La innovación tecnológica sostenible
La ley de Metcalfe establece que el valor de toda una red es mucho mayor que la suma de sus partes o usuarios. Esta misma premisa se aplica cuando convergen la innovación, la tecnología y la sostenibilidad. Cuando estas tres fuerzas se unen, el valor y el impacto se multiplican exponencialmente, lo que subraya la importancia de fomentar su implementación en las organizaciones.
Según el reporte Barómetro de los CEO, la innovación, que en términos prácticos resulta de usar la creatividad para resolver problemas o desafíos reales, ocupa el segundo lugar en la lista de prioridades para los líderes empresariales peruanos. Sin embargo, en la práctica, gran parte de la innovación se enfoca solo en mejorar la eficiencia y reducir los costos operativos. Esta forma de innovación, conocida como “innovación incremental”, implica realizar mejoras graduales en los procesos, métodos, productos y servicios. Por ejemplo, en el área de compras, en lugar de adoptar enfoques rígidos en las negociaciones con los proveedores, se fomenta la colaboración y el desarrollo conjunto de soluciones centradas en el ahorro.
Cuando a esta ecuación se le suma la tecnología, se abre el camino hacia la “innovación tecnológica”, que no solo aumenta las posibilidades de aplicación, sino también los impactos que se pueden lograr. Esta forma de innovación abarca tanto mejoras incrementales, como la digitalización de procesos, como cambios radicales y disruptivos, como el lanzamiento de productos novedosos. Dado que las empresas establecidas se centran en consolidar sus modelos de negocio actuales, priorizan la innovación incremental, lo que deja un amplio espacio para la innovación radical, principalmente liderada por startups que aprovechan la caída en los costos de las tecnologías disruptivas y el aumento de la disponibilidad de fondos de inversión de riesgo.
Desde el lanzamiento del concepto de desarrollo sostenible en 1987, que busca satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el futuro, hasta la definición de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la Cumbre de la ONU en 2015, se han sentado las bases para acelerar un modelo de innovación basado en la tecnología para impulsar los cambios necesarios hacia la Agenda 2030. Este enfoque se conoce como “innovación tecnológica sostenible”.
Es común encontrar que las startups tienen su propósito y modelo de negocio alineados con uno o más de los ODS, y utilizan tecnologías convencionales o avanzadas para alcanzar sus objetivos. Estas nuevas empresas están utilizando la telemedicina para mejorar el cuidado de la salud física y mental de los colaboradores, drones para monitorear la contaminación ambiental, impresión 3D para fabricar prótesis más accesibles, biofotónica para mejorar la calidad del agua y el comercio electrónico para dar visibilidad a los artesanos de zonas remotas, entre muchas otras soluciones disponibles o en construcción.
Y aunque una de las últimas encuestas muestran que el 44% de las empresas peruanas ya tienen una estrategia formal de sostenibilidad, son pocas las que realmente aprovechan el potencial de la tecnología para impulsarla. Y aquí es donde aparece la gran oportunidad que apenas unas pocas organizaciones ya están aprovechando: la colaboración entre la empresa establecida que busca implementar y acelerar su estrategia sostenible, y la startup de ADN tecnológico que necesita de apoyo financiero y de gestión para crecer. Juntas pueden catalizar un cambio significativo hacia un futuro más sostenible y próspero.