Multi-Resistencia a Antibióticos – Un Riesgo Ignorado
Algunos de ustedes habrán leído tal vez acerca de un fenómeno que está muy presente en el Perú: cada vez más casos de tuberculosis en los que los primero una, luego dos, y luego varias familias de antibióticos no logran surtir efecto en los pacientes. Se habló de tuberculosis resistente, luego multirresistente, y ahora se habla de casos de tuberculosis ultrarresistente. Desgraciadamente no es la única enfermedad para lo cual ello está sucediendo, y esto es un problema a estas alturas mundial, causado en gran parte por la codicia.
Hace poco tiempo tuve la oportunidad de ver en la cadena de televisión francoalemana Arte un largo e interesante reportaje sobre este tema.
Para resumir, lo que está pasando es que se presentan en el mundo cada vez más casos de infecciones bacterianas que resisten a cada vez más antibióticos; se ve notablemente en los casos de infecciones nosocomiales, es decir las que se producen en los hospitales, muchas veces por falta de una higiene adecuada, que incluye el tener a pacientes en el piso por falta de camas. No creo equivocarme si digo que ese tipo de situaciones en el sistema de salud no es ajeno al Perú.
Una de las mayores razones para ello, además del ya ultra-conocido abuso de la prescripción de antibióticos en seres humanos, que muchas veces se dan sin necesidad: se ha estado usando cada vez más, con fines de mayor rentabilidad (sin que haya enfermedad), antibióticos que debían reservarse a los seres humanos, en la crianza de animales tales como los pollos, los cerdos y las vacas. La industria avícola es la más presente en estas malas prácticas.
Y, también se sabe desde hace varios decenios que los genes de multirresistencia a los antibióticos se difunden con gran facilidad, de manera muy imprevisible, y que también pueden pasar de los animales a los seres humanos. Pero desgraciadamente las presiones de lobbys de la crianza industrial de animales y hasta de farmacéuticas hicieron que no se hiciera nada al respecto durante mucho tiempo, a pesar de las alertas y los denodados esfuerzos de los científicos y los médicos, especialmente en los EE.UU.
Se ha llegado al extremo de usar para la industria de crianza animal incluso a antibióticos considerados como “de último recurso”. El asunto ha alarmado tanto a los científicos y médicos, que, en China, donde es más difícil hacer lobby cuando el Gobierno detecta un problema, ya se han dado prohibiciones sobre ese tipo de antibióticos hace un par de años.
En dicho reportaje se menciona también que, en paralelo, la investigación y desarrollo de las farmacéuticas privadas en los antibióticos ha bajado muchísimo, ya casi no se desarrollan nuevas familias de antibióticos. Sencillamente porque es cada vez más costoso, y el retorno sobre inversión es mucho más largo; uno de los especialistas entrevistados cuestiona el enfoque por líneas de producto que suele adoptar la industria farmacéutica para medir la rentabilidad, diciendo que en realidad con los tratamientos con antibióticos vienen otros fármacos asociados, entonces los antibióticos sí serían más rápidamente rentables por su efecto de “empuje” para la venta de otros fármacos.
En dicho reportaje, lo que se avizora es que, dentro de un futuro no muy lejano, habrá tantas bacterias multirresistentes con pocas capacidades de nuevos antibióticos para encontrar soluciones que terminaremos involucionando hacia la situación en que no había antibióticos, y de nuevo se sucumbirá a infecciones fáciles de curar desde hace decenios. Y ello a pesar de que se está muy lejos de haber descubierto todas las posibilidades de antibióticos que existirían en la naturaleza.
Ello evidentemente, no podría dejar de tener múltiples consecuencias desde el punto de vista del riesgo operacional en general (mayor riesgo de pérdida de horas trabajadas y hasta de personal clave, así como mayor riesgo de situaciones fuertemente disruptivas). Y por consecuencia, efectos macroeconómicos de todo tipo: menor consumo frente a mayores situaciones de zozobra, explosión de los costos de los sistemas de seguro social (lo cual repercute en las finanzas públicas), así como de las primas de seguros de salud privados, reduciendo la cantidad de personas que puedan pagárselos.
Un ejemplo más de cómo la CODICIA AUTODESTRUCTIVA, totalmente basada en intereses financieros de corto plazo de algunos, sigue muy vigente. ¿Cuántos criadores de animales en el mundo siguen usando antibióticos en principio reservados al ser humano, y peor aún, los considerados “de último recurso”? Ya se están tomando medidas en algunos países, ¿pero no es ya demasiado tarde? ¿Y no habrá muchas empresas con toda la intención de “sacarle la vuelta” a las prohibiciones de uso de ciertos antibióticos?
En cuanto al desarrollo de nuevos antibióticos, que por lo que entendí, es absolutamente urgente, creo que no va a quedar más solución que imaginar esquemas de APPs a nivel mundial, pero al revés, con los Estados buscando animar a las empresas farmacéuticas a entrar en joint-ventures dedicadas a este propósito, o en su defecto, consorcios multinacionales de entidades públicas de investigación y desarrollo en este tema, con fondeo puramente público de varios países y de grandes fundaciones filantrópicas privadas (varias de ellas han mostrado interés en temas de salud pública). Quizás ya se esté imaginando esas soluciones en algunos círculos, tales como la OMS (Organización Mundial de la Salud) que ya ha mostrado grandes capacidades de reacción como para evitar una mayor extensión de las epidemias del virus Ébola. Foro Económico Mundial (el WEF en inglés), que siempre busca promover soluciones innovadoras sostenibles, podría también entrar de manera más decisiva al tema.