Luciana Arispe: "Me acostumbré a dedicarme a algo que me apasione"
Luciana Arispe crea su marca personal como la excusa perfecta para trabajar en lo que tanto le apasiona. Ha estudiado desde clown hasta actuación y canto. Le gustan los lunares y los puntos al punto de haber creado su propia plataforma web www.puntolu.com. ¡Lea!
¿Qué sintió antes de empezar a cantar en el concierto que protagonizó hace un par de meses en La Casa de la Creatividad de Miraflores?
Sentí todos los sentimientos a la vez y en desorden. Es una mezcla de cumpleaños y examen, felicidad y nervios a la vez porque obviamente quieres hacerlo bien y regalarle algo de la mejor calidad al público. Además era la primera vez que se vendían entradas. Me sentía muy agradecida porque había más de 50 personas interesadas en escucharme.
Hay una adrenalina deliciosa cuando estás a punto de hacer algo que amas.
¿No es la primera vez que está en un escenario verdad? ¿Cuántas veces ha tenido esta oportunidad?
Yo estudié actuación teatral en paralelo a mi carrera de Comunicación para el Desarrollo en la PUCP. Nunca me desempeñé como actriz sino, equivocadamente, como productora. Yo sentía que había algo que no me terminaba de cuadrar con la actuación tradicional y ahí es cuando de casualidad llegué a un taller de clown con Wendy en Bolaroja. ¡Me enganché!
¿Qué era lo que hacía diferente este tipo de actuación?
El nivel de vulnerabilidad que se requería. Para el clown la herramienta principal de trabajo no es el personaje sino tú mismo, y hay que mirar constantemente dentro tuyo. Desde que descubrí el clown no quise que nadie me baje del escenario.
¿Se dedicó a tomar más talleres de clown?
Llevé todos los básicos que pude, y de pronto encontré el taller de clown hospitalario y decidí probar. Terminé siendo miembro del equipo de Doctores Bolaroja, clowns voluntarios profesionalmente preparados para visitar pacientes en hospitales. Y hoy en día eso es lo que más disfruto en realidad.
¿Cuál fue su principal descubrimiento?
Cómo parte de las visitas me di cuenta que funcionaba mucho la música, tanto para niños como para adultos. Este lenguaje no solamente me era fácil sino que surgía de forma natural para comunicarme. Durante toda mi infancia y adolescencia tocaba un montón de instrumentos en el colegio. Me encantaba la música.
¿Tomó alguna acción sobre eso?
Una vez me tocó acompañar a una persona en un procedimiento difícil y sólo se me ocurría cantarle, y funcionó muy bien. Quise retomar la práctica y en el 2013 llevé un taller de canto con Merian. Soy muy afanosa, entonces busqué más y más talleres de canto y música, en el Jazz Jaus, entre otros.
¿Ha pasado entonces por varias etapas y estudios?
Claro. Estudié Comunicación para el desarrollo, estudié actuación teatral, estudié clown y ahora quería cantar. ¡Me quedó claro que quería ser artista!
¿Cree que a pesar de haber tenido varios intereses, ha hecho todo por desarrollarse a full con cada uno de ellos?
Si eso me pasa mucho, creo que si estoy invirtiendo mi energía en ir tras algo, lo menos que puedo hacer es meterme de lleno. Me lo debo a mi misma. Sobre todo en artes escénicas: mientras más disciplinas aprendas se terminan complementando muchísimo.
¿Alguna vez usó su carrera de Comunicación para el desarrollo propiamente?
Sí, la uso constantemente. De hecho es uno de los pilares de lo que ahora es Puntolú. Con esa carrera lo que uno busca es generar bienestar a través de herramientas comunicacionales.
Cuando entré a trabajar en Bolaroja fue como comunicadora, y en mi tiempo libre como clown voluntaria. ¡Era perfecto!
¿Cómo decidió quedarse tanto tiempo en Bolaroja?
Yo no podía negar o ignorar mi pasión por las artes, y era feliz de trabajar en una asociación sin fines de lucro que generara un impacto tan positivo en la sociedad.
¿Qué es Puntolú?
Es una marca personal que busca integrar el clown, la comunicación y el bienestar. Cuando cerró Bolaroja yo descubrí que no podía dedicarme a algo ame. Además (aunque no me arrepentiré jamás) invertí mucha energía, amor y tiempo en algo que no era mío, no era un sueño propio.
Entiendo. ¿Cuál es el principal objetivo de su marca personal?
Generar bienestar. Decidí hacer una marca personal cuyo límite es lo que a mí me interese hacer. Tengo distintos pilares o “puntos” de desarrollo.
¿En qué consiste su trabajo?
La marca tiene el poder de conectar con distintos públicos. Si me preguntas cuál es el que me interesa más difundir es “Punto de Encuentro”, que es un servicio que antes no existía como tal. Es ir a puerta cerrada para trabajar como clown con pacientes en casos críticos o terminales.
