Alfonso de la Torre: "Sobre la marcha, he ido aprendiendo"
A Alfonso no lo conozco personalmente, pero es de estas personas que te provocan curiosidad cuando las ves en Facebook. Creo que sus logros lo evidencian como una persona determinada y en esos casos siempre me pica una curiosidad adicional ¿Cómo lo logra? y ¿Qué hay detrás de este tipo de ser humano?. Esta es una entrevista a distancia, y confieso que al editarla me he quedado prendida leyendo varias veces algunas de sus respuestas. ¡Entérese de él!
Alfonso de la Torre es un economista especializado en temas de crecimiento. Estudia una maestría en la Universidad de Harvard y antes trabajó en el banco central de India. Actualmente comenta sobre economía y política en el Politiblog de la web Punto y Coma.
¿Qué es lo que acelera tu desarrollo en lo laboral?
Tuve la suerte de formar parte de dos instituciones “top” en el Perú: APOYO Consultoría y el BCP. Ambas empresas atraen grandes talentos, y yo tuve la suerte de aprender muchas cosas de los cuatro jefes que tuve durante ese tiempo: José Deustua, Alonso Segura, Juan Carlos Odar y Carlos Prieto. Todos ellos son excelentes profesionales y mejores personas que además cuentan con una amplia experiencia. Mi maduración profesional se las debo en gran medida a ellos y su interés en guiarme y verme crecer.
¿Tu línea académica ha sido siempre clara o la fuiste encontrando en el camino?
Cuando era chico siempre pensé en estudiar derecho, pero llegado el momento me decidí por economía porque tenía un gran interés en entender por qué algunos países son ricos y otros son pobres. En cierto modo esto refleja mi experiencia de vida: mientras yo crecía el país iba poco a poco reduciendo la pobreza. Creo que podría decir que en términos generales tuve claro desde muy temprano que quería ser economista y estudiar temas de crecimiento, pero que sobre la marcha he ido aprendiendo sobre el tipo de economista que busco ser y qué problemas específicos quiero atacar. Ahora que trabajo en mi tesis bajo la supervisión de Dani Rodrik, por ejemplo, estoy prestándole mucha más atención que antes a todo lo que tiene que ver con productividad y la generación de valor agregado.
¿Te consideras una persona creativa?
Es una buena pregunta. Ciertamente no so soy una persona artísticamente creativa, por más que tengo una profunda apreciación por el arte en sus varias formas. Pero sí creo que soy capaz de pensar de una manera diferente y original—eso que en inglés llaman “thinking out of the box”. Te doy un ejemplo. Actualmente estoy realizando un análisis de la informalidad en México—algo que también es muy relevante en el Perú—y una de las cosas que Joaquín Rey (mi coautor) y yo nos estamos preguntando es si la informalidad es sólo un resultado de regulaciones o intentos por evitar impuestos, o acaso también una consecuencia de contratos imperfectos y/o una de-industrialización prematura. Eso actualmente no forma parte de la conversación sobre este tema, ni en México ni en Perú.
Creo que independientemente de la ocupación, un sano escepticismo siempre es importante. La creatividad, al fin y al cabo, consiste en cuestionar el consenso, en no creerle siempre al “conventional wisdom”.
Se que viajas un montón. ¿tu grupo cercano de gente también lo hace (business or pleasure)?
Viajo más seguido que mis amigos o mi familia en Perú, pero no mucho más que otras personas que he conocido en Harvard y que también estudian temas de desarrollo económico. De hecho, mientras yo trabajaba en India, muchos de ellos se encontraban alrededor del mundo, en Indonesia, Rwanda, Sierra Leona, Francia y México, por ejemplo. Viajar es parte de nuestra profesión, y en ese sentido es “business”, aunque lógicamente esto se combina con “pleasure” también.
¿Qué hace que no te aburras de lo que haces?
Si algo realmente te apasiona entonces no te vas a aburrir. Y ése es mi caso. Es más, no sólo me apasiona, sino que lo considero importante: entender por qué unos países crecen más que otros es algo que puede cambiar las vidas de millones de personas. Estoy convencido que, si eres de parte de ese afortunado 65% del mundo que no es pobre (un poco menos de 5 mil millones de personas) y lo que haces te aburre de vez en cuando, entonces es hora de buscar otra ocupación. A diferencia de la tercera parte restante, tú tienes la posibilidad de elegir y, francamente, la vida es muy corta como para pasarte buena parte de ella aburrido.
¿Crees que al tener tanta información en mente y tanta posibilidad de discernimiento tienes la responsabilidad de compartirla?
Permíteme plantearlo de una forma un poco distinta: más que tener mucha información en la mente, de lo que se trata es de desarrollar habilidades para manejar gran cantidad de información y saber tomar decisiones. Honestamente, cualquier persona con acceso a Internet puede saber tantos datos económicos como yo. Son las habilidades para administrar la información las que hacen la diferencia. Yo puedo fijarme en los cuadros del INEI y repetirte las cifras de crecimiento sin ningún problema, pero cualquier ejecutivo o hacedor de política necesitan más que eso. Mi responsabilidad entonces no es compartir información sino empujar la conversación en una dirección distinta, de tal manera que se consideren otras perspectivas, como es el caso de mi trabajo sobre México.
