Daniela Osores: "Hay quienes literalmente mueren de frío, y eso no puede ser"
Deberían existir más personas apasionadas en resolver los problemas sociales de nuestro país.
Desde el colegio tuvo muy en claro que quería dedicarse a algo relacionado con lo social. Estudió administración en la Universidad del Pacífico y desde muy niña se involucró en diferentes actividades sociales -principalmente en favor a niños-. En el tiempo se hizo profesora voluntaria de niños huérfanos en el INABIF, apoyó causas como “Dona Tu Pelo”, fue –y sigue siendo- voluntaria en una ONG de niños con leucemia, creó la red de voluntariado “Ayudándote Ayudar”, fundó la asociación sin fines de lucro “Reciclando” y posteriormente co-fundó “Khana”, entre otras actividades sociales de las que fue parte desde los 8 años. Hoy trabaja en la Fundación de Osma a favor de niños en desamparo, y parece que ni ella podría haber planeado mejor las cosas. Lea.
¿Alguien en tu familia tenía este corte de ayuda social?
No, cero. Es algo que creo que nace conmigo.
Cómo usas las redes sociales para promover las causas que apoyas?
Cuando tengo que usarlas, las uso. En estos temas se pueden volver muy poderosas, principalmente para motivar y sensibilizar a los demás.
¿Qué haces al salir de la universidad?
Desde ese momento yo tenía claro que quería fundar mi propia ONG o trabajar en algo relacionado al ámbito social. No tenía claro qué causa atender; podía ir desde cáncer infantil, educación (porque también tenía la experiencia de ayudar con clases particulares a los niños) o hasta pensé hacerla de medio ambiente…
Llegó un momento en el que dije, ¿Cuál es la necesidad? Entonces en el 2012, cuando trabajaba en el Banco de Crédito, veía como todo el mundo botaba sus botellas de plástico. Esto me motivó a investigar y encontré algunas ONGs que vendían papel y botellas para financiar sus actividades, y me puse a pensar; ¿¡Qué otro valor se le puede dar a todos estos residuos!?
Encontré empresas fuera del Perú que utilizaban las botellas de plástico PET para elaborar diferentes artículos, desde nuevos envases de plástico hasta ropa.
¡Cómo un insumo cualquiera!
¡Sí!
Entonces investigué más, hasta descubrir que podía utilizar las botellas de plástico como materia prima para confeccionar frazadas polares y de esta manera atacar dos grandes problemas: el cuidado del ambiente y el friaje / heladas. En ese momento empecé a elaborar un estudio sobre la recuperación de residuos sólidos –principalmente de botellas plásticas- empezando por quién en Perú podía hacer la transformación de botella a fibra polar y finalmente en frazada, porque lógicamente poner una planta de reciclaje es una inversión millonaria.
Claro, imposible.
Exacto. En ese momento decidí tercerizar.
Me junté con Municipalidades para hacer campañas de reciclaje incluso.
¿Qué te decían cuando ibas?
En la mayoría de casos no se llegaba a concretar nada. Les encantaba el proyecto, pero al ser el costo logístico tan elevado –trasladar las botellas de un lado a otro-, la respuesta finalmente era desfavorable.
¿Eras la única haciendo esto?
¡No! En el camino me di con la sorpresa que el Ministerio del Ambiente tenía un proyecto similar, así que me contacté con ellos y empecé a juntarles todas las botellas posibles para su proyecto. Para mí era imposible poder manejar toda esa operación yo sola, por eso preferí sumarme a la de ellos; y me involucré a tal punto que en el 2014 plena COP20 me hicieron un reconocimiento por la ayuda brindada, porque de hecho era la única ciudadana en el Perú que había colaborado con el proyecto (risas).
¿Y cómo funcionaba el proyecto del ministerio?
Funcionaba por etapas, por ejemplo: “De marzo a julio recicla tus botellas”.
Siempre creí que no debía ser únicamente por campañas, sino más bien algo permanente, no solo porque a más botellas, abrigas a más niños, sino porque de esta manera se genera consciencia y como consecuencia de ello, el hábito saludable de reciclar.
