Prensa, crisis ambiental y fakenews: Reflexiones por el Día Mundial de la Libertad de Prensa
¿Cómo hacer viable la sostenibilidad en este mundo plagado de fakenews y avanzar en medio de la polarización? ¿Cuál es el papel del periodismo en esta situación?
La primera pregunta llena cada vez más espacios de conversación entre los convencidos de que hay una necesidad real y urgente de asegurar las necesidades del presente sin comprometer el futuro del planeta. La segunda, discurre con fuerza en los espacios que promueven el buen periodismo. En ambos casos, son tribus, bien intencionadas, pero tribus aún, espacios que intentan sortear las trincheras ideológicas para pensar en lo que hace bien a todos. Porque se trata de eso, de cooperar para avanzar. Como decía Yuval Harari la verdadera diferencia entre los humanos y todos los demás animales no está en el nivel individual; es a nivel colectivo, a nivel de una colaboración flexible y a gran escala. Y es ahí donde comienza el mayor desafío: lograr una mayor conciencia sobre la necesidad de la acción ambiental, la acción social y la buena gobernanza, pero hacerlo a todo nivel, insertarlo a lo cotidiano y que mejor que hacerlo desde el periodismo: el tradicional y el de nuevos canales; el masivo y el especializado; el grandes presupuestos y el independiente.
La UNESCO ha declarado que este 2024, el Día Mundial de la Libertad de Prensa se centre en el papel del periodismo en el cuidado del medio ambiente. “Prensa para el planeta: el periodismo ante la crisis ambiental” es el título que se le da a la conmemoración de este año y resalta la necesidad de un acceso a información confiable que contraste con los cientos de miles de publicaciones falsas que se difunden segundo a segundo negando el cambio climático, por ejemplo, o atribuyendo la evidencia científica de sus consecuencias sociales a conspiraciones ideológicas, cuando el complot proviene más bien del negacionismo que esconde intereses de dividir para destruir sin pensar más allá de la rentabilidad.
A estas alturas, mientras en Perú son evidentes las consecuencias del Fenómeno del Niño, la alteración de glaciares y las sequías, las autoridades no se preparan ni actúan lo suficiente. Poco o nada prometen los políticos en las épocas electorales y el gran periodismo suele enfocarse más en la imagen de una mujer arrastrándose en el lodo de una inundación, que en la concientización o la prevención. ¿Periodismo científico en Perú? Cuento con los dedos a los profesionales especializados. El periodismo ambiental, por su parte, también es escaso, está concentrado en medios independientes que luchan por sobrevivir mientras se ocupan de los hechos consumados: el territorio tomado por la minería ilegal que mata gente y degrada el ambiente, así como la tala ilegal o las actividades extractivas con malas prácticas. Poco o nada queda para la concientización, la buena práctica. Dependiendo del tamaño del medio, el criterio es que no vende, o simplemente no hay tiempo o presupuesto para las historias constructivas o profundas.
Según una encuesta del Banco Europeo de Inversiones, realizada en mayo de 2023, 9 de cada 10 peruanos exigen políticas climáticas más estrictas y el 77% cree que el cambio climático afectará sus ingresos. Hace falta entonces que el periodismo escuche más lo que la población está exigiendo. Dejar de pensar que el rating solo depende de los crímenes del día o que las visitas web crecen solo por los virales de farándula o los memes. La libertad de prensa, esa que tanto invocamos (me incluyo tras casi 20 años de ejercicio periodístico) a la hora de proteger fuentes e investigar corrupción, debe servir también para enarbolar la bandera de lucha contra las fakenews y la manipulación que mina la acción mundial por el clima y todas las que se enfocan en reducir las desigualdades. Podría además exhortar a los líderes políticos y empresariales a comprometerse profundamente con la sostenibilidad; así como seguir con atención a las autoridades que no cumplen con prevenir y mitigar el daño a nuestro planeta.