El residuo más valioso es el que no existe
Todas las actividades humanas generan residuos. Sin embargo, a diferencia de la madre naturaleza que reabsorbe sus desechos, los humanos necesitamos de servicios, procesos y espacios donde tratar la gran cantidad de basura que generamos. En las empresas, sobre todo en las más grandes, la gestión adecuada de los residuos supone una logística específica y un gasto operativo importante, sujeto a supervisión y fiscalización por parte del Estado.
Pero algo que nos debe llamar la atención es que una serie de elementos que consideramos “basura” son en realidad bienes en desuso que han dejado de tener un valor sustantivo para quien los posee. No obstante, olvidamos que estos elementos pueden ser materia prima para otros actores que los capitalizan a partir de la reutilización o el reciclaje.
Si tenemos en cuenta que solo en Lima y Callao se genera un promedio de 9 mil toneladas de residuos diarios de los cuales cerca del 73% es reaprovechable (orgánicos e inorgánicos), podemos dimensionar la cantidad de materia con capacidad de ser utilizadas que estamos desperdiciando en los rellenos sanitarios.
¿Qué puede hacer una empresa para poner en valor sus residuos? Propongo tres ideas puntuales luego de analizar y clasificar internamente lo que estamos desechando:
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Vincularse con los programas de reciclaje de los gobiernos locales y las asociaciones formales de recicladores. Ellos se encargarán de toda la logística para recuperar objetos como papel, plástico, vidrio, metales, cartones, tetrapack, y similares.
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Generar alianzas con emprendedores formales que recuperen objetos como muebles y artefactos que pueden ser reparados. Organizaciones como Recidar, A Caminar, Emaus, entre otros, pondrán en valor estos objetos para ofrecerlos luego a precios sociales en bazares distribuidos en diferentes partes de la ciudad. Un ejemplo de esta articulación es el programa Lima Reusa de la Municipalidad de Lima que ya ha permitido recolectar más de 10 toneladas de objetos en desuso hasta el momento.
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Otro tipo de residuos industriales como parihuelas, llantas, tubos, cables, etc., están siendo utilizados por los gobiernos locales para la recuperación de espacios públicos. Estos elementos se convierten en bancas, mesas, macetas y juegos de niños, que pueden ser trabajados por los propios municipios y resultan muy versátiles en su uso y recambio.
Y ¿qué pasa si tengo un residuo y no encuentro una cadena para articularlo? Pues viene ahí la oportunidad del empresario de apostar por un emprendedor que encuentre en el problema una oportunidad.
Que el día internacional del reciclaje nos lleve de la actividad simbólica a la acción real en la gestión de nuestros residuos. Ese es el verdadero cambio que nuestro planeta necesita.
Ximena Giraldo
L+1
Gerente de Servicios a la Ciudad y Gestión Ambiental – Municipalidad de Lima