Machu Picchu Sostenible, un sueño en grande
Machu Picchu, la emblemática ciudadela inca ubicada en el corazón de los andes peruanos, es una de las siete maravillas del mundo moderno y la única en un santuario protegido natural, debido a su gran historia, valor arqueológico y entorno natural. Desde su descubrimiento científico a inicios del siglo pasado por el estadounidense Hiram Bingham, recibe la visita de miles de turistas diariamente. En la última década, más de un millón de personas por año han llegado para conocer in situ esta maravilla del mundo moderno.
Es precisamente la llegada de tal cantidad de turistas, que produce más de 5 mil toneladas de basura por año, que en 2016 generó un pronunciamiento de la UNESCO anunciando su intención de incluir a la maravilla en la lista de “Patrimonios de la Humanidad” en peligro pues, a pesar de los esfuerzos de la Municipalidad de Machu Pichu por segregar más del 90% de sus residuos (algo único en el Perú), el volumen de la basura era tal que impedía sacarla por la única vía existente (el tren), provocando su acumulación en los puntos de acopio.
Ante este peligro, nosotros como empresa privada decidimos tomar cartas en el asunto y siempre contando con la colaboración de la municipalidad de Machu Picchu, buscar la manera de ayudar a revertir esta situación y lo hicimos donando una planta compactadora de residuos plásticos y sólidos. Ahora estos residuos son procesados y reciclados más rápido; luego, son transportados en tren a la localidad de Pachar, donde la Municipalidad de Machu Picchu tiene el punto de transferencia y se comercializa el material compactado. Esto permitió que lo que antes lugar lleno de basura se convierta en un jardín.
Este trabajo marcó el inicio de una serie de acciones que hemos pensado, planificado y ejecutado en Machu Picchu, en la búsqueda de convertirla en la primera ciudad sostenible del Perú y un modelo de sostenibilidad del mundo. Un sueño que parece utópico y muy lejano, pero que estamos haciendo realidad con el esfuerzo de los dos últimos años.
Hace unos meses, también identificamos que son 600 galones de aceite lo que usan los más de cien restaurantes y hoteles ubicados en Machu Picchu, contaminando el río Vilcanota, el río sagrado de los incas que atraviesa el valle sagrado y la ciudadela. Es ahí donde nace nuestra segunda acción, con la colaboración de la municipalidad de Machu Pichu que creamos la primera Planta de Transformación de Aceite en Biodiesel y Glicerina en Machu Picchu.
Esta nueva planta viene produciendo 20 galones diarios de combustible biodiesel y, como si fuera poco, la glicerina obtenida en este proceso de fabricación de biodiesel es utilizada por la Municipalidad de Machu Picchu para la limpieza de los pisos de piedra en todo el lugar, evitando de esta manera el uso de productos petroquímicos, cerrando el círculo sostenible.
Pero no nos pareció suficiente, supimos que, además de los residuos inorgánicos como el plástico, vidrios que representan el 50% del total de residuos, existía una mitad que también podíamos aprovechar, se trata de los residuos orgánicos. Por lo que estamos por presentar, junto con Inkaterra, la Planta de Tratamiento de Residuos Orgánicos que tendrá la capacidad de procesar 4 toneladas de estos residuos y generar bio-carbón, un fertilizante natural que ayudará a intensificar la productividad del suelo, ayudando a la reforestación de los espacios naturales y a los campesinos en la productividad de sus tierras.
Tango en Grupo Aje como en Inkaterra pensamos que este modelo de sostenibilidad, con un costo asequible a cualquier pequeña ciudad, puede ser replicado en otras poblaciones con similares problemas en los espacios naturales peruanos, transformando un problema, la basura, en una fuente de recursos para su población.
Jorge López-Dóriga
Director global de Comunicaciones y Sostenibilidad del Grupo AJE
Miembro de L+1
José Koechlin
Fundador y presidente de Inkaterra