Lo bueno, lo malo y lo feo
¿Han pensado en su retiro o jubilación? O mejor aún, ¿Han pensado en cómo les gustaría que sea su retiro? Les planteo estas preguntas en el marco de esta discusión surgida en torno a la derogación de la famosa ley del aporte obligatorio para los independientes.
Miren, no les voy a decir si esta ley fue buena o mala, si estuvo mal formulada o no, si es justo o injusto que les “recorten” el ingreso disponible a los independientes. Creo que cualquier discusión por ese lado nos distrae de lo que es realmente relevante. Seamos prácticos, al final lo que importa son los hechos, y una realidad que cada uno de nosotros deberá enfrentar de manera inexorable en algún momento de su vida: La juventud no es eterna.
No importa lo que digan, o si se creen Superman. Si no lo hace el sistema, el paso de los años en algún momento lo jubilará. Cuando ese momento llegue, ustedes deberán contar con un patrimonio tal que les provea de una renta suficiente para cubrir sus gastos corrientes, es decir, sustituir esos ingresos por concepto de sueldos o salarios que ya no pueden generar.
Creo que algunas personas no se toman esto en serio. Algunos profesionales saben y conocen que tienen acá un problema. Saben que debido a ello nunca se jubilarán y deberán trabajar en lo que puedan hasta el último día de sus vidas. Pero lejos de tomar medidas, lo cuentan como una anécdota, como si les haciera gracia.
Esto no es broma señores, no importa si tienen 25, 35 o tal vez 45 años. Las decisiones cada uno de ustedes tome ahora determinará como será su jubilación o retiro en el futuro. Y la primera decisión que deben tomar es AHORRAR parte de sus ingresos corrientes, e invertirlos buscando que esos ahorros crezcan en el tiempo hasta acumular ese soporte financiero que necesitarán en los años finales de su vida. Ese es uno de los objetivos base dentro de las finanzas personales.
Los empleados dependientes, aquellos que están como se dice en planilla aportan de manera “forzosa” al sistema previsional, ya sea público o privado. Pero muchos de ellos se dan cuenta, tal vez un poco tarde, que a la hora de la hora ese patrimonio no es suficiente, y probablemente por sí solo no bastará para por lo menos mantener su nivel o calidad de vida. Es por esta razón que se hace necesario que adicionalmente al ahorro previsional forzoso, cada uno de nosotros se haga al hábito de guardar parte de lo que generamos, para luego invertirlo de tal forma de ir constituyendo un patrimonio paralelo, que al final se sumará y le permitirá disfrutar de una vejez cómoda y tranquila, tal vez incluso haciendo las cosas que ahora no puede hacer.
La estructura de ingresos de algunas personas está compuesta por una mezcla de ingresos dependientes e ingresos como independientes, otros tal vez solo reciben ingresos como independientes, mientras que otros solo ingreso dependiente. Señores, no importa cómo llega el dinero, lo que importa es que ustedes (o su asesor) deben estimar el monto de patrimonio o riqueza que deben acumular desde ahora hasta el momento de su retiro. Con ello, y una tasa de rendimiento esperada para sus inversiones por el plazo restante hasta su jubilación, les permitirá planificar su futuro y determinar cuánto deberá ahorrar mensualmente para lograr ese patrimonio que en su momento, genere la renta suficiente para que ustedes vivan tranquilos.
Como dije antes, no me voy a rasgar las vestiduras con temas políticos en torno a la ley. Lo que creo es relevante, es que cada uno de nosotros tome conciencia de lo que debe hacer, y si la alternativa de la AFP administrando sus ahorros no les gusta, entonces inviertan en Fondos Mutuos, en inmuebles, o contraten un asesor que los guie en sus inversiones, o si creen que lo pueden hacer mejor que cualquiera de estos especialistas, inviertan ustedes directamente sus ahorros, pero háganlo. Lo que importa es que desarrollen esa cultura de ahorro – inversión que les permita lograr sus objetivos financieros en el tiempo. Eso es lo bueno, lo malo sería no hacerlo, y lo feo es hacerlo mal.
Nada mas triste y lamentable que llegar a la jubilación, y encontrarse con que el fondo que hemos acumulado mientras podíamos trabajar, no es suficiente para que vivamos tranquilos, pues entonces nos veremos forzados a seguir buscando “cachuelos” para tener un ingreso extra, ocupándonos en cosas que a esas alturas de nuestras vidas ya no debería ser motivo de preocupación, cuando en realidad ya nos toca descansar y disfrutar.