Desde la dignidad al liderazgo consciente
Estamos en tiempos que en diversos medios y contextos hablamos de liderazgo. Desde la academia, el empleo, la política y la vida en sociedad, el término ha tomado buena parte de nuestras lecturas. Como digna representante de la generación bisagra, puedo decir que me gusta mucho cómo ahora se aborda el liderazgo y los múltiples matices que existen al respecto. De hecho, una de las razones por las que proscribo formas autoritarias de sistemas impulsados por personas, claro está, es porque el liderazgo autoritario no me agrada, ese liderazgo que impone, dispone sin miramientos y trasmite el mensaje “aquí soy yo quien decido y punto.”
Y sin duda, con esto no quiero decir que un verdadero líder no tenga que ser en algún momento firme, es parte del círculo del poder. No siempre puedes ser plenamente democrático o que 100% delegas sobre todo al momento de las definiciones. Pero algo que ha variado a la fecha es el valor que se le atribuye a un líder cuando lidera respetando a la persona humana.
Marco Tulio Cicerón (106 a 43 a.c) filosofo, político y orador de la Roma clásica decía “hay dos tipos de personas, el primero indocto y agreste que prefiere siempre la utilidad a la honestidad; y el segundo, humano y pulido que antepone a todas las cosas la dignidad. Y así, a este último se propone honor, gloria, fe, justicia y toda virtud; mientras que, al primero, el provecho y fruto de la ganancia”. En estos tiempos donde la ganancia marca futuro algunos podrán decir entonces, citando al filósofo, ¡reivindiquemos el modelo impositivo!
Pero no, estos tiempos también son aquellos en donde cualquier persona de a pie tiene voz, cosa que, en tiempos del citado Cicerón, era impensable. Y esta voz sumada con el mercado de capitales y oportunidades, es una opinión que no solo se expresa entre personas, sino de manera virtual. La virtualidad ha sido una herramienta de importancia democratizadora sin precedentes y ha llevado a develar las expectativas que los seres humanos en sociedad exigen sobre el comportamiento de aquellos quienes tienen la posibilidad de dirigir y estar al frente en la toma de decisiones. Por lo que quienes lideran sin anteponer la dignidad de las personas, pueden estar expuestos a problemas de legitimidad social que puede incidir negativamente sobre su reputación profesional y/o personal.
Para Kant (1724 – 1804), la “dignidad” es un valor intrínseco a la persona, de forma tal que no debe confundirse con ninguna cosa, precio, mercancía ni nada equivalente, porque lo que puede ser reemplazado y sustituido no posee dignidad. La persona es en tal sentido única e irreemplazable; tiene un valor intrínseco en su propia condición de ser humano. En suma, la dignidad de las personas implica que TODAS merecen respeto absoluto y sin limitaciones.
Los derechos humanos o los llamados derechos fundamentales de las personas, se centran en el principio de dignidad humana. Y es en esta lógica del respeto, dignidad humana y eficacia donde se centra ahora el debate sobre las habilidades que tiene que tener un líder actual. En este orden de ideas, el liderazgo consciente apela a la toma de consciencia del líder frente a los desafíos del rol que le toca desempeñar, reconociendo el contexto en el que le toca influir y por ende asumiendo intrínsecamente un compromiso de construir y no destruir. Porque en un mundo que hoy está expuesto a los efectos del cambio climático, con muy profundos niveles de desigualdad en el desarrollo humano, con cambios generacionales que marca perspectivas de vida diferenciadoras y con arraigos culturales formativos que aun excluyen y discriminan a otros en razón a sus diferencias; lo que se requiere son líderes que construyan en favor de un desarrollo sostenible.
Y como no puedo dejar el tema de género aparte, el liderazgo con consciencia de género debe entenderse como aquel liderazgo que valora, reconoce y promociona positivamente las características propias de las mujeres en todo espacio en la vida social, laboral, económica y cultural de un país. Y que, entendiendo la influencia que una tiene como líder, asume su compromiso por dar oportunidades a una mujer preparada para asumirlo (y si no está preparada, acompañarla en su crecimiento). Soy mujer y por ende mi reflexión va para todas nosotras que nos planteamos metas, creemos que nuestros sueños pueden hacerse realidad y tenemos un ámbito de influencia consecuente con nuestro esfuerzo: las insto a liderar con consciencia de género.
Es un deber que tenemos como mujeres independientes, autónomas, empoderadas y seguras del rol que desempeñamos en nuestras familias, en la empresa, en la sociedad y por supuesto en la vida cultural de nuestro país. Existe discriminación estructural contra las mujeres en el Perú, las cifras lo muestran a nuestro alrededor, no lo podemos negar a pesar que nosotras en carne propia puede ser que por nuestro contexto no lo vivamos o hallamos vivido. Toca ya transformar nuestras relaciones entre mujeres, a una en la que prime la confianza, la validación y la solidaridad plena.
Y por ello, hoy las invito a una cita única donde todo lo aquí expuesto será expresado en las conferencias que nos brindarán 11 mujeres increíbles en su trayectoria y compromiso de liderar con consciencia de género. Este sábado 2 de setiembre, WOMENCEO Perú y CENTRUM PUCP están organizando el WOMEN DAY, el evento que a partir de este año será anual, en el que festejaremos el liderazgo consciente de las mujeres forjado en aulas y que hace que nuestra Comunidad W sea reconocida aquí y fuera del país.
Creo en el sentido transformador de las mujeres cuando lideramos. Estoy convencida que superaremos las brechas de género cuando asumamos el trabajo conjunto en pos de más mujeres líderes y con oportunidades. Es por ello que, en esta cita, invitaremos a las asistentes a adoptar el Manifiesto “CEO por el 30%” una iniciativa que va de la mano con el 30% al 2030 Camino a la Paridad y que busca que en todo espacio donde se tomen decisiones exista no menos del 30% de participación de mujeres con su aporte, conocimientos y perspectivas.
¡Juntas podemos más!