Es preciso ver más allá de lo evidente
Solo en apariencias voy a dar la impresión que estoy saliéndome del tema que regularmente nos ocupa en este espacio: la gestión de inversiones. A diferencia de lo que hacen en la práctica algunos colegas que se autocalifican como “wealth managers”, la gestión de patrimonios no solo involucra la gestión de activos. Entre otras cosas también involucra gestionar pasivos, temas tributarios, y por supuesto riesgos. Específicamente en este último punto no solamente debemos considerar aquellos riesgos que afectan el capital financiero (riesgo de precio, tasa de interés, tipo de cambio), sino también, aquellos que afectan el capital humano. Y ahora deseo profundizar un poco más en los objetivos a los que alguna vez he hecho referencia al referirme al proceso de inversión.
Quienes leen regularmente este blog recordarán que cuando me he referido al proceso de inversiones, la propuesta es que todo empieza por establecer nuestros objetivos, es decir, para qué invertimos, cuál será el uso que le daremos al patrimonio que estamos construyendo. Aunque muchos podemos tener la idea de un objetivo explicito en nuestra mente: educación, mantener el nivel de vida, adquirir una segunda vivienda, retiro anticipado, plan de jubilación, entre otros. Lo que su asesor financiero debe hacer es ayudarlo a cuantificar dichos objetivos, es decir, no basta decir que el objetivo es educación universitaria de los hijos, hay que tener claro cuánto costará dicha educación y a qué ritmo deben crecer sus inversiones para alcanzar el monto que calce con tal objetivo. Tampoco es suficiente decir que el objetivo es el plan de retiro, es necesario tener claro a cuánto debe ascender el patrimonio acumulado al momento de la jubilación, tal que genere una renta que les permita mantener el nivel de vida luego del retiro, y además por el tiempo estimado de sobrevivencia (longevidad). Como ven, en este caso el riesgo que enfrentamos sería que el patrimonio acumulado no sea suficiente para generar la renta necesaria durante el tiempo estimado de vida. Esta es una de las razones por las que siempre insisto en que no debemos “timbear” nuestro dinero, hay que invertir de manera profesional y de acuerdo a un plan de inversiones que este alineado con los objetivos y el perfil de riesgo de cada uno.
Pero a lo que hoy me voy a referir es a esos objetivos que vamos a llamar “ocultos”. Son algo así como deseos implícitos o supuestos que damos por descontados, pero que en realidad no están descontados. Uno de ellos y tal vez el mas fácil de entender esta referido a nuestro nivel de vida. A todos nos gustaría estar en la capacidad de mantener nuestro estándar de vida independientemente de la ocurrencia de cualquier contingencia como puede ser un accidente, enfermedad, muerte, u otro evento que afecte nuestra capacidad de generar ingresos (sueldos). Otro objetivo que calza en esta categoría podría ser por ejemplo el deseo de estar en capacidad de “reponer o reparar” un activo (auto, vivienda, u otro) que haya sido afectado por algún tipo de siniestro (robo, deterioro, incendio, etc.) sin tener que desinvertir de manera forzosa o afectar nuestro plan de inversiones. De manera general, cubrir estos riesgos debería ser un objetivo primario para nosotros. Créanme, nada esa más perjudicial para nuestro plan financiero que una contingencia del tipo que hemos mencionado en este párrafo, cuando no tenemos las coberturas (Seguros) adecuadas.
En este tema hay un error de concepto gravísimo. La mayoría de las personas con las que hablo sobre el particular considera el seguro como un gasto, lo cual no es correcto, un seguro es una cobertura. Hagamos una analogía muy simple. Cuando ustedes compran un auto, no lo hacen pensando que van a tener un accidente. Pero estoy seguro que todos ustedes al momento de comprar el auto van a exigir el “air bag” como parte del equipamiento.
Peor aún, además de un mal entendimiento del seguro, algunos lo toman por las razones equivocadas, y elijen un esquema que no corresponde al fin para el cual debería ser tomado. Pensemos por ejemplo en el seguro de vida, y sobre él, les voy a presentar la perspectiva desde el enfoque de finanzas personales.
Bajo esta perspectiva el seguro de vida es la forma más simple de asegurar el flujo de ingresos hacia sus dependientes, en caso usted ya no este. Muchos toman un seguro y establecen el monto de cobertura en forma arbitraria, a veces incluso lo determinan tratando de minimizar la prima, y en función a ello eligen por ejemplo una cobertura de USD 150,000 y creen que ello será suficiente. Seamos realistas, que creen que hará su familia con esa cantidad de dinero, cuánto tiempo creen que ese dinero cubrirá las necesidades de los suyos. Estos señores definitivamente están muy mal asesorados.
La forma correcta de determinar el monto de cobertura del seguro de vida parte por estimar cual es el flujo promedio de dinero que su familia requiere para subsistir. Solamente con fines didácticos, digamos que su familia puede vivir tranquilamente con USD 50,000 al año. Eso significa que usted deberá elegir una cobertura que al ser invertida, le genere una renta anual similar a dicho monto.
Pongamos esto en números. Si suponemos un rendimiento promedio de 8% anual, el monto de cobertura debería ser USD 625,000. Este dinero invertido a la tasa supuesta generará los USD 50,000 al año que su familia necesita para seguir adelante. Como ven los USD 150,000 que se contrataron fijándose en otros criterios o tratando de “ahorrar” en la prima, terminan siendo “anecdóticos”.
Todos estos temas los ve un verdadero “wealth manager”, y son parte del planeamiento financiero que toda persona debe tener. Como ven la gestión de inversiones es una parte de toda la estructura. El consejo de Kevala Advisors para todos los amigos lectores siempre será, busquen asesoría profesional para manejar sus temas financieros.