Mejor piénsalo otra vez…
Opiniones a favor y en contra ha generado la ley que permite el retiro del 95.5% del fondo previsional por parte de los jubilados. A ello ahora se suma la posibilidad de utilizar hasta el 25% del fondo para el pago de la cuota inicial de una primera vivienda. Lamentablemente la discusión pierde objetividad y norte cuando se politiza. Muy aparte de si el sistema previsional local necesita reformas, algo en lo que podemos estar de acuerdo, mi posición es que los temas técnicos deben ser abordados por técnicos, mi posición es que medidas como estas desvirtúan completamente la razón de ser de un fondo previsional, mi posición es que medidas como estas tienen un sesgo “populiston” y adolecen de una fuerte miopía temporal.
Bueno ya tiré la piedra, ahora permítanme exponer los argumentos que sustentan la posición expuesta en el párrafo anterior. Primero hablemos de riesgos (otra vez). A lo largo de las distintas etapas de nuestra vida debemos asumir una serie de riesgos personales, no hablo en este caso de riesgos financieros. Durante la etapa de trabajo y acumulación por ejemplos (entre los 23 y 65 años) algunos de estos riesgos están relacionados a todos aquellos eventos que afecten nuestra capacidad para generar ingresos en la forma de sueldos o remuneraciones (accidentes, enfermedades, invalidez, incluso la muerte misma). En la etapa de jubilación enfrentamos un riesgo específico, es el riesgo de longevidad, y es la probabilidad que nuestro fondo para la jubilación o retiro no sea suficiente para financiar los años que viviremos luego de la jubilación, periodo en el cual ya no trabajamos y por lo tanto ya no generamos ingresos. Dicho de otra forma y en buen cristiano, en esta etapa el riesgo es vivir más tiempo del que nuestro fondo puede financiar. Entonces, aludiendo a este punto y frente a la posibilidad de retirar hasta el 95.5% del fondo de jubilación para administrarlo personalmente la pregunta sería, ¿cuantos de aquellos que opten por hacerlo están calificados para administrar su retiro? ¿se dan cuenta que si retiran el dinero y no lo administran bien, ese dinero se pierde y no tendrán una segunda oportunidad?
Que no se piense que estoy subestimando la capacidad de la gente para administrar sus inversiones, es simplemente que hacer y gestionar inversiones no es un juego. Las inversiones en esta etapa de la vida deben tener ciertas características: bajo riesgo, deben ser capaces de generar rentas periódicas más o menos ciertas, etc. Algunas personas con las que he conversado me dicen que con ese dinero pondrían un negocio. Entonces debo ser el malo de la película y bajarlos de su nube. Si cuando fueron jóvenes no hicieron un emprendimiento, que les hace pensar que en la vejez podrán administrar un negocio propio. Peor aún, cuando me comentan su idea de negocio, se me ocurre plantearles preguntas simples relacionadas a temas que pienso son críticos para el negocio que quieren emprender, y que deberían estar totalmente aterrizadas en un “Plan de Negocios”, pero no las saben responder. Entonces debo insistir, hay que tener presente que si este dinero se pierde, no hay más, fin de la historia. Me parece que esta medida está trasladando el riesgo de longevidad a la persona, quien lo asumirá íntegramente a partir del momento en que decida retirar y gestionar personalmente su fondo, en lugar de mantenerlo bajo alguna de las modalidades de retiro programado, renta vitalicia, o alguna combinación de estas. Y eso que para todo esto estoy suponiendo que la persona tiene el buen juicio y la buena intención de invertir dicho capital. En caso opte por gastárselo, simplemente no tengo más nada que decir.
Para redondear este punto, les queda claro que permitir el retiro de parte del fondo para financiar la compra de una vivienda, o para el fin que sea simplemente reducirá su fondo al momento de la jubilación, aumentando el riesgo de longevidad. No hay que mezclar las cosas, en el marco de la Planificación Financiera el objetivo de la vivienda propia y el objetivo de la jubilación tienen tratamientos distintos.
Ya que tocamos el tema de la planificación financiera aludiré a este enfoque dentro de las Finanzas Personales para sumar otro argumento en contra de estas medidas. La necesidad de un fondo previsional se sustenta en la evolución decreciente de nuestro capital humano, es decir, nuestra capacidad para generar ingresos a partir de nuestro trabajo, lo que conocemos como “renta lineal”. Debido a ello se hace necesario contar con un patrimonio conformado aquellos tipos de activos capaces de generar “renta pasiva”, es decir ingresos que sean independientes a nosotros, a nuestro estado, actividad, etc. Estos activos son por ejemplo acciones, bonos, bienes raíces, etc. Bajo distintas estructuras, esa es precisamente la composición de su fondo de jubilación. Retirarlo para iniciar un negocio o emprendimiento (además del riesgo que asumirán y el hecho que todo negocio tiene un periodo de maduración antes de llegar al punto de equilibrio) solamente prolongará la vida laboral de la persona, postergando en la práctica su jubilación real en una etapa de la vida en que su productividad ya no es la misma de cuando tenía 20 o 30 años.
Si tienen claro la necesidad de la renta pasiva, y en lugar del negocio propio o emprendimiento optan por hacer inversiones financieras, nuevamente debo hacer la pregunta ¿Cuántos de quienes opten por esta alternativa están calificados para realizar este tipo de gestión de inversiones? La estructura del portafolio de activos financieros de una persona que está en la etapa de jubilación debe tener determinadas características, no se trata simplemente de comprar instrumentos porque algún amigo o conocido les dijo que tal acción, bono, o nota estructurada es lo que les conviene. Hay que evaluar riesgos, rendimientos esperados, flujo de caja de la inversión, etc.
La idea de este post era darles algo en que pensar a aquellas personas que están en el momento de la jubilación y están evaluando sus opciones. Mi consejo es que piensen bien lo que van a hacer, y que la soberbia de creer que lo pueden hacer mejor que la Administradora de Fondos de Pensiones o la Compañía de Seguros, no los lleve a arriesgar el “único dinero” que tienen para financiar su vejez. Si insisten en retirar y sacar del sistema ese dinero, por lo menos tengan la prudencia de hacerse asesorar por profesionales. Mucho cuidado con los “encantadores de serpientes”, que abundan por ahí.