Santas volatilidades, Batman!!!
Muchas veces en este espacio he mencionado la importancia de estar diversificado. Es más, nuestra propuesta siempre ha sido una diversificación global en regiones o mercados, y no sólo por clase de activos (money market, acciones, bonos e inversiones alternativas). El argumento siempre fue gestionar el riesgo y por ende minimizar el impacto de estar concentrado en una región o país, en una clase de activos, o en un activo en particular. Nunca le puse números a mis palabras, así que ahora les he preparado un ejercicio simple donde aterrizo el argumento principal para diversificar, no sin antes hacer alguna aclaración que considero necesaria…
Voy a usar indicadores estadísticos, específicamente voy a utilizar como sustento el VaR (Value at Risk). Les cuento una experiencia que me servirá para exponer el punto de la aclaración que deseo hacer. Hace poco más de una año Kevala Advisors participó como invitado en un Foro internacional de inversionistas que se realizó en Perú, específicamente participamos en un panel que abordó la forma en que el surgimiento de los “family office” habrían influenciado la gestión de patrimonios para clientes privados. Recuerdo que una de las preguntas que se nos formuló hacía referencia a si nosotros gestionábamos riesgos para las inversiones que asesoramos. Entonces uno de los panelistas argumentó que los indicadores estadísticos “relacionados a riesgos” no evitan las pérdidas que se dan en épocas de crisis ni mucho menos, por ende no le veía sentido su aplicación.
Quiero explicar lo siguiente. El proceso de gestión de riesgos a grandes rasgos se da en tres etapas. Primero identificamos el riesgo (volatilidad o variabilidad en el precio de las acciones, de la tasa de interés, de las divisas, o de los commodities). Una vez que hemos identificado el riesgo al que estamos expuestos, lo siguiente es cuantificar su impacto, es decir, de materializarse el riesgo debemos estimar qué tanto afectará nuestro patrimonio considerando la posición o exposición que tenemos a dicho riesgo. Finalmente, conociendo los riesgos que asumimos, y teniendo claro qué tanto nos puede afectar o perjudicar dada la posición en inversiones que mantenemos, lo último es diseñar una política que busque minimizar el impacto de dichos riesgos. Los indicadores se usan para medir los riesgos, y también son un insumo en el diseño de las políticas de gestión de riesgos. SU OBJETIVO NO ES EVITAR PERDIDAS, su objetivo es alertarnos que en determinado momento o coyuntura estamos muy expuestos, y que podría ser una buena idea reducir la posición o cerrarla completamente. Pero esto último ya es la parte de política, y obviamente requiere disciplina y objetividad por parte del gestor de inversiones, pues si hace caso omiso a lo que los indicadores muestran, entonces de nada sirvió todo el trabajo previo, de nada sirvió identificar el riesgo y medir su impacto, y no es culpa de los indicadores si vienen las “vacas flacas”. Hay un viejo y conocido refrán que dice “si sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estas peor que antes”.
Antes de seguir, les explicaré brevemente que es el VaR y cómo nos ayuda, así quedará más claro mi argumento de diversificación para quienes no están familiarizados con la herramienta. De manera general el VaR es considerado una medida de riesgo de mercado. Para su cálculo se toma series históricas de rendimientos, con ello se estima qué tan volátiles son dichos rendimientos a través de la Desviación Estándar de los mismos. Tomando como referencia esa volatilidad calculada, un horizonte de tiempo, nuestra exposición o el monto que hemos invertido en un activo a valores de mercado, el VaR estimará lo que podríamos perder con una determinada probabilidad. Entonces, si por ejemplo hemos invertido USD 50,000 (exposición) en acciones de BVN, cuyo VaR diario estimado al 99% de confiabilidad es USD 100, esto quiere decir que existe una probabilidad de 1% que en condiciones normales de mercado perdamos más de USD 100 un día cualquiera. Lo podemos parafrasear de la siguiente forma. También podríamos decir que en los próximos 100 días, es probable que uno de esos días perdamos más de USD 100. Como ven, el VaR estima una pérdida probable en un horizonte de tiempo, por lo tanto, a mayor pérdida probable (mayor VaR), mayor será el riesgo asumido, y ahí tienen la medida del riesgo.
Ahora vayamos al ejemplo que me servirá de sustento para justificar la necesidad de estar diversificado. Supongamos que disponemos de USD 100,000 para invertir. Para hacerlo simple vamos a suponer que podemos invertir en alguno de los siguientes ETF’s: EWG (Alemania), EWJ (Japón), SPY (EEUU) y EPU (Perú). He calculado el VaR para estas inversiones y los resultados son los siguientes. Al 99% de confianza el VaR diario de EWG es USD 2,876, el VaR de EWJ es USD 2,235, el VaR de SPY es USD 1,768 y el VaR de EPU es USD 2,306.
Si invertimos los USD 100,000 en EWG por ejemplo, dada la volatilidad actual del mercado podríamos enfrentar una pérdida igual o superior a USD 2,876 en un día cualquiera. De igual forma en cada uno de los otros casos. Pero si en lugar de concentrarnos e invertir todo ese dinero en un solo ETF, los distribuimos entre los cuatro ETF´s (para hacerlo simple digamos en partes iguales: USD 25,000 en cada uno), el VaR de este portafolio “diversificado” sería USD 1,069. Claramente la diversificación al generarnos un menor VaR ha disminuido el riesgo de estar concentrado en cualquiera de las alternativas. Si somos consistentes con el supuesto de aversión al riesgo, un inversionista “racional” debería de manera natural tender a estar diversificado, al no diversificar está asumiendo riesgos innecesarios.
En coyunturas como la actual, en que la volatilidad del mercado local y de los mercados globales en general se ha incrementado y no se espera que disminuya, la diversificación se me hace la forma prudente para invertir. Es verdad que el rendimiento esperado de un portafolio diversificado es menor al rendimiento esperado que se podríamos obtener con una mayor concentración (y también algo de ruda), pero como ya saben, “no hay almuerzo gratis en Wall Street”. Todo tiene un costo, y en este caso el costo de soportar un menor riesgo (y dormir tranquilos), es aceptar un menor retorno esperado. Con el patrimonio personal o familiar no se juega señores.
Quiero insistir en los siguiente, calcular el VaR no evitará que perdamos dinero. Pero su cálculo de manera diaria nos dará luces acerca de cómo va evolucionando el riesgo de nuestras inversiones. Entonces si el VaR de nuestro portafolio se incrementa a niveles que a nosotros no nos parece prudente, o con los que no nos sentimos cómodos, la política a seguir sería reducir el monto invertido en ese activo o mercado donde el riesgo se ha incrementado. Así es como funcionan las cosas…