¿Has pensado incursionar en política de alguna manera?
Me interesan las políticas públicas, y la realidad es que no importa qué tan bonita tu teoría económica pueda ser, un mínimo consenso político es necesario para llevarlas adelante. Desde esa perspectiva pues sí, me interesa la política y la sigo activamente. De hecho hay causas que considero importantes y defiendo activamente: el matrimonio igualitario y derechos civiles de la población LGBTQ; la igualdad de género, especialmente en el espacio laboral; y el cuidado de los niños especiales.
¿Eso me llevaría a incursionar en la política? No lo sé. La política como lucha por el poder no me interesa, pero como vehículo para generar progreso sí. Si llego a estar convencido que puedo generar cambios positivos, sin al mismo tiempo dejar que la soberbia me domine, pues lo consideraría. Pero no forma parte de mis planes en este momento.
No se cuántos años tienes pero se que te has casado hace poco. ¿Qué retos supone el matrimonio? ¿Porqué no esperar más?
Me casé hace poco más de un mes con Mariana: ella tiene 26 y yo tengo 28, aunque estamos juntos desde que ella tenía 19 y yo 21. Visto de esa forma, hemos esperado bastante: llevamos muchos años como pareja, tenemos planes en común y estamos personalmente involucrados en las metas y aspiraciones del otro. Creo que esa es la forma en la que el matrimonio debe darse: no como un quiebre que marca un antes y un después en una relación, sino como la reafirmación de lo que ya viene pasando entre ambos. Y ése es el reto, que pese a estar casados sigamos siendo una pareja de enamorados, con la misma energía de siempre por más que pase el tiempo y la rutina trate de imponerse.
¿Qué es lo que más le importa a un hombre a la hora de escoger a la mujer de su vida?
¡Creo que lo mas importante es saber que no sólo escoges tú, sino que al mismo tiempo te escogen a ti! Quizá lo fundamental al momento de enamorarte es preguntarte si la otra persona comparte tus mismos valores: pueden tener distintas opiniones políticas, tener pasatiempos diferentes o no escuchar la misma música, pero deben estar de acuerdo sobre qué es importante y qué no lo es. Lo demás está fuera de tu control: si le tienes aversión al riesgo quizá el matrimonio no sea para ti.
¿Cuál ha sido la decisión más importante de tu vida? ¿La que crees que cambió radicalmente el rumbo de las cosas?
La decisión más importante de mi vida fue invitarle ese café a Mariana en el Jockey Plaza allá por mayo de 2007. Nunca antes, o después, he tomado una decisión tan trascendental en mi vida. Muy por detrás, la segunda decisión más importante fue irme a estudiar con 18 años a EE.UU. Muchos me decían que era una locura, que las universidades peruanas eran muy buenas y que me esperara a la maestría para recién irme. No les hice caso.
¿Estudiarías otra carrera que no fuera economía? Si pudieras estudiar una segunda carrera, en un mundo paralelo, ¿cuál sería?
Creo que si no estudiaba economía habría terminado en derecho o ciencia política, en ambos casos con un énfasis en políticas públicas también. Por un lado, la intersección entre el derecho y la economía siempre me ha fascinado (el premio Nobel de economía este año fue para una disciplina que cubre la interacción entre ambos), mientras que en la ciencia política se vienen haciendo muchas cosas bastante interesantes en la actualidad, como el efecto del tipo de gobierno (presidencial o parlamentario) sobre el gasto público. Yo creo que en los próximos diez años la ciencia política va a dar tanto o más que hablar que la economía.
¿Qué haces los domingos por la mañana?
Me levanto temprano, hago ejercicio y luego preparo el desayuno para mi esposa mientras leo las noticias del día y algunas columnas de opinión.
Tu familia. ¿está llena de emprendedores, o de personas en el mundo corporativo?
Mi padre fue abogado y mi abuelo paterno ingeniero civil, pero ninguno formó parte de lo que llaman el mundo corporativo. Por el lado de mi mamá varios en mi familia fueron parte del servicio diplomático, y varios esperaban que yo siguiera esos pasos. Pero, como en muchas otras cosas, decidí ir un poquito contra la corriente.
¿Eres religioso? ¿siempre lo fuiste?
Soy católico practicante y lo he sido desde pequeño. Lo que ha cambiado con el tiempo es mi interés y respeto por otras tradiciones religiosas: durante los meses que estuve en India aprendí mucho sobre las tradiciones religiosas del Hinduismo y Budismo, por ejemplo, y creo que tenemos mucho que aprender de ellos. Asimismo, hay algunos temas en los que con todo respeto discrepo con la posición de la Iglesia. El acceso a anticonceptivos y el matrimonio civil entre personas del mismo sexo son las dos casos más evidentes.
¿Cuál es la frase que define este momento de tu vida?
Basadre decía que el Perú es en efecto un problema pero, al mismo tiempo, una maravillosa oportunidad. No hay que olvidar que yo nací en 1988, un momento en el que los peruanos sentíamos que tocábamos fondo como país, pero en aproximadamente un cuarto de siglo hemos logrado darle vuelta a la situación. Incluso si enfrentamos importantes retos inmediatos, soy muy optimista sobre el futuro del Perú en el largo plazo.