Para evitar más abusos de la Sunat es urgente que el Tribunal Fiscal sea independiente
No por nada la imagen de la Justicia es representada con una venda en los ojos. La intención es clara: demostrar que Ella dicta su veredicto en función de los argumentos que se exponen y la contudencia de la evidencia que se muestran. Nunca favorece a nadie a priori. Ya sabes que ese es el ideal y que en el Perú estamos muy, pero muy lejos de ese modelo.
En dónde las cosas parecen funcionar peor, y sino que lo pregunten a los miles de contribuyentes que deben pasar por este calvario es en el Tribunal Fiscal. A la hora de analizar la problemática del trabajo de la SUNAT, no se toma en cuenta que legalmente esta institución tiene un órgano que verifica la calidad de sus procedimientos en vía de Queja, y de sus acotaciones en vía de Apelación. Esto quiere decir que si el Tribunal Fiscal funcionara eficientemente e independientemente, los cientos de reclamos por abusos y arbitrariedades del ente recaudador tendrían coto y no sería necesaria la presencia de la prensa para que sean tomados en cuenta.
Todo indica que esta función de supervisión y control, no se realiza o, se realiza indebidamente, por la extremada cercanía que existe entre ambas instituciones. Es decir, esta Justicia, no tiene una venda, sino que mira con mejores ojos a quien debiera regular. Es sumamente complicado que haya una real independencia del Tribunal cuando el sueldo depende de los ingresos que la SUNAT le deriva. En virtud de lo establecido en el Decreto de Urgencia N° 112-2000, el Tribunal Fiscal recibe el 2.3% de lo recaudado por SUNAT y el 1.2% de lo recaudado por Aduanas, disposiciones que se ejecutan anualmente a través de la Ley de Equilibrio Financiero del Presupuesto del Sector Público para el año fiscal.
“Es difícil hacer que un hombre entienda algo, cuando su sueldo depende de que no lo entienda”, señaló acertadamente el escritor y periodista norteamericano, Upton Sinclair. ¿Se puede ser independiente, si tú sueldo depende de a quien debes indicar que se equivocó en sus acotaciones, sanciones y multas?
Dado que el sueldo básico de un Vocal del Tribunal Fiscal se encuentra bajo el régimen laboral de la Carrera Administrativa Pública, el 90% o más de sus ingresos dependen de asignaciones extraordinarias que son transferidas por la SUNAT al Tribunal y que claro está depende de la recaudación tributaria. Recientemente, la ex Vocal Ana María Cogorno declaró que su remuneración básica era S/. 0.70. La diferencia sería pagada con recursos del CAFAE del Ministerio de Economía y Finanzas. Vista esta situación, cabe preguntarse: ¿Qué tanto estarán los vocales dispuestos a afectar la recuadación fiscal con sus decisiones?
Un aspecto técnico que tiene que ver directamente con la problemática cotidiana de los contribuyentes, es la atención de Quejas. Estos recursos procesales en la actualidad son resueltos por Tribunales unipersonales, donde no se han asignado a Vocales de larga trayectoria y vasta experiencia, sino a jóvenes profesionales, por lo que este mecanismo procesal que podría corregir abusos o arbitrariedades y, que antes del 2012 era vistos por tres Vocales con el apoyo de sus asesores y el control final de la Oficina técnica; ha devenido en un mero trámite muy venido a menos, que termina haciendo más complicada la vida y actividad de los contribuyentes.
Finalmente, también, resulta preocupante para muchos que parte de la formación de los miembros del Tribunal Fiscal se realicen en el instituto de capacitación de la SUNAT (IATA o INDESTA), lo que en lugar de permitir el desarrollo de criterios independientes y equilibrados entre el fisco y los contribuyentes, produce un afianzamiento de posiciones conservadoras y fiscalistas que entorpecen la dinamicidad de la economía.
La solución no es difícil de implementar, porque depende única y exclusivamente de la decisión del Ministro Alfredo Thorne, si son sinceros los deseos de un cambio real y radical deberá tomar el toro por las astas, y podría ejecutar las siguientes acciones.
Realizar un relevamiento de información que permita verificar cuantas personas que trabajan e imparten justicia en el Tribunal vienen de Sunat. Esto de por sí puede ser inocuo, pero si podría verificar sus comunicaciones: visitas, correos electrónicos, llamadas telefónicas, para verificar que mantengan una adecuada distancia con la SUNAT y que no se dejan influenciar en sus fallos.
La renovación técnica es imprescindible, no se trata de un mero cambio generacional, sino de un cambio de modo de pensar incorporando nuevos profesionales formados en los nuevos paradigmas de Libertad, Sana Competencia y Respeto de los Derechos Constitucionales. En este sentido, es inevitable la desaparición de los tribunales unipersonales que lejos de contener los abusos y arbitrariedades de las SUNAT, lo han apañado y multiplicado.
Por otro lado, o se decide la independencia económica del Tribunal Fiscal, o tal como sucedió con el antiguo fuero privativo del Trabajo, se abren Salas especializadas Tributarias en el Poder Judicial y se le asigna a este un porcentaje de la recaudación tributaria como adición presupuestaria, obviamente descontándosela a la SUNAT. Lo que garantizaría la imparcialidad y transparencia de sus decisiones, lo desligaría de la dependencia económica de la SUNAT y de la potencial interferencia política del MEF que actualmente designa a los Vocales.
El Perú necesita de una Administración Tributaria moderna, así como un organismo revisor independiente, técnico y eficiente; que lejos de ser lastres anquilosados, prejuicioso y vulnerables a la corrupción, sean un motor de dinamismo, facilitador del comercio interno y externo, soporte del desarrollo y censor sensato y razonable. Este es un paso importante para dinamizar la economía y sería bueno que se tome en cuenta por el bien de todos.