Betania Tello: "Me incliné por una carrera universitaria para no tener límites en lo que me pudiera gustar hacer luego"
Betania Tello es una arquitecta de la Universidad Ricardo Palma con un galopante negocio de producción de eventos. Sus creaciones son elogiadas en redes sociales y afirma que no se arrepiente de haber dejado su puesto en un reputado estudio para seguir su pasión por el diseño de interiores. Bien dicen que la vida son detalles y ella se ha encargado de ello desde el 2010 cuando formó Backyard. Cierra el año con 19 bodas contratadas y otros eventos corporativos o familiares. Afirma que se levanta más temprano que nadie, que nunca ha jalado un curso en la universidad y que es especialista en celebraciones. ¡Lea!
¿Cómo empezó su búsqueda por un empleo independiente?
Estudié arquitectura y trabajaba en eso pero sentía que no me llenaba al nivel de detalle que yo quería llegar. No tenía el alcance hasta la decoración o cierre de proyecto. Me di cuenta que me gustaba la decoración porque la gente percibe el nivel de detalle en el que uno trabaja.
¿Dónde formo sus primera ideas prácticas sobre la arquitectura?
Empecé a trabajar con Jordi Puig y empecé a ver proyectos de todo tipo. Iban de interiorismo en cierto punto y descubrí que eso me llamaba mucho la atención. Luego de un tiempo entendí que los proyectos demoraban en ver la luz, podíamos pasar dos años viendo una casa y no saberla terminada en todo ese tiempo.
¿Sentía impaciencia?
Es probable que por mi carácter quisiera ver las cosas ya terminadas antes que los demás, reconozco que puedo ser vehemente en ciertos aspectos.
¿Decidió tomar medidas drásticas?
No. En ese momento solo tenía más claro que me gustaban las decoraciones efímeras. Mesas, eventos pequeños, espacios que resultaran bonitos.
¿Cuál fue el inicio de todo?
Mi hermana me dice un día que estaba buscando a alguien que le decore un baby shower para una amiga. En ese momento me ofrecí a decorarlo, hicimos un presupuesto y hasta saque luces de mi casa para poder acomodar todo. Ese día vi que había quedado todo muy bonito y le tomé fotos. Ese día comprendí que quería compartir lo que había creado y decidí crear una página de Facebook para subir lo que me inspiraba.
¿Ese fue el inicio de Backyard?
Sí. Al momento de buscar inspiración para el nombre quería que se sintiera como algo que salía de una esencia bonita. Me puse a ver albums de niña y me di cuenta que lo que quería rescatar eran esos almuerzos o cenas en el patio de la casa. Quería rescatar el recuerdo de esos primeros cumpleaños cuando mi mamá sacaba miles de ideas para armar la mesa de dulces por ejemplo. El patio trasero en ingles sonaba mejor, entonces se llamó Backyard Company.
¿Entonces esto no empezó como un tema comercial?
No, para nada. Era una página de inspiración y para mi. Esos días mis amigas compartían lo que publicaba y entonces llegó el momento de hacer un bautizo, luego una cena y así fui haciendo cosas a pequeña escala de las que me podía encargar porque me gustaban.
¿La gente tenía claro lo que hacías?
En lo absoluto. Creo que yo tampoco tenía claro a dónde iba este tema, porque además lo hacía solo los fines de semana y aún estaba trabajando en la oficina.
¿Cuándo tomó la forma que tiene hoy oficialmente?
Poco a poco me di cuenta que me estaba encargando de decoración de eventos y que la gente quería cada vez más espacios bien diseñados para las cosas que celebraba. Recuerdo puntualmente que en un momento salió un comentario en la página que nos acusaba de no ser autores de todo lo que se publicaba, aún cuándo ponía los créditos. Aunque me pareció algo “mala onda”, dejé de publicar cosas que no estuviera haciendo yo. Fue curioso pero eso hizo que yo misma me esforzara a crear más cosas para poder publicar.
¿Qué hacía para poder atender estos eventos?
Iba cada fin de semana y compraba cosas que me gustaban con parte de mi sueldo. Sin darme cuenta ya me había hecho de un stock de cosas de decoración y me gustaba más la idea. Felizmente los eventos eran los sábados y mi trabajo era de lunes a viernes, no chocaron hasta que un día llegó la primera boda. ¡No pude dormir el día anterior!
Sabía que era el día más importante en la vida de esa persona y nada podía salir mal.
¿Luego de esa primera boda, cómo comenzaron a llegar las demás?
Al año siguiente llegaron dos y el próximo a ese llegaron 6. Me sentía dividida pero tenía que ser seria en mi trabajo y sentía que no podía seguir pidiendo tanto permiso. Decidí usar el 2014 para llegar al límite posible de la situación y fue un año sin duda complicado para mí. Quedaba muy poco espacio para mi vida personal.
