Conociendo al Riesgo País
¿Cuántas veces hemos visto pequeños titulares en los diarios diciendo con preocupación que “ha aumentado el riesgo-país del Perú”, o con alivio “baja el riesgo país (del Perú)”? O titulares algo más grandes, algo triunfalistas, diciendo que nuestro riesgo país es ahora más bajo que el otros países latinoamericanos y está casi a la par con el de Chile? Lo curioso es que aparte de esas comparaciones esporádicas, se habla muy poco del riesgo país de otros. ¿Pero de qué se está hablando exactamente con esos titulares? De algo que en realidad no es el riesgo país. Veremos por qué.
Para empezar, de lo que se está hablando es de un índice de mercado que publica el banco JP Morgan, llamado EMBI +, que básicamente nos dice qué margen (spread) están pidiendo los inversionistas internacionales para la deuda del Estado peruano (o de cualquier otro país emergente), por encima de la tasa de los Bonos del Tesoro Norteamericano. Y esto varía constantemente en el mercado por diferentes razones, no significa necesariamente que en un lapso de 1 mes durante el cual ese indicador aumentó o bajó, la calidad de nuestro riesgo país, haya variado realmente. Hablaremos más en detalle de este índice en otro post, pero puedo suponer que con esta breve explicación ya es fácil ver por qué esta noción estrecha no puede asimilarse a lo que es el riesgo país, concepto muy amplio, en realidad, al punto de que para muchos es difícil entenderlo cabalmente.
Pues cabe mencionar que en el tiempo y según los autores se han registrado variaciones en las definiciones relativas al riesgo país. No es una labor fácil:
- pues el factor de “lecciones aprendidas”, con las crisis sucesivas, ha jugado también un rol determinante;
- y el hecho de que la perspectiva cambia según el tipo de entidad que esté expuesta al riesgo país: lo están los inversionistas de largo plazo que se instalan en un país, los inversionistas de corto plazo que pueden tener bonos y acciones, las instituciones financieras que son de dos tipos (las que operan sólo desde afuera, a veces con representaciones, y las que además también son inversionistas de largo plazo), los exportadores e importadores que tienen contrapartes en otro país (riesgo de que no les paguen, o riesgo de que no puedan entregarles los bienes/servicios pactados). También están los Estados que tienen intereses en otros países, o les prestan, o aseguran a sus inversionistas o empresas en negocios con otros países. Hasta las mismas personas están expuestas a este riesgo: el turista, el que se instala en otro país, el que tiene familiares en otro país.
Es necesario ir aproximándolo a través de nociones vecinas, lo que a la vez permitirá conocerlas. Utilizaremos aquí lo que hasta ahora se ha podido reunir bajo cada noción a la luz de la experiencia.
Distinguiendo al riesgo país de nociones vecinas
Las dos nociones que también han sido y son utilizadas frecuentemente son el riesgo soberano y el riesgo político.
El riesgo soberano
En general se le conoce como el riesgo de que un Estado no pueda cumplir con el pago de su deuda, trátese de créditos o de bonos, por razones que pueden ser decisiones políticas del mismo soberano o eventos independientes de su voluntad.
