Recordando a un banquero a la vez visionario y prudente
Hace pocos días se cumplió el sexto aniversario del fallecimiento de un banquero francés que vivió varios años en el Perú, donde cumplió una destacada labor, al punto de ser condecorado pocos años después por el Gobierno francés. Se llamaba Vincent Dehais.
Fue director gerente general (CEO) del Banco de Lima, entidad bancaria mediana que muchos recuerdan aún por la “alcancía león”, y que forma parte de los diversos bancos que dieron luego forma al Scotiabank Perú.
Llegó al Banco de Lima a principios de los 80, enviado por el Crédit Lyonnais, el grupo bancario francés poseedor del 20%, que lo controlaba esencialmente junto con tres grupos peruanos, con la misión de “poner orden” pues entonces el Banco de Lima acababa de sufrir un fraude interno y su performance de los últimos años había sido mediocre (pérdida de cuota del mercado y baja rentabilidad).
Pero apenas llegado, tuvo que enfrentar como “bienvenida” la tentativa de toma de control por otro connotado grupo peruano, que inteligentemente había visto una oportunidad de compra en la débil situación del banco. Aunque llegó a acumular una porción considerable de las acciones, no logró la adquisición, por la defensa organizada por Vincent Dehais con parte de los grupos fundadores. El tema impidió mejorar inmediatamente la performance del banco durante los años 1981-82, lo que Vincent Dehais logró en los años 1983-84, en un contexto especialmente difícil (El Niño y la crisis de la Deuda), dejándolo bien encaminado cuando se fue de Lima en diciembre del 1984.
Lo conocí en agosto de 1983, de vacaciones en Lima, cuando había acabado mi Maestría, y estaba a punto de iniciar un posgrado de especialización, siempre en Francia, y me encontraba preparando mi regreso al Perú, viendo empresas de capitales franceses. Me habló de un esquema que usaban empresas francesas para contratar a jóvenes graduados en Francia y enviarlos afuera. Hice mis solicitudes, el Crédit Lyonnais fue el que respondió favorablemente y me reclutó para el Banco de Lima a donde llegué en Octubre del 1984, poco antes de que Vincent Dehais dejara Lima; solo me vio una vez para presentarme a su sucesor, y terminé trabajando sobre todo en la preparación de la creación de Lima Leasing (lanzada luego con brillo por un joven jefe de agencia muy apreciado por los gerentes franceses de entonces, y que ahora destaca en un banco grande), lo que me valió varias reuniones de trabajo con la SBS; mi jefe directo fue un expatriado francés que había pasado varios años en Indonesia (y que más tarde regresaría allá).
En enero de 1986, viajé a París para entregar un informe de actividades como previsto en el esquema, y fui a visitar a Vincent Dehais, que había sido nombrado a su regreso de Lima, Director de la Zona Asia-Pacífico en la División Internacional. Me esperaban dos sorpresas:
- Una propuesta para trabajar para el Crédit Lyonnais, en Francia, y luego tal vez otra filial sudamericana, con la promesa de regresarme al Banco de Lima en máximo 10 años; no fue una decisión fácil, yo había regresado con la intención de quedarme, y estaba previsto que seguiría en el Banco de Lima, pero la acepté; “hizo bien”, me dijo, “se vienen tiempos dificilísimos para el Perú, la mejora actual es totalmente artificial, la caída será mucho peor, la política económica actual no tiene ningún sentido”
- Un consejo que para la época sonaba extraño para cualquier peruano: “el futuro del Perú pasa en gran parte por el desarrollo de sus relaciones con el Este de Asia; no sólo el Japón, sobre todo con China y otros países de la región, que están evolucionando de manera extraordinaria. El Perú debería mirar mucho más al Pacífico, y abrirse, lo que ahora no hace, y le aconsejo ser parte de eso; es más debería buscar un puesto en Asia en vez de América Latina, antes de regresar al Perú”.
Efectivamente, me fui dando cuenta después de que Vincent Dehais estaba desarrollando rápidamente la red del Crédit Lyonnais en Asia, pero me explicó que buscaba al mismo tiempo no aumentar demasiado rápido el monto de la exposición crediticia: “nunca hay que ir más allá, en exposición riesgo-país, de un cierto porcentaje de la rentabilidad anual y del patrimonio, y siempre habrá “grandes baches” en el camino” me decía, lo que me sonaba muy lógico (mi lectura estudiantil de Hayek sobre los ciclos crediticios estaba aún fresca en mi memoria, y la Crisis de la Deuda Latinoamericana aún muy presente). Sus sucesores no tendrían la misma prudencia…y la Crisis de 1997-1998 nos pescó con límites-país muy altos. En el ínterin, recomendar desde 1995, siguiendo la línea de Vincent Dehais, que creciéramos poco en exposición sobre Indonesia y Tailandia me valió primero ser llamado “ultraliberal”, por mencionar a Hayek y los ciclos y luego en 1996 “intelectual comunista”, por mencionar la historia de Indonesia y las tensiones socio-políticas extremas que se acumulaban bajo su rápido crecimiento (mi ex jefe en Lima, de vuelta a Jakarta, y mis visitas a fábricas me había hecho descubrir a un país muy diferente de los elogiosos análisis de las clasificadoras). Combinar enfoques, algo indispensable para una buena gestión del riesgo, no era bien visto entonces, y lo que dijeran los economistas dominantes era la Ley (la teoría de que Asia había vencido a los ciclos estaba en boga; no fue la única vez…). Vincent Dehais, igualmente apasionado por la historia y las ciencias políticas, pertenecía a esa escuela multidisciplinaria minoritaria.
