El mandato principal: Preservación del patrimonio
El patrimonio de la familia hay que protegerlo, algunas veces dicho patrimonio ha sido recibido de generaciones precedentes y debe ser administrado profesionalmente, lo que equivale a decir que no debe ser expuesto a riesgos innecesarios, pues no solo es propiedad de la generación actual, también es propiedad de las siguientes generaciones.
En esta línea cuando se hace gestión de patrimonios el punto de partida es proteger la riqueza. Esto se logra mediante una estrategia de coberturas que nos proteja frente a todas aquellas contingencias que puedan afectar la riqueza (personal y material) de la familia. Pregunta existencial, ¿saben ustedes cual es el activo más valioso que poseemos todos nosotros? Tal vez algunos si lo tienen claro, pero para quienes no, se los pongo clarito. No es nuestra casa, no es el auto del año que tenemos en la cochera, tampoco es la empresa que hemos creado y administramos (en el caso de un emprendedor). El activo más valioso que poseemos somos nosotros mismos. Nosotros y todo nuestros conocimientos, experiencias, habilidades y destrezas obtenidas a lo largo de nuestra vida que hacen posible que generemos renta o nuevos emprendimientos. Es lo que en Finanzas Personales llamamos “capital humano”. Me resulta curioso cuando converso con gente como a veces aseguramos nuestro auto o nuestra casa, pero no tenemos un seguro de vida, un seguro médico, un seguro de invalidez o incluso un seguro contra secuestros (existen por si acaso). Todas estas coberturas buscan proteger el patrimonio frente a las contingencias personales a las que estamos expuestos. Ojo, no está mal que aseguremos nuestro auto, es solo que hay un orden…
Además del capital humano, el otro componente de nuestra riqueza es el capital financiero (inmuebles, empresa, inversiones financieras, etc.). Con relación a este componente del patrimonio voy a referirme a dos conceptos puntuales. A riesgo de ser repetitivo insistiré como primer punto en la diversificación. No es prudente y no es racional tener el patrimonio concentrado en un activo o en una clase de activos. Aún si su amigo, su “chochera”, su “causita”, les ha jurado y perjurado que tal o cual inversión no tiene pierde y lo hará millonario en un mes si invierte todo su dinero. En el primer párrafo hice referencia a los riesgos innecesarios. Pues estar concentrado en un solo activo es asumir riesgos innecesarios. Muchos dicen, “pero si yo gané 300% al invertir todo mi dinero en RIO ALTO”. Yo les pregunto a esas mismas personas, y cuanto están perdiendo ahora por haberse concentrado en Panoro, o cualquier otra minera junior para hablar de acciones particulares. O cuanto están perdiendo por haberse concentrado en renta variable en Bolsa de Valores de Lima, para hablar de una clase de activo (renta variable o acciones) y de un mercado (Bolsa local).
La idea de diversificación aplica a todo el patrimonio, no solo a los activos financieros a los que me he referido en el párrafo precedente. Cuando converso con empresarios por ejemplo, con frecuencia encuentro mucha resistencia por parte de ellos para diversificar hacia activos financieros (acciones, bonos, notas, etc.). Ellos los consideran “muy riesgosos”, y por no asumir el riesgo de mercado asociado (volatilidad del precio del activo), están dispuestos a asumir el riesgo de concentración que significa tener todo el patrimonio invertido en su empresa. Entonces tengo que explicarles lo siguiente; tener todo el dinero invertido en la empresa propia es como si tuviésemos todo el dinero invertido en una sola acción que lista en Bolsa. El hecho que su empresa no liste en Bolsa y no tengas un “precio público” de referencia que le muestre como cambia el valor de su empresa frente a cambios en el ciclo económico, eventos políticos, crisis externa, etc. como si es posible ver y medir con las empresas que están listadas en Bolsa, no significa que su negocio no esté expuesto a los mismos riesgos de mercado. Lo curioso resulta que por un miedo irracional a los riesgos de mercado, que finalmente se pueden y se deben gestionar, terminan sumando el riesgo de concentración a su patrimonio con un resultado peor.
Más allá de tener la prudencia de diversificar en activos financieros como una estrategia de protección patrimonial, deseo destacar la importancia de construir un patrimonio complementario en base a este tipo de activos, sustentado en la necesidad cumplir uno de los objetivos financieros de toda persona: la previsión. Entonces, ahora invertir en acciones, bonos, etc. no solo es importante como una estrategia de gestión de riesgos, también es importante porque estas inversiones son una fuente de renta pasiva, renta que es independiente de nosotros, renta que no requiere de nuestra presencia o concurso para producirse. Se los pongo más claro, un bono nos pagará intereses no importa si estamos en Perú o en la China, si fuimos a la oficina o nos fuimos a la playa. En ese sentido, contar con un patrimonio que genere renta pasiva será crucial cuando nos acerquemos al retiro o jubilación, pero hay que empezar a construirlo ya. Estoy de acuerdo que nunca es tarde para empezar, pero cuando se trata del patrimonio que respaldará nuestro retiro, el mejor momento para empezar fue ayer. Esto es válido tanto para una persona que trabaja para una empresa (trabajador dependiente), para un trabajador independiente, para los empresarios emprendedores y para las familias empresarias. Todos queremos en algún momento de nuestra vida descansar y disfrutar de un retiro tranquilo.