Es una de las cosas que yo como clown más disfruto. Es un acompañamiento artístico-terapeutico. Actualmente visito cierta cantidad de personas por semana y hacemos lo que esa persona quiere o necesita. Cando eres payaso las reglas del juego están abiertas, y la prioridad es el bienestar del paciente.
¿Siente que hay más gente haciendo esto en el mundo?
Esa es la maravilla y la prueba principal de que nuestro trabajo funciona. Hay payasos alrededor del mundo que estudian esto, que trabajan como clowns y reciben un sueldo por ello, es como un trabajo normal. Reconocen que es efectivo.
¿Es decir, antes de Bolaroja no se hacía de manera profesional?
En el Perú no. Al menos no en el sector salud. Se está desarrollando poco a poco en Perú, y hay muchos grupos que se dedican a trabajar como clowns voluntarios en Hospitales. Lo más importante es que lo hagan de manera profesional.
¿Cómo definiría usted bienestar?
Creo que es “estar bien” pero es algo que se adapta y se relaciona directamente a quien va dirigido. Mi bienestar es distinto al tuyo por ejemplo. Es algo que te genere tranquilidad, que disminuya tus niveles de ansiedad, que aporte a tu vida, que te haga crecer, etc.
¿Me podría contar alguna de sus experiencias?
Yo visito cada semana a una mujer de 84 años que tiene Alzheimer . Está casi todo el día en casa con una enfermera. Sale a caminar y también a clases de baile. Vive con su hija, quien sigue trabajando, también porque con una persona mayor hay nuevos gastos que afrontar.
¿Cómo hace para afrontar cada caso y no hacerlo emocional?
Como concepto da nervios pero depende de cómo uno se acerca a la situación. Es ahí donde valoro mucho mi formación como payaso profesional. Mi expectativa no es curar a la persona, sino ver más allá de su condición y generar una conexión. Ahí es empiezan a suceder cosas increíbles.
Esta mujer a la que visito, por ejemplo, era cantante de boleros cuando era joven y a mí me encanta esa música. Hoy la visité y aunque no podía recordar las palabras de la canción, hacía armonías perfectas. Sé por experiencia que la música es un lenguaje que está ubicado en otra parte del cerebro y ella conecta muy fácilmente cuando se hace a través de la música. Jugamos con instrumentos musicales que ella parece no reconocer, pero cuando los toca lo puede hacer perfectamente, porque tiene totalmente incorporado el sentido del ritmo y lenguaje musical. Es el idioma con el que mejor nos comunicamos ella y yo.
¿No debe haber nada más perfecto que esto para ejemplificar la idea de vivir en el presente de la que tanto se habla hoy no?
Exacto. A veces no se trata de alegrar a la persona sino solo “estar” con ella. Recuerdo a una chica que conocí que tenía cáncer terminal a los 27 años y lo único que me atinó a decir era que estaba molesta de morir. Ella no quería molestar a sus familiares o a médicos porque todos le decían que iba a estar bien. El payaso siempre va a buscar generar una complicidad verdadera, yo solo la acompañé en su fastidio y renegamos ambas sobre lo que le estaba pasando, porque eso era lo que ella quería y necesitaba hacer.
¿Cuál es el bienestar de Luciana Arispe?
Poder disfrutar de lo que hago, poder disfrutar de quién soy y saber (de taquito) que lo que hago tiene un impacto positivo en otras personas. Si tengo eso, estoy bien.
¿Cuáles son los retos más grandes de trabajar sola?
Lo más difícil es la incertidumbre. Hay otros Puntos que generan ingresos como conciertos con Punto Musical o dictar talleres con Punto de Exploración pero al final del día nada se mueve si yo no hago que se mueva.
Además de eso es difícil enfrentarse a las conversaciones de otras personas que tienen 30 años como tú y tienen departamento propio, ya se casaron o ya tiene hijos mientras una está recién empezando un proyecto propio.
¿Es inevitable compararse con las personas, verdad?
Inevitable. Por eso hice un Punto de Partida, que es un blog donde comparto todas las cosas que he ido aprendiendo. Ahí me di cuenta de la gran responsabilidad de escribir y que el mundo te lea… pero también me parece tan bonito…
¿Cómo vive su día a día en Lima?
En realidad trabajo principalmente en mi casa y de alguna manera mi agenda ya está llena para toda la semana. Tengo entrenamiento de canto todas las semanas con Pamela Llosa, otra hora a la semana hago mi propia terapia (con mis paciente visito muchos mundos entonces yo no quiero descuidar el mío), hora con el terapeuta para no descuidar mi nutrición, y también tomo clases de improvisación en Imaginario Colectivo con un grupo de artistas. Además dicto talleres junto a mi novio, hacemos eventos juntos, y atiendo a mis pacientes.
Gracias por su tiempo Luciana
¡Gracias a ti!