La visión-consejo de Vincent Dehais se estaba haciendo realidad, por un camino diferente, pues la venta del Banco de Lima al grupo BCI-Sudameris haría imposible cumplir con la promesa de regresarme al Perú:
- En Enero de 1995, me habìa “jalado” la Dirección de Riesgos de la División Internacional para cubrir Asia del Sur y Australia. Y en setiembre de 1998, con la Crisis, fui enviado a la Dirección Regional Asia, con base en Hong Kong y terminé cubriendo toda la región en temas de seguimiento del riesgo, riesgo país y gestión de “cartera pesada”; me quedé 4 años allá, conservando amigos en China, Hong Kong y Singapur
- El Perú empezó a desarrollar su relación con Asia, primero Japón, y luego China y Corea del Sur, así como Tailandia; y se volvió un distinguido miembro del APEC; falta desarrollarla ahora más con otros países como Singapur (del que podemos aprender mucho), Malasia, que desarrolló tempranamente su mercado de capitales y la inversión en las TIC, y una Indonesia repotenciada gracias a un buen gobierno. He tenido la oportunidad de escribir al respecto.
Vincent Dehais fue desgraciadamente poco escuchado igualmente, en un episodio anterior a la Crisis Asiática, y mucho más duro para el Crédit Lyonnais: hacia 1990, el grupo, para entonces no totalmente privatizado, empezó a hacer negocios de alto vuelo con dos empresarios italianos con buenas relaciones en el gobierno, que le resultaron fatales en lo financiero y en lo reputacional (a lo cual se añadieron otras operaciones muy arriesgadas con empresarios muy audaces, una política demasiado ambiciosa y cara de compras en Europa, más una apuesta por el liderazgo absoluto en el sector inmobiliario). El banco estuvo al borde de la quiebra en 1992 y 1993, y fue objeto de un salvataje estatal. Vincent Dehais, a pesar de no ocuparse de Europa, había tratado en vano, por diferentes canales, de alertar a sus colegas y a sus superiores en contra de los negocios con esos grupos italianos, y de las políticas crediticias y de expansión demasiado agresivas. Estaba indignado porque además, al Director Internacional de Riesgos no se le hacía ningún caso, y hasta se aprobaban grandes operaciones sin su opinión. “Esta gente llena de soberbia viola las reglas y puede destruir al banco“, me comentaba mientras la prensa ensalzaba al Crédit Lyonnais porque se había vuelto un líder europeo: eran los tiempos del culto a las acrobacias financieras y a los “raiders”, un fenómeno que mencioné en un post anterior.
Su “rebeldía” le costó caro, aunque tuviera razón. Le confiaron luego el desarrollo en Europa Central y Oriental, lo que inició a la vez con éxito y con su prudencia habitual, sobre todo con la Rusia de Yeltsin….lo que tampoco fue seguido por sus sucesores, pues la crisis Rusa en 1998 también nos pescó con una exposición muy alta.
Ya para entonces, Vincent Dehais había decidido retirarse para trabajar en la FBF, la federación de bancos franceses, el equivalente de ASBANC, lo que hizo con entusiasmo, además de financiar un proyecto médico.
Durante todos esos años, guardó una relación especial con el Perú, incluyendo una sólida amistad con el ex diputado fundador de Acción Popular, Manuel Arce Zagaceta, un modelo de honestidad y de compromiso con el país, fallecido casi al mismo tiempo.
Un aspecto muy poco conocido de él, que muchas veces por su combinación de timidez y de firmeza, que no dudaba en mostrarse tajante, era percibido como un hombre duro y severo (varias veces oí decir de él “una mirada de acero y una mano de hierro”), era su gran compromiso social, que ejercía muy discretamente, detrás de su primera esposa, que falleció varios años antes que él.
En conclusión, un gran banquero, muchas veces incomprendido, con un sentido de visión anticipatoria y estratégica poco común, desarrollador de redes comerciales, y de convicciones firmes en materia de gestión de riesgos y del interés de la empresa a la que dedicó tantos años, y que él veía como un puntal de la presencia francesa en el Mundo. Y socialmente comprometido, que siempre le guardó un cariño especial al Perú.