Resiliencia País y Objetivos de Desarrollo Sostenible - ¿Y el Perú?
Hace poco se escuchó al Sr. Oscar Caipo, nuevo Presidente de la CONFIEP mencionar a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), llamados también Agenda 2030. Son muy conocidos a nivel internacional, pero muy poco en el Perú. Y sin embargo, su implementación es extremadamente importante para la resiliencia de largo plazo de cualquier país. Tratemos de saber de qué se trata.
Los ODS provienen de un acuerdo de 193 países promovido por las Naciones Unidas, que se adoptó en Setiembre del 2015, con objetivos y metas a perseguir cada uno con miras al año 2030. Reemplazaron, completándolos con objetivos más ambiciosos y ampliándolos a todos los países del Mundo (antes de refería sólo a los países en desarrollo), a los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, un acuerdo similar del año 2000, que ya incluía entre otras cosas objetivos de reducción de pobreza, de erradicación del hambre y relativos a la educación. Es decir, a nivel internacional, el tema no es realmente nuevo. En el medio empresarial peruano existe al respecto una interesante entidad llamada Perú 2021, pero de la que casi nadie ha oído hablar.
Y uno no puede evitar preguntarse si la falta de interés por parte de la prensa peruana no tiene mucho que ver con esa falta de conocimiento también. ¿Cuántas veces he notado que nadie parecía estar al tanto en el Perú de que el FMI y el Banco Mundial vienen trabajando en el tema de la reducción de las desigualdades desde hace muchos años, algo que ha mencionado el periodista Ramiro Escobar en una columna en La República de hoy? De vez en cuando aparecen sorprendidos titulares por algo expresado por uno de esos organismos….que no hace más que estar en una línea que tienen desde hace muchos años. Tampoco se conocen sus iniciativas a favor de la reducción de la deuda pública de los países más pobres. Por ello es particularmente importante el que Perú 2021 los de a conocer a través de Gestión en la edición de hoy y en otros medios.
Oficialmente el Estado Peruano está comprometido con dichos objetivos. Y sobre todo desde el 2015, con los ODS se insiste en el rol del sector privado, mediante alianzas para lograr los objetivos.
Los 17 objetivos se refieren a:
. Fin de la Pobreza
. Hambre Cero
. Salud y Bienestar
. Educación de Calidad
. Igualdad de Género
. Agua Limpia y Saneamiento
. Energía Asequible y No Contaminante
. Trabajo Decente y Crecimiento Económico
. Agua, Industria, Innovación e Infraestructura
. Reducción de las Desigualdades
. Ciudades y Comunidades Sostenibles
. Producción y Consumo Responsables
. Acción por el Clima
. Vida Submarina
. Vida de Ecosistemas Terrestres
. Paz, Justicia e Instituciones Sólidas
. Alianzas para Lograr los Objetivos
Para conocerlos en mayor detalle, los invito a ir al siguiente link: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
Basta hacer click en cada uno de ellos.
Y una vez que se los mira en detalle, y se observa lo sucedido en los últimos años en el Perú, no es difícil darse cuenta de que en muchos temas, a pesar de los esfuerzos de algunos y de algunos avances, incluso antes de que estallara la crisis del Covid-19 con sus numerosos retrocesos, en el país, parecían haber más bien producirse retrocesos deliberados por parte de numerosas autoridades nacionales, regionales o locales, por su cuenta o en apoyo a aquellos que desde el sector privado formal e informal, hacían todo para sabotear cualquier avance en dichos temas. Eso ya se veía desde hace un buen tiempo, especialmente a nivel de varios gobiernos regionales y locales, pero se fue acelerando con el anterior Congreso y con el actual. La población no puede considerarse como ajena a este problema, pues es ella quien ha elegido a éstos. ¿Y qué han estado haciendo muchas empresas en la práctica, con o sin discurso “socialmente responsable”? Es como un país entero haciendo todo lo posible para sub-desarrollarse.
Suena chocante, pero ejemplos no faltan, y supongo que les resultarán familiares:
. el rechazo deliberado a cualquier planificación urbana en Lima, llenándola de cemento hasta más no poder, anulando proyectos de parques, y creando incentivos para premiar a los traficantes de terrenos que ubican a la gente en zonas aún más peligrosas frente a desastres así como a los intereses opuestos a cualquier reforma del transporte
. intentos de suprimir programas sociales que globalmente funcionaban, usando sus imperfecciones (siempre inevitables al comienzo) para ello, en vez de buscar mejorarlos; ¿o ya han olvidado los despiadados ataques al programa Qali Warma?
