Acá todo importa...
Normalmente no hablo de política en este espacio, pero creo que el momento lo exige. Igual no voy a alejarme de nuestro tema central, las inversiones y la gestión de nuestro patrimonio. Para ello me voy a valer de una de las herramientas comúnmente utilizada para acotar el riesgo al momento de tomar decisiones de inversión en activos financieros, el Análisis Técnico. No voy a desarrollar el enfoque, solo voy a referirme a uno de los supuestos de base utilizados en el análisis para explicarles la relación entre los mercados financieros y la política, pues ahora que estamos ad portas de un proceso electoral, es importante que pensemos bien lo que vamos a hacer.
Cuando uno hace Análisis Técnico estudia el comportamiento y la dinámica del precio de los activos en el mercado. El enfoque se puede aplicar a cualquier tipo de activo, en cualquier mercado, pero para hacerlo simple vamos a referirnos a un activo específico: acciones, y un mercado en particular: la Bolsa de Valores de Lima.
Pues bien, uno de los tres supuestos que sirve de base en el enfoque, y que es precisamente el que quiero analizar con ustedes nos dice “el precio en el mercado descuenta toda la información”. Este supuesto toma en consideración que los inversionistas toman sus decisiones en base a las expectativas que tienen acerca de los ingresos futuros que generaría la acción en que invertirán. Cuando hablamos de ingresos futuros estamos haciendo referencia a los dividendos que pagaría la acción y al precio al cual esperamos venderla al final del horizonte de inversión. En este sentido, el supuesto en cuestión nos plantea que la ocurrencia de cualquier evento, ya sea éste de tipo económico, político o social, afectará el precio de la acción en el mercado a través de la forma en que los inversionistas perciban que tal evento afectará los flujos futuros de la acción (o de la empresa emisora de las acciones).
Creo que para todos es claro y directa la relación entre los eventos económicos y el valor de las acciones. Considerando que las empresas emisoras de las acciones en que invertimos deben desarrollar sus actividades en un contexto económico, dicho contexto se convierte en un factor relevante para los resultados financieros de las empresas. Por ejemplo, una economía en recesión limitará el crecimiento de las ventas de una empresa, sus ingresos y su valor, mientras que un escenario de expansión económica favorecería el crecimiento de las ventas, de los ingresos operativos, y por ende de las utilidades. Esto supone mayor crecimiento del negocio y mayor valor para el inversionista, lo que se traducirá en un mayor precio de la acción en el mercado.
Pero qué tiene que ver los aspectos políticos en todo esto. Porque tendría que importarle a los inversionistas que gane uno u otro candidato. Simple, la orientación política del gobernante de turno es un determinante del modelo económico que se seguirá, y por ende el escenario en que las empresas desarrollarán sus actividades. Un candidato pro mercado (Fujimori, Kuczynski) que promueva un modelo neo liberal transmite confianza y es bien aceptado por el mercado. Un entorno favorable para los negocios se traduce en subida de los precios de las acciones en la Bolsa. Un candidato contrario a las reglas de mercado (Mendoza, Santos), que promueva modelos socialistas, que hable de renegociar contratos, de recuperar la propiedad de los recursos naturales (a lo Velasco Alvarado), de intervención del Estado, que promueva prácticas populistas, etc, genera desconfianza y aleja a los inversionistas. El resultado de esto son precios de las acciones a la baja. El ciudadano de a pie que no invierte en Bolsa podría decir, y a mí que me importa. Error, debería importarles porque sus fondos previsionales están invertidos en la Bolsa de Valores, después no se quejen y responsabilicen a las AFP’s si su fondo de jubilación cada vez vale menos.