El segundo concepto relativo a la gestión de la riqueza financiera está directamente relacionado con la gestión de los activos financieros, específicamente deseo plantearles la necesidad de una “gestión activa” y por lo tanto realizar los llamados rebalanceos cuando el contexto lo amerite. Les explico, cuando se administran portafolios de inversión podemos optar por una gestión pasiva, es decir comprar y mantener por los siglos de los siglos (los llamados buy & hold caen en esta definición), o una gestión activa, que significa comprar o invertir en función a una estrategia de largo plazo que obedece a los fundamentos vigentes, pero que en la medida que los fundamentos cambian (cuando la economía pasa de la expansión a la recesión) o debido a la presencia de eventos específicos (cambios en la política monetaria o fiscal, crisis interna o externa, etc.) podría ser prudente “rebalancear” los portafolios. Es decir, reducir la exposición a sectores económicos muy sensibles al ciclo económico, o cambiar la estructura de clase de activos disminuyendo acciones y aumentando bonos, o cambiando la duración (plazo promedio de vencimientos) de la cartera de bonos, etc. Yo soy partidario de la gestión activa, mi punto en aras de la preservación del patrimonio es que no tenemos porqué asumir estoicamente las consecuencias de un escenario negativo escudándonos en el viejo y conocido argumento de “yo soy largo placista”.
Antes de seguir permítanme hacer una acotación: gestión activa no es igual a especulación. No tengo nada en contra de los especuladores, acepto y respecto su estrategia de inversión, no cualquiera es especulador. Una licencia más abusando de la paciencia de los lectores, deseo aprovechar el punto para hacer otra acotación, ser especulador no es igual a ser “timbero”. A los timberos ni los acepto ni los respeto.
Les explico un poco más, hablando de ciclos bursátiles todos sabemos que los mercados tienen ciclos primarios o de largo plazo que duran más de un año, la renta variable en EEUU por ejemplo está en un ciclo primario que ya lleva 6 años de subida. También están los ciclos secundarios de duración media (tres, cuatro, seis, ocho meses) y finalmente los ciclos terciarios de duración corta (semanas, hasta uno o dos meses). Los rebalanceos se realizan para ajustarse a los ciclos primarios o secundarios, uno NO rebalancea portafolios todas las semanas. Los especuladores en cambio se mueven en los ciclos terciarios, y en algunos casos extremos, los llamados scalpers incluso operan en el intra día. De los timberos ni siquiera me voy a ocupar.
Antes de seguir y aterrizar lo expuesto en algo práctico, dejo constancia que hace varios años nosotros ya recomendábamos sub ponderar renta variable en Perú y estrategias defensivas en renta fija local, tal como consta en anteriores publicaciones. Dicho lo dicho veamos, para quienes “heroicamente” optaron por mantener su exposición a renta variable Perú, nuestra recomendación hoy bajo la premisa de preservación del capital es rebalancear los portafolios. Dejen atrás el romanticismo y la esperanza de “algún día se recuperará”, se trata de proteger el valor. Puedo coincidir con todos en que los precios de las acciones están muy castigados, están muy por debajo de sus fundamentales, esto y aquello y todos los argumentos que me quieran exponer. Pero la renta variable este año no se recuperará y aún veo complicado el primer semestre del próximo año. Con esto quiero decir que si bien los precios están baratos ahora, dentro de dos o tres meses podrían estar todavía más baratos. Por ello y por un tema de riesgos no me parece prudente por ahora estar expuesto a sectores de Consumo, Construcción, Infraestructura, y ni pensar en Minería. La exposición a renta variable Perú la limitaría a Servicios, pues en realidad ahora también estoy neutro para sector Financiero. En cambio ponderamos renta fija local siempre que se siga una estrategia defensiva, pues la dirección que lleva la política monetaria en EEUU necesariamente inducirá ajustes en la curva local que no favorecerán las posiciones en renta fija con duraciones largas. Estas recomendaciones están dirigidas a quienes sufren del “sesgo de país de origen” y se resistieron tenazmente a una diversificación global concentrándose en Perú. Como bien saben, nosotros siempre hemos recomendado una diversificación global, y bajo ese esquema en realidad nosotros sub ponderamos tanto renta variable como renta fija en emergentes LatAm, donde está incluido Perú.
Ya para terminar, y retomando el argumento de “precios castigados”, no niego que se están dando las condiciones para en algún momento entrar agresivamente y aprovechar las oportunidades que ofrece un mercado castigado, pero para ello sería necesario que nos quede algo en el bolsillo. De otra forma cuando llegue el momento solo podremos aplaudir a quienes tuvieron el buen criterio y la suficiente flexibilidad mental para rebalancear sus portafolios y proteger el patrimonio, alejándose de inversiones cuyo ciclo no era favorable.