La mala leche de las protestas
Los grandes no pierden, pierden los pequeños. A partir del 08 de diciembre de 2022 sucedieron una serie de hechos que afectaron directamente a la empresa de lácteos Gloria, en el acopio de leche como en la producción y distribución de la misma.
El mismo 08 de diciembre de 2022 comenzaron los bloqueos de carreteras en todo el Perú, impactando la circulación de personas, insumos y productos en la mayor parte de la red vial nacional.
El día 12 de diciembre, en el marco de las protestas, la planta de acopio y concentración de Gloria ubicada en Majes, Arequipa, fue incendiada por un grupo de vándalos, sufriendo graves daños que la dejaron inoperativa. La empresa tuvo que eliminar alrededor de un millón doscientos mil kilos de leche fresca. Indignante, ¿cierto?
Entre el 19 de diciembre y el 04 de enero de este nuevo año 2023, las operaciones se reanudaron pero los proveedores de Gloria, pequeños ganadores en general, ya habían sufrido bastantes pérdidas con la primera tanda de protestas y no podían soportar más violencia. Para ellos es este artículo. En ellos tenemos que enfocarnos.
Sin embargo, desde el 04 de enero se retomaron los bloqueos de carreteras en distintas zonas del país, especialmente en la zona sur, con la consiguiente afectación significativa al acopio y distribución de leche y productos lácteos. Las imágenes y videos lo dicen todo. Los pequeños ganadores del sur del Perú están tirando a la tierra su leche, perdiendo dinero y recursos, pero además, dejando de alimentar a miles de familias que consumen leche todos los días. ¿El grupo Gloria pierde? Claro que sí, pero aguanta. Los que no aguantan son los pequeños, y son los vándalos, sus propios paisanos y también miembros del “pueblo” los que los quiebran, angustian y hacen llorar. Qué paradoja. Qué contradicción.
Las cifras son tremendas. El acopio de leche a nivel nacional cayó 16% con grandes afectaciones desde el 08 al 31 de diciembre. La afectación más significativa se dio en la zona sur, con 28% menos de acopio de leche. Si a esto se le suma que no están entrando al Perú, desde Bolivia, insumos para la alimentación del ganado, el panorama es más triste aún. Los ganadores ya no solo dejan de vender leche, sino que sus vacas se vuelven menos productivas al estar mal alimentadas.
Los protestantes saben esto. Pero para ellos es un “daño colateral”. Para ellos, pareciera que “el fin justifica los medios”, y la pregunta que me hago es muy sencilla: ¿qué ganan políticamente destruyendo la economía, la paz y la tranquilidad de miles de ganaderos, emprendedores, trabajadores y comerciantes? No ganan nada.
Al contrario, el hecho que bloqueen vías poniendo en riesgo la vida de niños, ancianos o peruanos enfermos, lo único que hace es demostrar que han perdido el norte. Que probablemente lo hagan por dinero o por fanatismo. Y que la legitimidad de sus demandas se cae junto con su credibilidad. La violencia nos destruye a todos. La violencia no es legítima. Las protestas violentas no son necesarias, no logran nada y por el contrario nos destruyen a todos, incluyendo a los que se comportan de forma violenta con sus propios hermanos y compatriotas.