Yo no les voy a decir por quien votar, y tampoco los voy a amenazar con el fuego eterno del infierno si votan por tal o cual candidato. Pero si les voy a sugerir que piensen bien lo que harán el 10 de abril, porque sus decisiones tienen consecuencias. Lamentablemente el costo de los errores de algunos, los tendremos que soportar todos. Algunos dicen que eso es ser tolerante y democrático. Lo siento señores, yo no comparto esa idea. Primero yo discrepo con quien me diga que nosotros vivimos una real democracia. Pueden no estar de acuerdo conmigo, pero para mí democracia no es solo poder elegir, sino también “saber” elegir. El detalle es que para ello se necesita educación e instrucción. Con relación a este punto, si algo tengo que rescatar del debate de los candidatos el día domingo, es la frase de Fernando Olivera “la educación nos libera, porque a un pueblo que sabe no lo engaña nadie”. Lamentablemente no es nuestro caso, y somos un pueblo al que fácilmente se le engaña, y por triste y duro que suenen mis palabras, para mí eso ya no es democracia, eso es una dictadura de tontos útiles disfrazado de democracia. Opinión personal, no tienen que compartirla ni estar de acuerdo, pero es así como yo veo las cosas después de tantos años en que el destino del país se define por el famoso voto en contra. En el 2011 el voto en contra, los llevó a elegir al menos malo, me pregunto si quienes votaron de aquella forma, siguen pensando que eligieron al menos malo. Ahora después de cinco años, otra vez estamos al borde de una situación similar. Que increíble, hasta los animales salvajes, que actúan más por instinto de preservación, que no tienen el cerebro desarrollado y la capacidad de razonar que tienen los seres humanos, son capaces de aprender de sus errores y no lo comenten dos veces.
Estoy harto de escuchar a estos colectivos que se han formado y que levantan la bandera de la anticorrupción, se rasgan las vestiduras y se llenan la boca hablando de la mafia fujimontesinista caribeña tropical y no sé qué más cosas. Muchos de ellos ni siquiera saben de lo que están hablando, y hay una suerte de doble moral impresionante. No quieren corrupción, pues empecemos por casa y aprendamos a vivir en sociedad respetando las normas de convivencia. Cuando respetemos los espacios restringidos y no nos estacionemos en zona de discapacitados, o en la entrada de una cochera particular, o cuando dejemos de estacionarnos en doble fila para recoger a los hijos del colegio, sin importar la mega congestión que causamos con ello, disque porque “vamos a estar un ratito nomas”. Cuando dejemos de coimear al policía de tránsito que viene a llamarnos la atención por alguna de estas infracciones. Cuando dejemos de consumir piratería y encima jactarnos de ello, la piratería es un robo por si no lo sabían. Claro lo que pasa es que como somos criollasos, entonces nos parece divertido y nos sentimos machazos por hacer trampa cuando nadie nos ve. Que dijeron, Lucho se volvió loco, que tiene que ver todo esto con la corrupción de los políticos. Tiene mucho que ver porque nuestro comportamiento en sociedad habla mucho de nuestros valores como personas. Una persona sin valores no tardará mucho en ejecutar actos explícitos de corrupción, y los políticos también son personas. Para mí la corrupción no es un tema de escalas o magnitudes, es tan corrupto el que coimea con S/. 50 soles a un policía de tránsito, como el que coimea un millón de dólares para que su empresa gane una licitación. Y todavía nos quejamos porque nuestros líderes son corruptos, que caraduras. Queremos que las cosas cambien, empecemos cambiando nosotros. Tomará tiempo, no importa quien pase a segunda vuelta no lo cambiaremos el 10 de abril, pero algún día debemos empezar si realmente queremos cambiar las cosas.
Mi sugerencia, piensen antes de votar, sus decisiones tienen consecuencias. Tenemos la suerte de contar con ejemplos suficientes en algunos de nuestros países vecinos donde se han aplicado estos modelos trasnochados que prometen redistribuir la riqueza, pero que el tiempo nos ha demostrado que lo único que redistribuyen es pobreza. No se necesita hacer un esfuerzo muy grande de investigación, lo tenemos facilito. Olvídense del voto en contra, ya tenemos varias experiencias y deberíamos saber en que termina. Voten por convicción y no haciendo cálculos por miedo a que tal o cual pase a segunda vuelta. Yo tengo clara mi posición y solo necesito tres cosas: candidato con sesgo pro mercado, buen equipo de técnicos, y sobre todo, firmeza y carácter para que no le tiemble la mano cuando haya que tomar decisiones duras. Lo demás, son detalles. Ustedes voten por el candidato que mejor sirve a sus intereses.
Bueno señores, que Dios los ilumine este 10 de abril. Con fe…