¿Bonos Soberanos para la Reducción del Riesgo de Desastres?
Siempre es interesante hacerle seguimiento a lo que hacen los otros países miembros de la Alianza del Pacífico. En el campo de los bonos soberanos, en los últimos años se ha visto en el 2019 a Chile hacer historia como el primer país de la región en emitir Bonos Verdes (destinados a financiar proyectos ligados a objetivos ambientales), a México en el 2020 emitir los primeros Bonos Sustentables a nivel mundial destinados a la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a Colombia anunciar también a fines del 2020 que en el 2021 empezará a emitir Bonos Verdes y en el 2020 Bonos Sociales, habiendo aprobado el marco legal necesario. ¿Es eso una moda? No, y veamos por qué.
Los temas ambientales y sociales, y en particular los ligados a las agendas 2030 de las Naciones Unidas (como la lucha contra el cambio climático y los ODS) están tomando una importancia cada vez mayor entre los inversionistas internacionales, con gigantes del sector, como Black Rock para citar a uno de los más conocidos que anuncian que aumentarán fuertemente la proporción en sus portafolios de activos ligados a esos temas, e incluso que dejarán de invertir en empresas cuyas actividades sean contrarias a dichos objetivos o cuestionadas por sus prácticas ambientales o sociales.
Ya he tenido la oportunidad de comentar la influencia creciente que está teniendo la Task Force for Climate-related Disclosures (TFCD) con la tendencia a informar de manera transparente, como parte de la información financiera, sobre qué se está haciendo para gestionar los riesgos derivados del cambio climático.
Ese tipo de bonos se están viendo cada vez más en los mercados de capitales, como un banco de desarrollo ya lo hizo en Colombia en el mercado local (Bancoldex, con apoyo del BID y de la cooperación suiza), o se ha visto entre empresas de España. La asociación de mercado de capitales de los países ASEAN (los del sudeste de Asia) se ha dotado también de un marco común para la emisión de Bonos Verdes.
Entre los países de la Zona Euro, Francia es el más activo en la emisión de Bonos Verdes soberanos.
El Perú no parece estar aún muy activo al respecto; pero es cierto que la inestabilidad política imperante desde el 2016 no ha ayudado para impulsar cosas nuevas, aunque se haya seguido teniendo mucho éxito en los mercados internacionales de bonos, incluso con un bono a 100 años.
Cuando se observa que en el mundo de los mercados de capitales se está pensando en los objetivos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y en los ODS, hay algo que no deja de llamar la atención para los que conocen las grandes agendas internacionales actuales. El Marco de Sendai 2015-2030 para la Reducción del Riesgo de Desastres (que se refiere a todo tipo de desastres, incluso epidemias y pandemias) parece haber sido el gran olvidado, y la actual crisis del Covid-19 pone aún más en relieve ese olvido.
Y ese olvido también se refleja en el mercado de capitales: hasta ahora no se ven aparecer emisiones de bonos soberanos destinadas a financiar proyectos de reducción del riesgo de desastres. Esperemos que no sea porque suena menos “atractivo” o menos “marketero” que hablar de Bonos Verdes, o de los ODS.
En realidad, la rentabilidad social y macroeconómica de los proyectos y actividades de reducción del riesgo de desastres es enorme, puesto que ya se sabe que los desastres hacen perder años de desarrollo y que provocan caídas o recaídas sustanciales en la pobreza. Entonces sí vale la pena dedicar una parte importante del presupuesto a ello, y el Perú con su Programa Presupuestal 068 y con la incorporación de la gestión del riesgo de desastres en la inversión pública, ha sido uno de los pioneros en estos temas.
Dedicar parte de los recursos por endeudamiento a fondos dedicados a reducir por adelantado los impactos de grandes sismos o de grandes Niños o Niñas, o para reforzar el sistema de salud para enfrentar mejor a las futuras pandemias y otros desastres es algo que valdría la pena, ¿no creen?
Además, parte de los ODS son compartidos con los objetivos del Marco de Sendai, y en realidad la llamada “adaptación al cambio climático” corresponde grosso modo a la reducción del riesgo de desastres, y es desgraciadamente la parte de la gestión del riesgo del cambio climático en la que se piensa menos (se piensa más en el tema de su mitigación, es decir la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, y en círculos financieros el énfasis está por ahora mucho más fuertemente en los llamados “riesgos de transición” – los derivados de la pérdida de valor de ciertas actividades económicas – que en los “riesgos físicos”, que ya son muy visibles).
Entonces, ¿cuándo se empezarán a ver en el mundo emisiones de “bonos soberanos para la reducción del riesgo de desastres” o de “bonos soberanos Marco de Sendai”? Porque si uno mira en detalle los otros bonos soberanos ya mencionados, el aspecto reducción de riesgo de desastres que podrían incluir no aparece entre los tipos de proyectos que se financiarían. Entonces se trata de algo necesario.
En el Perú podrían incluso llamarse “bonos soberanos PP 068” para emisiones en el mercado local….Eso no impediría ir desarrollando también un mercado para “Bonos Verdes” como Chile y Colombia y “Bonos Sustentables o Sostenibles” como México. Se dirá que para ello es necesario un marco legal. Por supuesto, pero otros ya se han dotado del marco legal necesario, justamente. Y después de todo, el Perú también ha firmado los tres acuerdos internacionales mencionados.