. gobiernos regionales que promueven la minería ilegal la más destructora posible, y la tala ilegal, con asesinato de líderes indígenas y funcionarios incluidos; incluso se ha visto mineros ilegales tomar el poder en una región y llegar al Congreso
. auto-ceguera triunfalista con los números estadísticos de reducción de la pobreza, sin mirar la pobreza muldimensional, ni querer ver que gran parte de los no-pobres eran en realidad vulnerables que no podrían soportar ni el más mínimo shock sin recaer en la pobreza
. rechazo a cualquier esfuerzo serio por reducir las desigualdades extremas (hasta justificación intelectual de éstas en nombre del mercado). A decir verdad, en el Perú nunca hemos tenido la pregonada Economía Social de Mercado, sólo “Mercado” a secas, dándose las manifestaciones más salvajes en campos como el transporte, por ejemplo
. intereses gremiales tratando de impedir y destruir los esfuerzos de mejora de la educación escolar, con infiltración pro-senderista y apoyo de facto a ésta desde el Congreso incluidos (vaya “alianza para lograr resultados”…pero inversos)
. mafias de estafa de la educación universitaria llegando al Congreso y haciendo lo imposible para destruir la reforma universitaria y a la SUNEDU con el apoyo de numerosas fuerzas políticas
. búsqueda deliberada de perpetuar las discriminaciones contra las mujeres, hasta con las más rebuscadas justificaciones religiosas, y las más delirantes calumnias en contra de los programas que promueven la igualdad entre los sexos
. destrucción deliberada de la institucionalidad de los diferentes órganos de justicia mediante la infiltración por intereses particulares, siendo el caso de los “Cuellos Blancos” muy representativo, pero lejos de ser el único
. un peligroso descuido del sector Salud, con corrupción a todos los niveles, empeorado por el haber entregado irresponsablemente un servicio tan esencial a los gobiernos regionales (muchos parecen tener un gran apetito por los grandes hospitales a menudo no terminados o inservibles, en vez de desarrollar las redes de atención primaria)
. corrupción generalizada del sector privado de la construcción (como corruptor, sobre todo, pero también como corrupto al no hacer su trabajo según las mejores prácticas; ¿de paso, cuántos edificios en Lima no son lo sólidos que se dice en el papel ? Hagan memoria hasta el año 2007….
. búsqueda de la destrucción de los sistemas pensionarios, en vez de buscar reformarlos; aunque la defensa a rajatabla de situaciones oligopólicas no ha ayudado tampoco
. abusos generalizados de posición de dominio. Siendo los más chocantes los que se han producido en el sector farmacéutico en tiempos de pandemia
A todo esto podríamos añadirle un largo etcétera.
No tiene nada de sorprendente que el país haya llegado tan mal armado para enfrentar a la pandemia, a pesar de sus innegables fortalezas fiscales y su fuerte institucionalidad económico-financiera (MEF, BCR y SBS). En vez de construir y reforzar su resiliencia, el país ha estado trabajando últimamente sobre todo en destruirla.
Y esto no parece destinado a mejorar, con dos candidatos que se podrá ver de una manera u otra formar parte de la desalentadora lista presentada, con algunas ideas sobre la salud y sobre la educación a futuro que pueden “sonar bonito” en el papel y en el discurso, pero con actos concretos que indican intenciones contrarias (uno que apoya la destrucción de la SUNEDU luego de haberse opuesto a la mejora de la educación escolar, otro que tiene en su equipo a un conocido saboteador de la campaña de vacunación). Y que parecen estar totalmente desconectados de la realidad de la pandemia, empeorando la situación con los mítines que organizan, amén de no tener ni idea sobre cómo manejarla. Como ya lo han anotado algunos, no es exagerado temer por la continuidad de la campaña de vacunación que se ha ido acelerando con el gobierno transitorio.
La gestión de riesgos parece serles tan familiar como el sánscrito antiguo, por lo que también se puede temer a futuro por los avances que sí se han realizado durante años en el tema de gestión del riesgo de desastres. Y justamente el Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres está muy ligado a los ODS (se conocen cada vez mejor las interacciones entre los desastres y la pobreza e inseguridad alimentaria).
Y los ODS no parecen suscitar ningún interés en ellos. Menos aún cuando se considera a los organismos internacionales como “organizaciones caviares” o como “agentes del imperialismo”. O sea, tendríamos retrocesos asegurados para rato.
Aunque el programa 2021-2023 de la CONFIEP suena más alentador que nunca, en cuanto a concordancia con los ODS y a voluntad de buscar soluciones a la crisis (y el tener una vice-presidenta representante de las Pymes es una novedad muy notable), lo que preocupa es que tenga pronto al frente, en el sector público, “alianzas destructivas” en vez de alianzas positivas.
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