieran unas prácticas increíbles pero no se dio y tampoco las busqué. Igual ahora tengo amigos que se han acomodado como operarios en algún despacho, a algunos les va bien a otros no tanto, pero la mayoría viven con esa frustración de no poder ejercer su profesión como les gustaría.
¿Crees que hay carreras más egocéntricas que otras?
Creo que cuando uno trabaja con su nombre, el ego es una parte fundamental. Todo el mundo quiere tener un reconocimiento de su trabajo a su nombre, es obvio.
El campo de los fotógrafos es un campo de ego, es lógico, está firmando con su nombre.
¿Alguna vez has firmado con tu nombre solamente, a modo personal?
Sí. He tenido exposiciones la Bienal de Lima, en galerías, algunas en España. Todo lo firmo con mi nombre o con Phoss.
¿Estás de acuerdo en que uno mismo tiene que proveerse de los estímulos necesarios para poder trabajar/crear/ser?
Sí.
Y por ejemplo, la música es parte fundamental de cualquier proceso. Ojo que no es nada que yo haya descubierto, pero lo creo al punto que cuando los chicos están en procesos creativos yo les cambio la música y al principio ellos no lo entendían. Se los prohibía, les decía “¡no puedes escuchar eso, esa música no va con tu proyecto!”, y se partían de la risa.
¿Cuál es el estilo de vida que tienes en Lima? ¿Cada cuanto “te la pegas”?
Digamos que me la pego más entre semana que el fin semana. Soy de esas personas que le gusta pegársela un martes y reservar el domingo para descansar. Yo creo que es una herencia de Zaragoza… un sábado estoy muy tranquilo. Me gusta y me parece importante desconectarme de la agenda.
Lo que sí me encanta de Lima es la variedad para comer y tomar una copa. Pero eso, una o dos copas.
¿Qué hace que te quedes en Lima y que no regreses a España?
Creo que Lima aún tiene un salvajismo que la hace una ciudad muy humana (y espero que esta frase no se malinterprete). Europa tiene ciudades muy alienadas, sin espacio a la sorpresa; aquí todavía puedes ir a un Jirón Cañete y tomar un Pisco Sour mientras ves muchas cosas nuevas.
Creo que es importante el caos hasta cierto punto, es un caos necesario.
¿Entropía?
No lo se pero un arquitecto que escuché decía que si se intentara organizar el Centro de Lima con la visión de ciudades como NY, dejaría de funcionar. El que viene de fuera aún ve algo maravilloso en todo esto que pasa.
Entonces entre el salvajismo y el humanismo de Lima, nos queda Ivan Salinero para rato…
¡Claro que sí!