Con 12 bodas reservadas para el 2015 decidí dar un paso al costado y trabajar oficialmente por mi cuenta.
¿Qué cosas se decía a sí misma cuándo llegaban las dudas de hacerlo o no?
Pensaba en qué era lo peor que me podía pasar. No tenía familia ni ninguna otra carga que mantener. Sentía que era joven y pensé que lo más difícil sería volver a insertarme al mundo laboral formal. Luego de repetir eso como si fuera mi nuevo mantra, renuncié.
¿Cuál fue su primera necesidad para poder instalarse de modo independiente?
Quería una oficina. Sentía que la gente debía llegar a coordinar todo a un espacio bonito, al inicio veía todo en la casa donde vivía con mis papás pero no era lo propio para el servicio que yo quería llegar a ofrecer. Incluso ya compartía depósito con otras personas en Villa el Salvador pero igual terminaba llenando mi casa de cosas porque me gusta hacer pruebas de mesa. ¡Era el momento de avanzar!
¿Cuáles fueron sus siguientes pasos?
Sin tener ni siquiera una inversión asegurada comencé a buscar casas para mi oficina. Desde el inicio sabía que tenía que ser una casa por el espacio que requería mi negocio…
¿La encontró fácilmente?
De hecho encontré la casa de mis sueños pero me pidieron más de lo que yo siquiera podría haber imaginado. Ese día salí apenada de allá pensando que iba a ser muy complejo encontrar algo que fuera factible. En el camino a casa, ese mismo día, pasé por donde estamos ahora y vi el letrero de alquiler. Llamé sin ninguna esperanza y la cifra era bastante más razonable que la otra casa. Ese mismo día le pedí consejo a mi papá y me contó que había un excedente que estaba pensando invertir. Me acompañó a ver la ubicación al día siguiente y en menos de 5 minutos ya estaba negociando el alquiler. Ese día nos convertimos en socios de Backyard y mi tarea se convirtió en hacerlo rentable.
¿Cómo fue la transición a disponer de su tiempo 24/7?
Al principio fue extraño porque no tenía horarios pero igual estaba totalmente ocupada por los eventos. Felizmente me gusta mucho despertar temprano porque disfruto más la paz de la ciudad sin que nadie asome. Llegaban mail y solicitudes por Facebook, yo me encargaba de verlo todo. Banco, flores, mercado, manteles, etc.
¿Cómo resolvió los temas de logística?
Al inicio era personal a medio tiempo pero luego contraté tres personas para el área administrativa y hasta mi hermana menor trabajó conmigo un tiempo. Las cosas van tomando forma solas y ya cerramos este año con 19 bodas agendadas para el próximo. Eso de hecho ya es una tranquilidad pero yo como arquitecta al inicio no sabía manejar temas de empresa y tuve que aprender en el camino comprando libros o leyendo en internet. He tenido que entender desde recursos humanos hasta temas de impuestos en tiempo record.
¿Qué es lo que más disfruta?
Lo mío es la parte creativa. Desde la primera reunión cuando viene un potencial cliente nos cuenta lo que quiere y se arma una propuesta en base a eso. El paso uno es ir a explorar el lugar y seguir trabajando en base a eso. De hecho visitar el lugar me inspira mucho y lo comparo con el emplazamiento, un paso básico en el proceso para los arquitectos. De hecho yo trabajo todo, desde los planos.
¿Cuál es el proceso en líneas generales?
Me siento con el cliente a revisar libros, revistas y a entender un poco por cuál estilo se emocionan más. Algunos clientes saben lo que quieren otros lo van descubriendo conmigo. Luego de juntar un moodboard de referencias, armamos por dónde va la temática general y empezamos con reservas las cosas para la fecha. Hacemos mínimo cinco reuniones pero si se quieren más, son más. También hacemos propuesta de decoración que hasta les puede servir de guía para las invitaciones.
¿Alguna vez le interesó estudiar diseño de interiores?
Sí. Desde pequeña tenía libros de flores, pinturas, esculturas e interiores en general. Yo lo pensé dos veces y me incliné por una carrera universitaria para no tener límites en lo que me pudiera gustar hacer luego. Me puse la meta de terminarla en el tiempo más corto posible y así fue. No jalé ningún curso, no malogré ningún verano y no me quedé ni un año más.
¿En qué universidad estudió?
En la Universidad Ricardo Palma.
¿Cuál es su forma de hacerse conocida?
Es solo el boca a boca y nuestras propias redes sociales. Hasta ahora no pago una sola publicidad en medios.