Créditos a las PYMES: No Vale Desanimarse
En estas últimas semanas se han visto noticias sobre el aumento de la morosidad de los créditos otorgados a las pequeñas empresas; las medianas también parecen conocer una evolución preocupante, aunque en menor grado. También se ha comentado el hecho de que un gran banco ha tenido problemas mayores a los esperados en su cartera Pymes, que ha venido desarrollando, lo que debería llevarlo a ajustar sus criterios de otorgamiento. Ante noticias de este tipo es muy tentador criticar y decir sin mucho análisis que las entidades financieras no han sido prudentes al prestar a estas Pymes. Es lo que yo llamaría “crítica fácil”, y en muchos casos desacertada.
Poniendo las cosas en perspectiva
Para ello es necesario dejar de lado por un momento, sin olvidar que aquí estamos comentando el crédito a las medianas empresas también, los debates acerca del sobreendeudamiento de la Mypes. No hay duda de que una parte de estas están sobreendeudadas, y de que existen malas prácticas en el mercado que contribuyen a ello. Pero no hay signos, actualmente, de que sea un problema generalizado, y tampoco es cierto que las malas prácticas crediticias sean las que dominen el mercado. Unos las tienen en mayor o menor grado, otros no las tienen.
Y hagamos el análisis más al nivel de las Pymes, es decir las empresas medianas y pequeñas, para salir un poco de los análisis más frecuentes.
Existen una serie de factores que se deben tomar en cuenta antes de emitir juicios apresurados:
. Primero que todo: prestar a las Pymes siempre va a ser más arriesgado; es normal, pues son las que más conocen los desafíos del tránsito a un mayor tamaño, que aumenta los riesgos de errores y de falta de adaptación temprana (lo que se llama “crisis de crecimiento”), y además en caso de desaceleración de la economía, tenderán a sufrir más, entre otras razones porque tendrán menos pedidos de las grandes empresas. Por ello es que se les presta a tasas más altas que a las grandes empresas. Y esto sucede en todos los países del mundo.
. Segundo, no olvidemos que hemos conocido, salvo el bache del 2009, un período excepcionalmente largo de condiciones macro globalmente favorables a pesar de los problemas del Norte; ahora que los países BRIC, y sobre todo China, se están desacelerando, y que ciertos socios comerciales están pagando las consecuencias de sus errores, lo que impacta en nuestro ritmo de crecimiento y nuestras exportaciones en varios rubros, estamos volviendo a un mundo más “normal” para el riesgo crediticio. No hay que considerar las tasas muy bajas de morosidad que hemos conocido hasta hace poco como algo normal, sino como condiciones excepcionalmente favorables que se tienen pocas veces.
. Tercero, cuando una entidad financiera desarrolla su actividad de crédito a las Pymes, con miras al futuro para tener una mayor presencia en un sector rentable y que contiene a “futuros grandes”, siempre va a tener una cierta “curva de aprendizaje” pues tiene que familiarizarse más con los riesgos de este tipo de empresas; entonces, es perfectamente normal que los indicadores de calidad de cartera al comienzo no sean los mejores. ¿Significa eso que el área comercial correspondiente y la de riesgos han hecho mal su trabajo, y que el CEO se equivocó? Pues no, salvo que se hayan adoptado estándares crediticios muy laxos. Muchas veces es sólo un tema de ir haciendo algunos ajustes y no perder la visión de largo plazo. Aunque claro, a menudo no faltarán las personas obsesionadas por los resultados de corto plazo, que “buscarán culpables”.
. Finalmente, aparte de las microempresas, es necesario recordar que un “tejido” fuerte de pequeñas y medianas empresas es absolutamente indispensable para el desarrollo de un país, a la vez para el crecimiento de la oferta del empleo y de la oferta exportadora y para acompañar el desarrollo de grandes empresas. Basta analizar el desarrollo de tantos países líderes de la economía mundial o que se han desarrollado rápidamente, tanto en Europa como en Asia. Los crecimientos más sostenibles se notan en general en países con un gran número de Pymes sólidas. A la larga, prestando y apoyando a las Pymes, todos ganan. Por ello, esos países han hecho del fomento de ese negocio crediticio una verdadera política pública, como se ve en Chile, y ha sido siempre el caso en Alemania, Francia, Corea del Sur, etc. Lo que se hace en esos países es apoyar al esfuerzo privado.
Aquí tenemos algunas iniciativas, pero nos queda todavía mucho por hacer.Es decir, hay muchas oportunidades por descubrir y explotar.
Conclusión
Los créditos a la Pymes, con buenas prácticas crediticias, con realismo sobre los riesgos, y una visión de largo plazo, pueden ser un excelente negocio.Y más aún si además el Estado favorece el esfuerzo privado, contribuyendo a multiplicar las oportunidades.