Riesgo País Perú: ¿Qué pasará con la calidad de la Educación? Reflexión a Abril 2023
En un post del 1ero de Junio del 2021, me preocupaba sobremanera el futuro de la sostenibilidad educativa del país. Y sobre todo por los antecedentes de los dos candidatos que habían pasado a la 2da vuelta de la elección presidencial. Recordaba lo esencial que la educación era necesaria para el progreso social y económico, así como el peligro que representaba para la estabilidad política del país el tener muchos estudiantes con sus expectativas frustradas en el campo laboral, como lo ha mostrado la experiencia internacional con la expansión del extremismo religioso violento y la misma experiencia del anterior crecimiento de Sendero Luminoso.
Además señalaba desafíos que se estaban volviendo acuciantes, como los creados por el Covid-19, el freno al desarrollo de la educación intercultural bilingüe (EIB), y la extensión creciente de ideologías racialistas que venía a añadirse a los problemas existentes del racismo tradicional que desde hace poco parece aumentar, cuando se estaba reduciendo (se notó un sesgo racista en la última represión).
Pues bien, ambos lados han excedido con creces los peores temores que se podía tener al respecto.
El gobierno anterior se dedicó a destruir lo más que pudo el andamiaje para lograr algo de meritocracia y de mejora de la calidad en la educación escolar. Metiendo en el sector a sus socios del neo-senderismo, buscando copar con éste más espacios en el sector, y atrasando lo más posible el reinicio de las clases presenciales, y hasta intentando destruir a la EIB. El actual no ha dado signos de querer revertir el deterioro acelerado introducido por el anterior, al haber incluso nombrado a un ahora extitular que ya era muy cuestionado por su gestión anterior en otro gobierno y que básicamente no hizo nada (salvo finiquitar el trabajo de destrucción de la calidad de la educación superior).
Esto será empeorado por la terrible extensión de la desnutrición en el país (que destruye capacidades de aprendizaje desde la temprana edad), al no haber hecho nada el gobierno anterior contra una larga sequía, ni para adquirir fertilizantes cuando surgió la crisis de Ucrania. Incapacidad de ejecución total. Cabe preguntarse si dentro de los Ministerios relevantes la situación ha mejorado o no, porque la situación se sigue deteriorando bajo el gobierno actual, sin que se vea que se haga gran cosa. La inflación del precio de los alimentos provocada por la crisis internacional no lo explica todo.
Desde el gobierno anterior, algo en lo que ha coincidido el Congreso (acá no hay color político), se ha buscado revertir dentro de la educación toda una serie de avances que permitían reducir la discriminación en contra de las mujeres. La obsesión con la palabra “género” ha llevado a que se confunda a políticas públicas que llevan decenios a nivel mundial destinadas a corregir un problema muy real de discriminación (que no es un problema específico del Perú; se ven cosas peores en países con ideologías islamistas extremistas, o con tradiciones antiguas muy violentas para las mujeres) con una ideología demencial, totalitaria y negadora de la ciencia que ha surgido en medios universitarios sobre todo norteamericanos y europeos (a menudo conocida como “a-género” o “trans”, que ataca incluso al feminismo clásico, con incluso agresiones físicas a las feministas que los combaten); uno se pregunta si esa confusión no se hace adrede, en realidad. El resultado está a la vista: una extensión cada vez mayor de la violencia contra las mujeres, como ya se está viendo, y con una brutalidad y un sadismo crecientes; y de la que se culpa a las víctimas; cabe preguntarse si muchas no terminarán optando por irse a otro país como ya se ve en no pocos países
También el gobierno anterior se dedicó en sus últimos meses a difundir un discurso auto-victimizador (como solía hacerlo Milosevic en la ex Yugoslavia) de exacerbación de las tensiones raciales en el país en vez de promover lo que pueda unir al país; y que al mismo tiempo favorecía a los intereses ilegales que asesinan a los indígenas que se les opongan; no tiene nada de sorprendente que lo hiciese asociado a un admirador del líder de la ideología la más racialista de la Historia. Eso no se quedará sin efectos. Pero ya se ven, como en el que una mayoría del país crea (o más bien quiera creer poniendo por encima de los hechos visibles una auto-identificación espuria) que el autor del golpe de Estado fue la víctima de un golpe, a pesar de una transmisión en vivo y en directo de su golpe. Si se analiza bien, mirando otras respuestas, en realidad muchísimos deseaban que ese golpe tuviera éxito. Ya se ha visto en no pocas tiranías ese tipo de auto-falsificación voluntaria de los hechos a nivel masivo. No creo que ello sea una expresión de desconfianza hacia los medios, como se está pensando. Es algo mucho más grave y ominoso. Hemos regresado de facto a la época de la dictadura donde el cinismo era la regla en la mayoría de la población: “poco importa que mienta y que sea ladrón, es a él que quiero”. Me es difícil imaginar qué tipo de valores se estará transmitiendo a los niños, hasta dentro de las familias en ese contexto (como pasó en esos años de glorificación del cinismo más absoluto); una nueva victoria de Montesinos? Pero con pretextos “de izquierda” esta vez.
En cuanto a la educación superior, hemos asistido a un esfuerzo conjunto del Congreso y del Ejecutivo para transformar a la SUNEDU en un cascarón vacío. Difícil creer que no volveremos a ver reaparecer a universidades no licenciadas, y la creación de nuevas universidades cascarón, hasta en el sector público para darle gusto a algún congresista. Cabe preguntarse si no veremos también a las universidades de mejor calidad acosadas y perseguidas hasta quizás destruirlas.
Esto último tendrá terribles efectos:
. empresas que tendrán cada vez más dificultad en encontrar a personal suficientemente calificado, lo que sólo puede tener efectos muy negativos en el crecimiento de largo plazo
. un sector público que, aunque se restablezca la meritocracia que el gobierno anterior destruyó igualmente lo más que pudo en poco tiempo, verá aparecer en los concursos a candidatos de calidad promedio cada vez menor (por increíble que parezca, en esos concursos un diploma o título “bamba” vale tanto como un diploma serio), entonces se evolucionaría hacia un sector público cada vez más mediocre en cuanto a su personal, entonces menos capacidad de tener un Estado que brinde los servicios necesarios
. una proporción cada vez mayor de la población traicionada en sus expectativas, al no tener posibilidades laborales teóricamente acordes a sus cartones (salvo quizás en un sector público en vías de mediocrización creciente), con la destrucción cada vez mayor de la cohesión social, lo que reforzará a candidaturas políticas caracterizadas por extremismos ideológicos y hasta racialistas como ha pasado en otros países en el pasado e incluso recientemente.
En conclusión, en este tema de sostenibilidad de largo plazo del país, sólo se puede estar aún más preocupado que en junio del 2021. Se podría decir que “se superaron ampliamente las expectativas” pero en el sentido negativo, puesto que no había nada bueno que esperar, y fue peor. La cuestión es cómo se hace para salir ahora de este hoyo. Porque ahora nos dirigimos hacia una sociedad cada vez más cínica, más mediocre, más racista y dividida con racismos recíprocos, más extremista, y más violenta hacia las mujeres. Ya se empieza a ver a cada vez más gente calificada y/o con algo de valores buscando irse a otros países, una pérdida de capital humano que podría ser brutal. Salvo que los sectores políticos que no comparten esa visión de las cosas, que no supieron unirse en el 2021, logren hacerlo esta vez. Pero aun así, se ve cuesta arriba, porque los sectores democráticos y moderados en la población parecen haberse vuelto una minoría; espero equivocarme.