400 años después el avión empezó a volar
En el papel se pueden ver los trazos de lo que sería el primer boceto de un avión en la historia. El artefacto volador, fue diseñado en el siglo XV entre los años 1486 y 1515. El mindset del genio detrás de esta obra observó por veinte años el vuelo de las aves, de los insectos y de los peces voladores para responderse a la pregunta ¿algún día el hombre podrá volar? Cuatrocientos años después el primer avión cruzó el atlántico.
Detrás de una de las obras más fascinantes de Leonardo da Vinci, se puede encontrar su talento, su trabajo pero también su modo de hacer y pensar: El mindset da Vinci; un pensamiento de innovación atemporal y relevante ante el paso del tiempo, pues además de generar ideas, también las puso en práctica. Pasó del Mindset a la acción.
Aquí repasamos 5 características que conforman el Mindset de Da Vinci que podemos usar personalmente o ponerlos al servicio de nuestros equipos.
Ser implacablemente curioso: Da Vinci en su exploración fue descubriendo diversos conocimientos que le sirvieron para seguir creando sus obras que dieron inicio a muchas de las tecnologías actuales. Tenía un principio que moldeaba su vida: “El placer más noble debe provenir de la alegría por conocer y comprender”. Este principio lo podemos ver plasmado en diversos personajes que han moldeado el futuro. Steve Jobs, contó en su conocido discurso en la universidad Stanford, como el hecho de haber estudiado caligrafía en su época inicial universitaria lo había inspirado en la creación de diferentes tipos de letras para la primera Macintosh, la caligrafía le había enseñado ese carácter que mezcla lo bello con lo riguroso. Esto lo ayudó a crear una identidad única para Apple, donde lo estético, funcional y bello se convirtieron en el ADN de la marca, desmarcándose así de lo que existía en el mercado.
Hacerse preguntas y tener un pensamiento crítico: Leonardo da Vinci era capaz de hacerse preguntas que cuestionaban lo establecido. Un día en una de sus caminatas se hizo esta pregunta: ¿Por qué los peces voladores son más rápidos que las aves si el agua es más densa? este cuestionamiento, lo llevó a explorar a profundidad el vuelo de diferentes especies vivas en la naturaleza. El resultado llevado a la acción fue uno de los tratados más notables de la historia: “El Códice sobre el vuelo de los pájaros”. Un manuscrito, que años más tarde sería la fuente de inspiración de la Nasa para posibilitar los vuelos espaciales. Podemos encontrar en la historia más reciente sucesos como el declive de Blackberry, donde la falta de pensamiento crítico y capacidad para cuestionarse los llevó a tener afirmaciones como las que hacía su fundador: “¿para qué un ejecutivo quiere entrar a internet desde su teléfono móvil? lo quiere es comunicarse”.
Si el pensamiento crítico es una de las principales competencias para el profesional del futuro. ¿Cómo hacemos para que este pensamiento crítico se convierta en una disciplina en nuestros equipos?.
Observar la naturaleza: En las palabras de Leonardo “La naturaleza es la fuente de todo conocimiento verdadero. Ella tiene su propia lógica, sus propias leyes, no tiene efecto sin causa ni invención sin necesidad”. Si había algo que Leonardo disfrutaba era el tiempo que le dedicaba a la observación y comprensión de cómo funcionaba la naturaleza en sus diferentes expresiones. Este conocimiento producto de la observación le permitió encontrar diversos patrones que antes nunca se habían conectado. Desde la invención del paracaídas con la observación del vuelo de los insectos, hasta los bocetos de lo que sería la primera bicicleta. En tiempos que se nos exige productividad y agilidad, intentar salir del piloto automático y desarrollar la habilidad de observar nos puede ayudar a encontrar nuevas formas de enfocar soluciones. Conservar la capacidad para maravillarse observando la naturaleza fue parte del mindset de Leonardo da Vinci.
Abrirse a diferentes conocimientos. La historia nos dice que las grandes innovaciones ocurrieron cuando se conectaron diferentes áreas del conocimiento. Leonardo exploró en diferentes fuentes de aprendizaje e inspiración, desde biología, anatomía, pintura, escultura, juntó el arte y la ciencia; y fue esa combinación lo que lo llevó a crear una de sus más grandes obras: el hombre de Vitruvio, el estudio que sentó las bases de las proporciones ideales del cuerpo humano realizado a partir de los textos de arquitectura del ingeniero Marco Vitruvio. Este trabajo determinó las reglas por las cuales se juzga la armonía y belleza del cuerpo humano. La era industrial nos dejó el legado de la mirada del especialista, donde aquel que era abogado, sería abogado para toda su vida. Sin embargo, la historia, en especial la de Leonardo da Vinci nos ha demostrado todo lo contrario, el valor de una sociedad creativa se nutre de la diversidad de pensamientos y espacios que nos permiten fomentar y explorar distintas áreas del conocimiento.
Una mentalidad en continuo crecimiento: Leonardo no fue reconocido como hijo legítimo. En la era del renacimiento ser un hijo fuera del matrimonio era como estar muerto civilmente. Sin embargo, él convirtió este suceso en una oportunidad. No siguió una educación tradicional por lo que no se le exigió desarrollarse en la misma especialización que su padre y abuelo: ser notario. Esto le permitió la libertad de explorar diversas ciencias y artes. Leonardo, tenía también problemas con las operaciones aritméticas básicas y sus conocimientos de latín eran débiles, a pesar de esas circunstancias a Leonardo da Vinci se le considera el genio más grande de la historia occidental. Da Vinci, además de dedicar tiempo al estudio del cuerpo y la astrología, disfrutaba mucho cocinando y pintando. El veía toda actividad como un reto para aprender de manera constante. Si hacemos una búsqueda en Google las palabras más buscadas están relacionadas a conceptos, como crisis, incertidumbre, cambios. Una mentalidad de crecimiento nos permite enfocar nuestros desafíos como una oportunidad para siempre crecer y marcar la diferencia.