En ese momento, después de 2 años de nacida la idea, decidí hacerlo yo sola. Ojo, fue muy difícil al comienzo… se me cerraron mil puertas, pues cuando tocas puertas tu sola o a título personal, por lo general no te hacen caso. Lo que acopiaba por mi cuenta no llegaba ni a 100kg en todo un año; y para donar una frazada necesitaba al menos 20kg de botellas.
Presenté mi proyecto a las empresas del grupo en el que trabajaba en ese momento (Sodicac, Falabella, etc) para que me donaran sus botellas también; y poco a poco fui acopiando una mayor cantidad.
Y, ¿hacías todo esto bajo tu propio nombre?
Al principio si, luego cree una página en Facebook y le puse de nombre Reciclando – botellas que abrigan.
Luego de 1 año, a mediados del 2015, hablé con un amigo, Gabriel Villavicencio, quien se animó a entrar al proyecto, y lo formalizamos como una Asociación Sin Fines de Lucro y así estuvimos todo el año pasado. Y este año se incorporaron Francisco García Yrigoyen y Carla Grados. Hoy somos un equipo de 4 personas.
¿Fue difícil?
Muy difícil. Sobre todo el tema logístico, todo el mundo me decía “Ya te doy mi botellas, pero recógelas de mi casa”.
Me gastaba un montón en gasolina y muchísimo tiempo en el tráfico, pero no acumulaba nada, las botellas ocupan un montón de espacio y a veces me las daban llenas o sin aplastar. ¡Aún no hay conciencia entregarlas limpias, sin líquido y aplastadas!
Además, hacer las frazadas tiene un costo. Una empresa convierte las botellas en fibra y la otra se encarga de hacer las frazadas, el proceso no está unificado en lo absoluto.
Poco a poco ellos me fueron conociendo, desde mis inicios cuando no llegaba ni a juntar lo necesario para una sola frazada.
¡Pobre!
(risas) recién el año pasado llegamos a hacer 100 frazadas.
Es un montón…
Las entregamos en Pachacutec, Ventanilla (esto fue por agosto del año pasado, en el día del niño). Ya para diciembre logramos celebrarles una navidad para 300 niños, regalos y chocolatada… Este es el segundo distrito más frío de Lima y por la neblina es casi imposible de ver. La ropa se demora muchos días en secar y es una zona súper pobre.
¿Tú seguías trabajando en oficinas corporativas en todo este tiempo?
Sí claro. Si no, ¿de qué vivía?
Era Brand Manager de la marca de ropa ESPIRIT en el Grupo YES. –siempre trabajé en el área comercial-
Wow
Sí. Los 4 que trabajamos ahora en la asociación lo hacemos ad honorem. No recibimos ningún sueldo porque sabemos que el modelo ahora no lo permite, nuestra principal motivación y retribución es sentir que haces algo por tu país… pero si espero más adelante podamos tener gente que trabaje y viva de esto.
Es cierto, creo que sí podría funcionar así.
Claro, y es realmente distinto cuando tocas puertas sola que cuando lo haces con el respaldo de una asociación con indicadores traducimos en impacto social y ambiental. Recién ahí te empieza a mirar con otros ojos.
Este año nos han apoyado más del triple de empresas y alrededor de 15 colegios auspiciados por CBC de Pepsico y vienen más…
En este año ya hemos abrigado a más 300 niños. (Pachacutec, Ticlio Chico y Huencavelica).
¿Sientes que te fuiste dejando llevar? Sin darte cuenta, una cosa iba llevando a la otra…
Totalmente. Y todas las cosas se van armando sin que tú lo veas, casi sin que te des cuenta.
¿Cómo es la experiencia con Huancavelica?
Nunca pensé que podríamos llegar tan rápido a provincia. Fueron 11 horas desde Lima y luego otras 4 en trocha hasta llegar el punto de encuentro. Las señoras y los niños caminaron 3 horas para vernos… terminé con bronquitis crónica; realmente la pasé muy mal, pero ver a tantos niños corriendo hacia nosotros para recibir sus frazadas; hizo que cada segundo valga la pena.
Solo este año hemos acopiado casi 5 toneladas de plástico. El próximo año deberíamos llegar a Puno, Huancavelica de nuevo y más…
¿Por qué frazadas?
