Mariella Ruiz de Somocurcio: "Reclamo justicia en redes sociales porque hay situaciones indignantes que lo ameritan"
En plena coyuntura sobre la seguridad para las mujeres en Perú, Mariella Ruiz de Somocurcio reflexiona. La joven diseñadora de moda acaba de partir a Barcelona para iniciar su maestría hace solos dos semanas. A su corta edad ha trabajado con Ana María Guiulfo, ha diseñado una colección de joyas para Murguía y ha creado su propia marca Catalina Picasso. Confiesa que no le dedica mayor tiempo a redes sociales pero que las usa casi como si fueran una responsabilidad al denunciar injusticias de las que viene siendo testigo. Cree en la sostenibilidad y que el diseño (en el amplio sentido de la palabra) puede llegar a mejorar la vida de todos. ¡Lea!
¿Cómo se describiría brevemente?
Imaginativa, compleja y luchadora.
¿Cómo decidió estudiar diseño de moda?
Siempre quise estudiar algo relacionado al arte, desde chica fui influenciada por mi padre que es arquitecto urbanista y mi mamá que diseñaba ropa deportiva. Empecé a crear mis propias prendas y armaba personajes para mi, dependiendo de mi estado de ánimo, el color del día y mis sentimientos. Al principio lo que me frenaba un poco era que estudiar moda iba a ser algo riesgoso en cuanto a rentabilidad y que es un mundo muy frívolo, eso me aterraba. Poco a poco me fui dando cuenta que realmente me fascinaba y que podía desapegarme de la frivolidad.
¿Cuál es el poder del diseño en la vida de la gente? ¿Es una herramienta sofisticada o al contrario algo elemental?
En la vida todo es diseño y este cambia de un modo inagotable de acuerdo a las fuentes de inspiración. El diseño está en todo. Lo esencial es que nos encaminemos a un diseño responsable, en los materiales, en su origen, la forma en que se han producido, los costos, su accesibilidad y sostenibilidad. Me interesa que el buen diseño llegue cada vez a más gente y les ayude a tener una vida mejor.
¿Cuáles fueron sus siguientes pasos al egresar de Mod’Art?
Me gradué de Modart en el 2016 y comencé a trabajar con Ana Maria Giulfo, a quién le estoy muy agradecida porque he aprendido muchísimo. Al cabo de unos meses hice un performance para lanzar mi propia marca, estuve y estoy muy contenta con los resultados de eso. Además quise inspeccionar en otros ámbitos y diseñé una colección de joyas para la marca Murguía, con los que también estoy muy agradecida por toda la libertad y confianza que me dieron. Ahora me encuentro en Barcelona a pies de arrancar mi maestría.
¿Qué opina de miles de marcas de moda creándose cada día y de las muchas que fracasan rápidamente?
Es cierto, hay miles de marcas apareciendo y fracasando a la velocidad de la luz. Es una locura. Yo creo que es algo simple, y quizás me equivoque, pero estas son marcas que no tienen un vínculo emocional con los consumidores. Yo creo que a la hora de crear siempre tiene que haber un trasfondo, un porqué, una historia. Muchas marcas aparecen sin fundamentos, esta de moda hacer moda y hay gente que crea su marca por que sí, porque les gusta la ropa.
Esto no debe ser así, el vínculo emocional entre la prenda y el consumidor tiene que existir.
¿Cuál es el éxito en la vida de un diseñador de moda?
No dormirte, porque si te duermes, se acaba.
¿A quiénes admiras en la industria?
Creo que no podría elegir a una sola persona, tengo desde amigos míos que recién empiezan, hasta grandes nombres como Alessandro Michele, Barragán, Raf Simons, Eckhaus Latta y podría seguir… También creo que en el mundo de la creatividad uno no para de mutar, y mientras uno va mutando, los gustos y las admiraciones también mutan.
¿Cree que estudió una carrera de riesgo en cuestión de rentabilidad?
Definitivamente sí. Es jugármela por el todo. Pero hacer lo que me gusta y vivir con lo suficiente no me molestaría a que suceda lo contrario. No tiene precio hacer lo que a uno realmente le gusta.
¿Qué espera de su paso por Barcelona?
Espero muchísimas cosas. Prefiero no comentarlas hasta que ocurran.
¿Alguna vez sintió que tenía responsabilidad por luchar por alguna causa social?
Soy una persona con mucha empatía. Siempre he sentido esa responsabilidad por luchar por causas sociales y ajenas, de hecho hace no mucho hubo un caso de violencia contra la mujer que remeció el Perú por tan solo unos días y eso me molesta demasiado, que la indignación dure solo “unos días”. Es de conocimiento público que Lima se encuentra en el puesto quinto del ranking mundial “Ciudades más peligrosas para la mujer”. ¿No es indignante? Quedarnos con los brazos cruzados, sería inaceptable.
¿Ha visto estas injusticias de prima mano?
Apliqué a una beca en Barcelona con un proyecto que reciclaba neumáticos para convertirlos en botas y otros elementos de seguridad frente al fenómeno del Niño Costero. Tengo amigos en Carapongo damnificados por este fenómeno que se quejan que hasta ahora no les dan las viviendas que les ofrecieron. Increíble tanta insensibilidad de las autoridades.
¿Qué herramientas usó para poder colaborar desde su posición cuándo aún estaba en Lima?
Como buena millennial las redes sociales fueron mi primera herramienta. Tengo una relación de amor-odio con ellas pero si las voy a usar siempre trato de sacarles el mejor y más positivo provecho. No voy a decir que nunca las uso para reírme con mis amigos, porque es lo que más hago, pero considero que son un medio para hacer que la información llegue al mundo entero en cuestión de segundos. Reclamo justicia en redes sociales porque hay situaciones indignantes que lo ameritan.
¿Cree que su generación reacciona más que generaciones pasadas a las injusticias sociales?
Es una pregunta un poco peligrosa pero yo creo que existen dos tipos de personas: las que tratan de luchar por estas causas y las que solo les importa su bienestar. Estamos en la era de los “influencers”, los “bloggers” y la vida detrás de una pantalla. Hay algunos que sí luchan por causas sociales pero en el caso de la violencia a la mujer en especifico me sorprendió como tan pocas mujeres no sacaron la cara por esta vía.
Literalmente seguían posteando “selfies” y recomendado marcas de ropa mientras una de nosotras estaba siendo arrastrada por el piso, otra violada y otra golpeada. Creo que les faltó tacto y empatía. En otras generaciones la gente era más apasionada al luchar por los ideales, como la democracia y la igualdad, salían con más facilidad a las calles a protestar por lo que querían ver y tener. Eran menos conformistas, menos egoístas. No puedo generalizar pero así fue como lo viví.
¿Cuál es el país al que esperaría regresar luego de sus estudios en Europa? ¿Si pudieras diseñarlo, qué cosas cambiaría?
Definitivamente volvería a mi país, Perú. No sabría decir cuándo pero quiero volver a hacer lo mejor posible con mi marca Catalina Picasso. Me gustaría lograr un cambio en la industria de la moda, hacer proyectos de responsabilidad social o ambiental. Ya somos varios amigos unidos en esto y me emociona pensar en ese momento.
Diseñaría un Perú con menos desigualdades, que tengamos más ciudadanía y respeto entre nosotros. Haría de Lima una ciudad menos hostil.