Los factores esenciales que hacen que se materialice este riesgo soberano son:
- el que el Gobierno de un país decida deliberadamente no pagar su deuda externa; lo que se llama “repudiar la deuda”; (aquí abro una pequeña reflexión: si además decide no pagarle a sus acreedores internos, o sólo una parte, se puede decir que expone al riesgo soberano a sus propios ciudadanos/residentes, ¿no creen? Entonces no sería acá un problema sólo de acreedores externos; reconocerlo no es fácil para muchos, que prefieren vivir en la ficción de que no existe el riesgo soberano interno, lo que tiene ciertas consecuencias)
- una crisis económica regional o internacional, lo que cada vez más suele ser con características sistémicas (debido al “contagio” o “efecto dominó”) que afectan la capacidad de pago del país al generar una crisis en éste, lo que lleva a las “moratorias”; aunque ya se vio una vez una situación que dejó a muchos debatiendo de si era moratoria o no, el “standstill” indonesio de 1998 (algo así como una pausa o suspensión temporal)
- los grandes desastres naturales, que por supuesto pueden dejar a un Estado en la imposibilidad de reembolsar toda su deuda al reducirle sus ingresos fiscales y crearle compromisos adicionales; el Niño de 1982-83 es una buena ilustración
- la suspensión de la convertibilidad de la moneda y de las transferencias; el llamado riesgo de transferencia; se tiene el dinero pero no se puede transferir porque el país no tiene suficientes reservas de divisas, las quiere guardar para otras necesidades
- el cambio radical de política económica; esta puede contener elementos que rápidamente pueden llevar a un Estado a no querer pagar sus deudas, porque este puede ser un requisito para que pueda funcionar esa nueva política económica; pensemos en el Perú 1985-90
- las revoluciones y cambios de régimen, que también generan muchos impagos; como los famosos “bonos rusos” cuando estalló la Revolución Rusa; aparte del desorden que generan inicialmente, pueden luego derivar en una “repudiación de deuda” oficial
- los conflictos armados y guerras civiles, que suelen dejar a los Estados afectados en la incapacidad de pagar, con efectos parecidos a los de los desastres naturales, tanto por los ingresos en reducción como por los egresos adicionales.
El riesgo político
Se podría definir como el conjunto de decisiones y de factores que pueden hacer que los diferentes tipos de entidades en relaciones con un país no puedan recibir los pagos y prestaciones pactados, y puedan ver a sus nacionales afectados. Esta es la perspectiva de los que están expuestos al riesgo de un país determinado.
Pero implícitamente está también la noción de que los que no pueden pagar/cumplir sus compromisos no son sólo el Estado del país en cuestión, sino el conjunto de sus agentes económicos.
La noción es ya algo más amplia que la de riesgo soberano, pues no cubre sólo el no-pago por un Estado, y se desarrolló a partir de la perspectiva de los aseguradores públicos y privados que brindaban protección contra ese riesgo. Lo que tiene una consecuencia: no se acepta asegurar pérdidas contra el riesgo generado por ciertos factores en otros países (repudiación de deuda – por curioso que parezca, crisis económicas regionales e internacionales, desastres naturales-con la excepción en este último caso de los reaseguradores).
Eso significa que el riesgo político incluye los 4 últimos factores ya citados para el riesgo soberano, pero ampliados al incumplimiento de todos los agentes económicos de otro país, y no sólo de su Estado.
Pero además se añaden otros factores de materialización del riesgo:
- las nacionalizaciones y otras formas de expropiación, así como las medidas de embargo de bienes que se pueda sufrir por decisiones judiciales de ese país
- el “embargo”, en el sentido de la prohibición de comerciar y tener relaciones económico-financieras con ese país (acá la decisión viene del Estado del país de uno mismo, no del otro país), así como otras formas de bloqueo a las importaciones y exportaciones impuestos de uno y otro lado
- el retiro de licencias y la cancelación de contratos privados en curso de negociación; esto es bastante común, no se hace necesariamente con actos precisos, sino con creación de trabas que impiden renovar licencias o concluir contratos
- el activar de manera abusiva cauciones y cartas-fianzas, esto se dio luego de la Revolución Iraní de 1979; y también con el Irak en guerra con Irán justo después; ello dio lugar a toda una jurisprudencia en las cortes de muchos países de exportadores y contratistas afectados, que los enfrentó no solo con los bancos de esos países, sino con sus propios bancos
- la decisión unilateral de no pagar o de romper un contrato existente; es riesgo político porque muchas veces el del país que representa el riesgo lo hace por imposición de su Estado o tomando pretexto de las decisiones de su Estado.
- los daños causados en el país de riesgo al personal de otro país: secuestros, expulsiones, atentados, ataques físicos en disturbios espontáneos o provocados por el Estado de ese país; piénsese por ejemplo en lo que puede suceder a empleados de empresas y delegaciones diplomáticas occidentales en ciertos países (ver Irán de la Revolución), el terrorismo islamista contra “intereses occidentales” en Asia, África y Medio Oriente.
En el próximo post, veremos cómo se llega del riesgo soberano y del riesgo político al riesgo país.