Sabemos que la frazada no soluciona el tema del friaje. Es un paleativo.
El problema de raíz es nutrición y salud. Lo que nosotros queremos es hacer actividades preventivas de esto. Me encanta como todos se han puesto la mano al pecho este año con el tema del frío.
Lo que nosotros ofrecemos como asociación es RECICLA, CUIDA EL PLANETA, AYUDA. Buscamos crear una cultura socio-ambiental, ese es nuestro objetivo. Esto es a favor de los niños que están expuestos a las bajas temperaturas. Somos conscientes que lo más importante es crear impacto de manera sostenible, conectarte con la comunidad un buen rato, generar un vínculo…
¿Tu familia te apoya con el tema?
Sí, mil. ¡El garage de la casa de mis papás está lleno de botellas! Mi mamá en especial siempre me ha apoyado en cada paso que he dado, en cada tropiezo y en cada logro. Lo mismo mis hermanos, y en general toda mi familia. ¡Soy afortunada!
¿Planes a futuro?
Claro, a corto, mediano y largo plazo. En el corto plazo estamos lanzando el brazo comercial de Reciclando, se llama KHANA (luz en Aymara), y es una marca de indumentaria reciclada con múltiple impacto: social, cultural y ambiental –principalmente-. Capacitaciones a colegios, charlas en empresas, talleres de reciclaje y supra reciclaje para las madres de los niños que ya han sido abrigados con la intención de generar economías locales a través del cuidado del planeta, entre otros proyectos. Tenemos muchas actividades relacionadas con la misión de la asociación; cosas muy ligadas a crear conciencia ambiental y responsabilidad social.
Es más, tenemos paquetes para empresas donde ofrecemos desde talleres, charlas, capacitaciones hasta programas de entrega de frazadas -con sus logos- en sus zonas de impacto como programa de responsabilidad social / ambiental.
Muy bien. ¿Como se definen propiamente?
Nosotros no somos recicladores. Somos una asociación sin fines de lucro de concientización socio ambiental, donde principalmente reciclamos botellas de plástico para convertirlas en frazadas polares para abrigar niños de bajos recursos expuestos a bajas temperaturas. Hay gente que literalmente se muere de frío, y eso no puede ser.
No entiendo cómo es que armas algo tan ambicioso y aún tienes tiempo de ir a trabajar a una oficina…
Sí y no. Mi trabajo corporativo lo acabo de dejar por algo que justo te quiero contar.
¡Cuéntame!
En una de las tantas reuniones para la asociación, me reuní con una fundación que apoya económicamente a instituciones para niños y ancianos.
Mi intención era lograr financiamiento para poder seguir con nuestras actividades, sino va a morir tarde o temprano. Aunque me dijeron que no podían apoyarnos en ese momento, me contaron a detalle sobre la fundación y realmente me fascinó lo que hacían. Al parecer encajé con el perfil que ellos estaban buscando en ese momento para cubrir un nuevo puesto en la fundación. ¡Yo no tenía ni idea, pero como es la vida que te pone –sin buscarlo- en el lugar que siempre habías soñado!
NO TE CREO.
Sí. Ahora dedico todo mi tiempo a lo que realmente me apasiona. Estoy completamente enfocada y avocada en generar un cambio en mi país a través de mi trabajo y mis diferentes emprendimientos sociales. Pero te soy sincera… el camino fue duro, realmente muy duro. No todos entienden esta pasión con la que nací y crecí, pero tampoco pretendo que lo hagan… Solo hay que ser firme en cada paso que das para estar más cerca a tus sueños. Sobre todo, valorar el apoyo y confianza de los que apuestan por ti. Luego de tanto esfuerzo, sacrificios y muchas caídas…. Lo logré. Hoy puedo decir que soy feliz.
No me queda duda…
¡Ni siquiera sabía que existía un trabajo así de ideal! –para mí, claro-
Mi jefe desde el principio me dijo que no quiere que deje mi asociación…
Yo sé. Todo esto es muy bueno para ser cierto, por eso aprovecho cada segundo de lo que estoy viviendo, para seguir poniendo mi granito de arena en mi país y ser cada vez una mejor persona.
Dani. Estoy feliz por ti. Gracias por tu tiempo.