La sostenibilidad en el corazón de los negocios
Cuando una empresa destina parte de sus utilidades hacia actividades filantrópicas que beneficien a sectores necesitados de la sociedad, su reputación se ve, cómo no, muy favorecida. Más aún si se cuenta con grupos de colaboradores en actividades de voluntariado. Sin embargo, la pregunta que surge inevitablemente es: ¿eso es suficiente? Comprometer fondos de la firma y tiempo valioso de los colaboradores para causas nobles es admirable, pero no suficiente. La filantropía genera, casi siempre, una relación de dependencia. Pero cuando la ayuda cesa, la necesidad regresa y no se corrige la causa que la origina.
Por eso, es recomendable que cuando hablemos de responsabilidad social o corporativa nos remitamos al concepto de sostenibilidad como criterio para medir el impacto de las iniciativas puestas en marcha.
Las áreas de relaciones corporativas o comunitarias, siendo necesarias y cada vez más relevantes, no son suficientes para establecer el nivel de compromiso con la sostenibilidad al que las compañías deben apuntar. Una empresa comprometida con la sostenibilidad es aquella que, desde el corazón de su negocio, genera un impacto positivo en la sociedad.
Es importante saber que cualquier compañía, no importando el rubro, puede ser un agente generador de cambio y promotor de la sostenibilidad en el mundo. Para esto, es necesario entender que el concepto de sostenibilidad no se limita a la emisión de gases o a reciclar los desechos, sino que abarca conceptos tan amplios como el fin de la pobreza, igualdad de género, salud, educación o acceso al agua.
Una recomendación para aquellos empresarios que comienzan a involucrarse en el concepto de sostenibilidad, es mirar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó y publicó en el año 2015, como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este conjunto de objetivos interrelacionados entre sí- son un llamado a la acción para proteger el planeta, incorporando metas ante desafíos globales como la pobreza, la desigualdad, el clima, la prosperidad, la paz y la justicia.
Hoy estamos frente a una nueva generación de ejecutivos, cuyas motivaciones trascienden el componente económico y dan mucho valor a las firmas que han conseguido crear y contagiar un propósito a sus colaboradores. En otras palabras, valoran cada vez más trabajar en una empresa que, a través de su compromiso comprobado con la sostenibilidad, los haga sentirse orgullosos de ella.
Por otro lado, cada vez más clientes exigen productos y servicios que provengan de empresas comprometidas seriamente con la sostenibilidad, que cuenten con certificaciones ambientales que cumplan con las exigencias necesarias, incluyendo a la cadena de proveedores con los cuales se relaciona.
Las nuevas generaciones nos están pidiendo que cambiemos nuestra forma de interactuar con el mundo, siendo más empáticos y generosos con la sociedad y el planeta. Es nuestra obligación atender a estos pedidos para intentar corregir, de algún modo, el daño infringido en las últimas décadas y mejorar así nuestro legado.
Ricardo Fernández Ribbeck
Socio de Amrop
Miembro de L+1 y líder de su Comité de Innovación