¿Cómo hacer más efectivas las campañas para frenar la violencia contra la mujer?
Por: Jorge Agüero
Mañana viernes es el Día Internacional de la Mujer. Como todos los años, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) aprovecha esta fecha para organizar campañas a nivel nacional para crear conciencia sobre los derechos de las mujeres. Lo mismo ocurrirá el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Como en muchas áreas de las políticas públicas, este tipo de campañas pueden ayudar a corregir “fallas de mercado”. Porque cuando los “agentes” carecen de información adecuada, se toman decisiones equivocadas. Por ejemplo, para que los padres no se olviden de vacunar a sus hijos, se hacen campañas con ese fin. Para incentivar otras formas de salud preventiva se puede identificar, por ejemplo, el mes del cáncer de mama (en octubre). En ambos casos hay evidencia internacional que muestra que estas campañas funcionan: aumentan la vacunación y las mamografías. La pregunta que planteamos es la siguiente: ¿ocurre lo mismo con las campañas para reducir la violencia contra la mujer en el Perú?
En un estudio reciente, intento responder esta pregunta. En esta columna, muestro la evidencia y el resumen de las principales conclusiones.
El MIMP hace campañas sobre el tema de violencia contra la mujer todo el año. Pero en marzo y en noviembre, hace muchas más: 34% y 59% más, respectivamente. Podemos utilizar el aumento en campañas generado por esas fechas para estimar efectos causales. Ello es posible gracias a que tanto el Día Internacional de la Mujer como el de la eliminación de la violencia contra ellas no fueron creados por el MIMP ni son respuestas a sucesos locales que coincidan con esas fechas. Al contrario, fueron establecidos por las Naciones Unidas basados en eventos internacionales ajenos al Perú y, por lo tanto, se pueden usar como “experimentos naturales” para medir el impacto de las campañas.
Un primer hallazgo es que las campañas del MIMP atraen efectivamente la atención de las peruanas y los peruanos si tomamos en cuenta las búsquedas en Google. En marzo y en noviembre, hay un gran incremento en las búsquedas sobre estos temas (94% y 105%, respectivamente).
Asimismo, las campañas generan más denuncias y más llamadas a la Línea 100, la línea de ayuda para temas de violencia familiar. Por ejemplo, el aumento de campañas de noviembre genera un incremento promedio de 7% en denuncias y de 19% en llamadas. Se puede pensar que esto no necesariamente implica que haya más violencia, sino más incentivos para denunciar. Lamentablemente, la evidencia muestra que las campañas sí generan más y nueva violencia contra la mujer.
Los indicadores muestran que, a causa de las campañas, se producen más visitas a centros médicos por casos de violencia (12% para el típico aumento de campañas en noviembre). Este impacto es importante porque es una profesional de la salud la que provee el diagnóstico y, por lo tanto, reduce la posibilidad de que esté mal medido. Además, disminuye la posibilidad de que estos hechos correspondan al pasado. Asimismo, es posible verificar que en esas fechas no se produce un aumento de los diagnósticos de violencia contra los niños, lo cual suma a la validación de la relación causal de las campañas con la violencia directa hacia la mujer.
En los meses de más campañas, también hay más feminicidios. Por ejemplo, un incremento en el número de campañas como el que se observa regularmente en noviembre se traduce en un incremento de feminicidios entre 27% y 37%.
¿Por qué ocurre esto? Porque los hombres reaccionan negativamente a las campañas. Utilizando los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), el estudio muestra que, durante las campañas, los hombres son más celosos, más controladores y más desconfiados con sus parejas. Esta reacción negativa tiene varias explicaciones posibles. Una es que las campañas son efectivas en aumentar el empoderamiento de las mujeres y que ante este cambio sus parejas reaccionan negativamente. Otra posible explicación es que, como se ha observado en estudios internacionales, campañas de este tipo suelen hacer que los hombres se sientan señalados directamente y por eso se nieguen a admitir sus responsabilidades y terminen generando más violencia. No son las únicas explicaciones, pero sin duda están entre aquellas que deben ser evaluadas con el objetivo de afinar las estrategias detrás de las campañas.
Porque la evidencia no debería llevar a eliminar las campañas para crear conciencia sobre los derechos de las mujeres y para acabar con la violencia contra la mujer. Deberían conducir a mejorar la estrategia de comunicación, mejorar el mensaje y la manera de comunicarlo para que las campañas logren sus objetivos.