El empresario inmediatista, el de siempre...
En Perú todos los sectores productivos tienen problemas y no pocos, además muy graves diría yo. No somos un país desarrollado con problemas económicos estándar. Somos un país en el que las empresas enfrentan muchos obstáculos que provienen de la burocracia, la tramitología; del Congreso y sus propuestas legislativas populistas o dañinas para el clima de negocios; de la misma sociedad, llena de inseguridad, extorsiones, dificultades para contratar talento capacitado, y así…
Pero salvo contadas excepciones -gremios y líderes empresariales con visión de largo plazo- quienes representan a dichos sectores productivos no quieren solucionar el problema de interés público y de fondo, sino que solo se preocupan por atender de forma inmediata sus problemas particulares.
¿Un ejemplo? El sector inmobiliario. Pujante, dinámico, innovador, importante para el país. Pero es evidente que hay un mundo corrupto detrás de él en varias ciudades del Perú. Esto no es un rumor. Los alcaldes piden coimas. Las inmobiliarias se las dan. Hay proyectos que rompen las reglas y aún así son aprobados.
El nacimiento de la figura de la “Vivienda Social”, por ejemplo, no fue un evento transparente. Estuvo marcado por una serie de vacíos e incentivos no necesariamente adecuados. Fue armado para escapar de las coimas municipales, comprensible; pero también para poder construir “residenciales” enormes en zonas que no están preparadas o no tienen la demanda “interna”. No se pensó en planificar, preparar, y urbanizar zonas realmente necesitadas de “viviendas sociales”.
Ni qué decir de Mi Vivienda o Techo Propio. Si uno va a zonas rurales, puede escuchar a empresarios inmobilarios decir “no sabes lo fácil que es entrar a estos programas, por cualquier cosa te dan la plata, y listo; tengo amigos ahí, mi asesora trabaja en la municipalidad, y ahora la contraté para mi empresa” y cosas peores. Y el problema se ha vuelto crítico en varios distritos. Hay una gran oposición vecinal a las “inmobiliarias”, algo que no es justo tampoco.
Entonces, la pregunta es: ¿por qué no han buscado las inmobiliarias plantear una solución sostenible, abierta, transparente, en la que se escuchen todas las voces? ¿Por qué no han desarrollado mesas técnicas para evaluar cómo mejorar regulaciones, leyes, normas? Porque son inmediatistas. Siguen pensando en el alcalde de turno y en apagar sus incendios. Y estas son las mejores. Las peores siguen coimeando alcaldes.
Lo primero lo puedo entender, pero no justificar. En un país tan atomizado, tan informal, tan poco educado, con una burocracia estatal tan ignorante, comodona, empoderada y prepotente como Perú, apagar incendios y pensar en lo inmediato es lo más “inteligente” para sobrevivir. Pero así no se construye patria. Así no se cambian las cosas.
Conclusión: que quede claro que ser inmediatista no necesariamente es malo y muchos justos pagan por pecadores. Pero ser inmediatista y cerrar los ojos a los problemas de fondo para nada suma. Es simplemente más de lo mismo. Empresarios así son los de siempre, los clásicos, los que ya tenemos hace décadas y no harán del país uno diferente.