Francesco Giaquinta: "Mi padre es mi mejor amigo"
Francesco es un italiano que aterrizó en Lima hace 7 años para empezar a trabajar un proyecto de peluquería con su Padre. Hoy se le reconoce en las calles de Barranco como uno más de barrio y después de mucho trabajo ha logrado hacer de Senza Frontiera una realidad. ¡Lea!
¿Qué hace en Perú?
Hemos empezado en Perú con la escuela Senza Frontiera. Ese es el motivo principal por el que estamos aquí mi padre y yo. Hace seis años empezamos a dar cursos de peluquería para mujeres que son de bajos recursos y quieren independizarse, subir su autoestima y salir adelante. Quienes buscan un espacio donde salen de la cotidianidad y se encuentran con nuevos conocimientos.
Además de lo que aprenden sobre peluquería. ¿Qué otros beneficios observa de los cursos que enseña?
El simple hecho de entrar en contacto social con otras personas las hace crear amistades y fortalecer sus habilidades interpersonales. Además de que luego del curso pueden abrir sus propios negocios. El valor de sus futuras empresas son ellas y lo aprendido.
¿Qué opina del rubro en Perú?
Creo que es bastante informal, tenía una idea cuándo llegué pero ahora me doy cuenta que es informal al punto de que cualquier persona puede improvisar con ser peluquero. En Italia se tiene que hacer un curso formativo de tres años por ejemplo y hasta se debe sacar una licencia. Sin embargo esto va más allá de la licencia, lo importante es que uno se sepa profesional para sus clientes.
¿Cuál es el riesgo de no ejercer la carrera de manera profesional?
El cabello representa muchas cosas en la vida de las personas y cada uno lleva una relación distinta con este. Es riesgoso improvisar con algo tan importante para otros.
¿Qué es lo que aprendió en estos 6 años?
Cuando empecé a enseñar, la cosa que más fuerza me dio fue la pasión y las ganas de las personas. Muchas veces uno va a enseñar como profesor y hay gente que brinda la impresión de saber más que uno; pero en este caso fue muy lindo porque pasando la barrera de comunicación y de confianza, se logra crear un grupo unido con ganas de aprender.
¿Cuál fue esa barrera de confianza que tuvieron que superar?
Al inicio ellas pensaban que nosotros estaríamos allí 3 o 4 meses nada más como un proyecto social y luego adiós. Pasa a menudo que muchos proyectos entran y se van, las personas se sienten abandonadas o que han tomado provecho de ellas.
¿Cuándo decidió venir a Lima?
Nació con la idea de querer hacer una experiencia con mi padre en el trabajo. Pensé venir a Sudamérica luego de estar en Londres para probar y entender si la experiencia de enseñar me gustaría. Así me fui quedando a pesar de las dificultades del idioma al inicio.
¿Cree que sus alumnas tienen un cambio importante en su vida luego de sus clases?
Mucho más allá del tema de peluquería, su lenguaje corporal cambia y dejan de ser tímidas. Ya no tienen miedo porque se les ha creado la posibilidad de entrar en un grupo de la sociedad que produce sus propios ingresos. Y claro, muchas de ellas sí han abierto su micro empresa mientras otras trabajan con nosotros.
¿Tenían una hoja de ruta clara al empezar?
Sabíamos que queríamos enseñar y para mantenernos teníamos que trabajar; por eso comenzamos a atender en Barranco mientras seguíamos dando clases. La idea fue y es hacerlo en todo Sudamérica.
¿Qué le llama más a futuro, la peluquería o la educación?
Creo que la educación, porque todos los días que enseñas aprendes algo.
¿Qué es lo que más disfruta fuera de su trabajo con Senza Frontiera?
Viajar es la cosa que más me gusta en el mundo, es lo que más me da inspiración. Cualquier lugar, si lo sabes captar, te da algo, te transforma. De hecho me gusta viajar muy libre, no me gusta hacer tantos planes.
¿Qué próximo lugar le gustaría visitar?
Me falta todo Asia y África.
¿Cómo gestiona trabajar con tu padre?
Mi padre es mi mejor amigo. Viajamos juntos, trabajamos juntos y hasta tomamos cursos juntos. No tengo ningún tipo de conflicto. Eso sí, compartimos ideas y a veces discutimos pero creo que es justamente el trabajo lo que nos unió mucho. Él me ha enseñado a ver la peluquería de un modo distinto.
¿La peluquería fue siempre lo suyo?
Desde los 14 años ya tenía una noción. He tenido el pelo de varios colores desde esa edad porque me gustaba experimentar incluso con mis amigos del colegio. Íbamos en tren a otras ciudades a descubrir nuevas peluquerías, ver chicas guapas y tomar vinos locales.
¿Cómo disfruta de Lima hoy?
Me gusta mucho Barranco, fue una suerte llegar ahí porque me enamoré de la ciudad. Me gusta salir a comer cerca al mar y correr tabla. ¡Aunque no son muy bueno con la tabla! Hay una buena escena con la música electrónica y además paro feliz con mi grupo de amigos en reuniones íntimas.